jueves, 27 de noviembre de 2008

Sentido y sensibilidad

Para no perder la costumbre de las críticas cinematográficas, y como hace poco en mi casa se conversó sobre esta película de 1995 (puesto que a mi cuñada le encanta), se me ha ocurrido decir algo sobre ella.

La película cosechó un enorme éxito, como todos sabemos, y ganó varios premios Oscar. Desde entonces se ha convertido en uno de los grandes referentes para las personas aficionadas a las historias románticas (o yo más bien diría "historias rosas"). Narra la historia de un grupo de mujeres (una madre y sus tres hijas), dos de las cuales (las dos hijas casaderas, evidentemente) protagonizan sendas historias de amor. No faltan los desengaños, las dudas, los celos, las cartas amorosas y en general ninguno de los ingredientes de una novela rosa. Se nota mucho, además, que la obra original está escrita por una mujer (Jane Austen), puesto que se centra mucho en los personajes femeninos y en la particular manera que éstos suelen tener de afrontar estas situaciones. Además, el final es feliz y toda la película rebosa decencia y enfoca el amor como vehículo hacia la futura vida matrimonial.

Evidentemente, si no nos gustan mucho las historias tan "bonitas" o nos aburre que los personajes le den mil vueltas al tema antes de declararse, nos parecerá un rollo. En fin, esto es cuestión de gustos. Evidentemente, una obra escrita en los años del romanticismo no va a afrontar el tema igual que lo haríamos nosotros ahora. Ahora bien, dejando aparte los gustos más personales, en general, creo que es una mala película. Tiene algunos méritos, pero pocos, y que en mi opinión no compensan sus muchas deficiencias.

Para comenzar, los personajes masculinos son absolutamente estúpidos y no están nada bien interpretados. Hugh Grant (Edward) se comporta continuamente como un idiota (una cosa es interpretar a alguien tímido y otra a un idiota; creo que hay una sensible diferencia que el señor Grant no sabe plasmar). Alan Rickman (el coronel), tres cuartos de lo mismo: siempre la misma cara, el mismo gesto, casi inexpresivo, de sorpresa y duda. Dan ganas de darle una colleja para que despierte de su hipnosis y espabile. Greg Wise (el joven seductor de la bella Marianne) se salva por los pelos, pero aún así sigue siendo algo soso y sin fuerza.

Los personajes femeninos están algo mejor, pero tampoco resultan destacables, salvo en algunos momentos. Las actitudes, los gestos, las palabras, son siempre las mismas y sólo consiguen hacernos más larga la ya de por sí larga película (más de dos horas). Hay quienes alaban la labor de Emma Thompson, pero yo me pregunto qué mérito tiene pasarse casi toda la obra con el mismo rostro. Esta lentitud se debe en buena medida a lo tonto y deficiente que es el guión, lo cual resulta irónico tratándose de una obra premiada con un Oscar y un Globo de Oro por el mejor guión adaptado.

Desconozco la obra literaria original, y sé que a veces se pierde mucha de la calidad al adaptar aquellos libros de los siglos XVIII y XIX al cine, pero en cualquier caso el guión resultante (escrito por la propia Emma Thompson) es de lo más soso. Como muestra, véase la estúpida escena entre Edward y Elinor cuando ésta hace venir a aquél para comunicarle que el coronel le ha concedido un puesto como clérigo. Varios minutos de encuentro de dos de los personajes principales para decir sólo unas pocas frases vacías, idiotas y de nula importancia para el desarrollo de la trama. El resto de la película rebosa de momentos inútilmente alargados, situaciones que no aportan nada, o exageraciones (como el personaje de la vecina cotilla) que pueden resultar graciosas pero no dan imagen de realismo.

Con un guión como este, no me extraña que el trabajo de los actores también quede ensombrecido. ¿Quién va a poder lucirse haciedo y diciendo estas cosas? No es problema que sea demasiado romántica, puesto que el romanticismo es otra cosa. Esta película es más bien costumbrista. Sirve como buen ejemplo de las costumbres de la época y como denuncia del peso del dinero sobre los sentimientos, pero le falta la fuerza trágica que tienen las grandes obras románticas (Rojo y Negro, Werther,...).

Como aspectos positivos, yo destacaría, aparte de las hermosas escenas campestres, la bella imagen que se da del afecto entre las hermanas, y también la emotiva escena final, donde Elinor ya no puede aguantar más (no me extraña, después de dos horas de película reprimiéndose) y rompe a llorar al saber que por fin puede conseguir casarse con Edward. Pero poco más, el resto me parece un rollo como una casa, a menos que nos haga gracia comprobar qué manera tan penosa y forzada de enamorarse tenía la gente en la Inglaterra del siglo XIX.

Imagen: http://ukey.wordpress.com/2007/12/01/

domingo, 23 de noviembre de 2008

El incendio de Yellowstone

Recuerdo haber visto hace años un documental en el que se describía el incendio sufrido por un famoso parque norteamericano (no lo recuerdo al 100%, pero creo que era Yellowstone). Me resultó curioso porque al final nos explicaba que el incendio, pese a haber sido terrible y haber destruido una buena parte del parque, en cierto modo había sido necesario, algo así como un regulador de la propia naturaleza, ante un bosque que se había hecho demasiado espeso y necesitaba regenerarse. A los pocos años, el parque volvía a lucir, aunque de un modo distinto, porque la Naturaleza siempre encuentra la manera de resurgir de sus cenizas.

