viernes, 18 de marzo de 2011

Fuckowski

Ayer acabé de leer Fuckowski, memorias de un ingeniero, de Alfredo de Hoces. Esta corta novela se hizo popular hace algunos años por ganar el concurso "Yo escribo", y siempre la había dejado pendiente. Ahora, aprovechando la reciente compra de uno de esos lectores digitales (eReader, le llaman los anglosajones), he aprovechado para usar esta obra en su formato digital como mi primera lectura. Y me ha gustado mucho.

Probablemente Alfredo de Hoces no sea el mejor escritor de la historia, ni un malabarista del idioma, ni uno de esos tipos que a cada frase parecen querernos demostrar lo ingeniosos y buenos escritores que son. Pero es uno de los pocos escritores actuales que ha conseguido llamarme la atención, en lugar de aburrirme soberanamente. Precisamente por eso acostumbro a no leer obras actuales: Los escritores de nuestro siglo acostumbran a ser de lo más pedante, y parecen continuamente unos malabaristas de circo que juegan con el idioma para mendigar unos aplausos. Uno usa palabras raras para demostrar cuán amplio es su vocabulario; el otro monta frases larguísimas llenas de subordinadas como si nos estuviera narrando algo muy importante, mientras nos cuenta una historia en realidad insustancial y que nunca nos atrapa; aquél otro suelta tacos por doquier, para hacer ver que "su estilo es cercano a la gente y que sabe llegar al público", etc. Todos ellos me cansan.

Alfredo de Hoces es un tipo que escribe como un amigo tuyo que te cuenta en una carta sus vivencias. Es natural. Si inserta frases ingeniosas, es para hacerte soltar una sonrisa, no da la impresión de mendigar nada; y si se pone sensible y profundo, lo hace sin pomposidad ni petulancia, simplemente porque la vida realmente tiene momentos profundos que alcanzan la sensibilidad. No se recrea en el tema para parecer elevado, simplemente te lo dice, como quien te cuenta sus anécdotas en la barra del bar. Este estilo cercano y a la vez profundo, es más difícil de lo que parece, pues el ser humano, cuando escribe y quiera decir algo importante, tiende con mucha facilidad a lo retorcido.

Otra cosa que me gusta de él, es que no habla por hablar. Prueba de ello es que la novela es relativamente corta. Si dice algo es porque vale la pena decirlo; no "mete relleno" ni se alarga innecesariamente. Y las anécdotas que cuenta realmente están bien estudiadas, demuestran experiencia y reflexión, y consiguen una de las cosas más difíciles: hacer reír. Especialmente si eres informático, aunque si no lo eres también te va a gustar, pese a que no vayas a sentirte tan identificado con el personaje.

No sé si en el futuro publicará otras obras a la altura de esta; quizás no. Pero en cualquier caso me alegro de haber leído esta obra suya, y la recomiendo sin reservas.

Imagen: http://tienda.perspicalia.com/index.php?route=product/product&product_id=49

martes, 15 de marzo de 2011

Terremotos y reactores

Mi escaso tiempo libre hace que actualice poco a menudo, y ni siquiera en estos días de sucesos importantes, como la guerra civil libia o el terremoto de Japón, he querido añadir más texto a la sobreinformación que a veces inunda la red.

Pero con lo del tema de las centrales nucleares, quizás estaría bien decir algo, porque es brutal el nivel de desinformación, de psicosis y de comentarios interesados (será que hay mucha gente cobrando dinero de un lado y de otro) sobre el tema.

Antes de nada, aclarar que no soy ni pro-nuclear ni anti-nuclear. Creo en las posibilidades de la tecnología para ayudarnos en multitud de aspectos y pienso que, al final, todo es una cuestión de compromiso entre coste, seguridad, rendimiento, mantenimiento, etc., que no siempre es fácil de establecer, y muchas veces es opinable. También pienso que en este tema se vuelca demasiada basura en los medios, tanto por parte de medios sensacionalistas, a los que no les importa mentir con tal de impresionar, como por parte de empresas o trabajadores interesados en defender las nucleares, como por parte de ecologistas de salón que creen que una central es como la bomba de Hiroshima pero recubierta de cemento, como por parte de políticos que pretenden arañar unos votos haciéndose los ecologistas un día, o comprando los votos de alguna población que recibiría subvenciones por mantener instalaciones nucleares otro... Gente partidista e interesada hay de todos los colores. Desde la histeria más estúpida de algunos medios hasta los artículos presuntamente tranquilizadores, uno puede encontrar de todo. Yo, por mi parte, sólo quiero que se tomen las decisiones más razonables.

Siempre he estado a favor del desarrollo de las energías renovables, no porque ayuden a conservar el medio ambiente (que también), sino por una simple razón estratégica. Con las renovables, no dependes de que se agoten las reservas de tu proveedor, o de que estalle una guerra a 3000 Km que acabe dañando tu economía. Sólo tienes que construir los equipos y mantenerlos. El resto lo da la Naturaleza, y durará siempre. Creo que este argumento es de mucho peso, y que si durante las últimas dos décadas no se han desarrollado e implantado más estas fuentes de energía, es por intereses económicos de ciertas empresas, o por desidia de ciertos políticos.

Ahora bien, como a día de hoy no es posible aún basarlo todo en renovables, ni lo sería incluso si se hubiera puesto más interés en ellas, es necesario recurrir a las otras fuentes de energía, que básicamente son dos: los combustibles (gas, carbón y petróleo), y la fisión nuclear. Ojalá algún día se