Viene a cuento todo esto porque esta semana han echado a una persona de mi departamento, y cada vez se ven más cerca los efectos de la crisis por todas partes. Sin embargo, recordando aquel reportaje, me pregunto si en el fondo no será algo fatalmente necesario, si no era ya hora de que esta sociedad acomodada recibiera una sacudida que le recordase que no se puede pretender que el PIB suba indefinidamente, que todos los habitantes del planeta tengamos un coche, una casa, una segunda vivienda, que nos vayamos a la otra punta del mundo de vacaciones en verano, etcétera. Alguien debía sacarnos de esa nube de parálisis ideológica en la que la economía de mercado lo justificaba todo. Alguien tenía que recordarnos que la mayor parte del mundo sigue sufriendo la pobreza y el hambre, mientras nosotros nos preocupamos de los beneficios de la bolsa o de la depreciación del dólar. Algo tenía que desinflar por fin la burbuja (y bien que lo vamos a agradecer quienes buscábamos piso desde hacía tiempo). Algo tenía que quitarle la máscara al entramado financiero internacional, débil y lleno de chanchullos y de alianzas para autoprotegerse, al margen del interés general de la sociedad.

Esta crisis va a ser dura y lo peor está por llegar, pero quizás sea como el incendio de Yellowstone: la única manera de quemar por fin esa maldita maleza que lo llena todo. Sin duda algunos arderán por el camino; quizás yo mismo, pero no sé si sería peor seguir acumulando maleza y que dentro de un tiempo el incendio fuese aún peor.

Imagen: http://apologista.wordpress.com/2008/10/15/incendio-en-california/

jueves, 13 de noviembre de 2008

Para los que sufrimos con Oracle

No me puedo resistir a pegar la respuesta de un forero sobre un problema de instalación de la base de datos Oracle. Llevo horas con un compañero intentando reconfigurar un servidor al que hemos cambiado el nombre, y cuando miro por Internet intentando encontrar ayuda sobre la razón por la que no funciona, he visto esto:

It doesn't work because Oracle is a piece of ... never mind.
I installed on a network with a machine that has a static IP address. Yesterday I worked on a customer database all day, now today I cannot access anything with enterprise manager. And none of the remedies outlined here worked.
I am currently reinstalling.
I'm not trying to send a man to the moon, I am just trying to install a database on a server.
Maybe version 11 solves world hunger, but I have to install 10.
I am genuflecting, doing the rosary, sacrificing a chicken and spraying it's blood all over the server.
wish me luck....

Still no joy, trying one more time.

Brutal. Ya no me siento solo en este mundo.

La entrada original la podéis ver aquí.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Shaun of the dead

Este viernes tuve ocasión de disfrutar de un "science fiction double feature picture show", como reza la canción de Rocky Horror Picture Show. Consistió en el habitual pase de la mítica película que se realiza en el cine Casablanca de Barcelona, a compañado esta vez de otra más, por ser Halloween. Aquí podéis encontrar más información sobre el espectáculo, incluyendo un video que se mostró en el Telenotícies de TV3. Sobre Rocky Horror ya hablé en otra ocasión, pero ahora me gustaría comentar la otra película de la noche: Shaun of The Dead. Se trata de una comedia británica que usa el típico escenario de una invasión zombie para sorprendernos con las situaciones más disparatadas y chocantes.

La verdad es que, sin ser una obra maestra, está muy bien y son muchos los méritos que ofrece. En un primer momento, la pareja de protagonistas, típica de una película de "gamberros", y los nada soprendentes personajes de la novia de uno de ellos y sus dos amigos, auguran una película mediocre a la que apenas un par de situaciones bastante graciosas pueden salvar a medias. Nada de eso: El director ha sabido mezclar la comedia con la reflexión "seria", y crear una obra que es algo más que una simple recopilación de disparates. Por ejemplo, a lo largo de toda la película se nos presenta a los ciudadanos londinenses como unos seres apáticos parecidos a los zombies, lo cual hace que el protagonista ni siquiera se dé cuenta de que son realmente zombies cuando sale una mañana a comprar un helado. Magistral esta crítica social presentada como situación cómica. A ver si aprendemos en este país, donde no salimos de nuestros "torrentes" y nuestros "isi-disis". Los personajes, a pesar de ser algo simples y no muy originales, resultan vivos y convincentes. Cada cual aporta algo a la película y contribuye a que el protagonismo no recaiga exclusivamente sobre Shaun y su gordinflón colega.

También encantadora la manera en la que la comedia da pie a situaciones sentimentales que nos hacen pensar en el amor (al ir reconciliándose con su novia) o en la amistad, sobre todo cuando se animan todos a luchar contra los zombies. En este último aspecto, especial mención al momento en que todos se lanzan en equipo a luchar contra los zombies, mientras suena de fondo Don't stop me now, de Queen, momento estelar de la película, que nos muestra cómo una escena sangrienta y horrible puede convertirse en algo divertido y animado. Estas cosas parecen muy sencillas, pero yo creo que no lo son.

Por supuesto, hay momentos muy graciosos, como el de los vinilos, o el de la carrera hacia el pub, pero sin duda parecieron más divertidos al haberlos vivido en el cine, con toda la gente armando follón. Supongo que en el salón de casa no debe ser tan divertida, pero en cualquier caso la recomiendo; es de las pocas películas de zombies interesantes que he visto en mi vida.

Imagen: http://www.imdb.com/media/rm2025299200/tt0365748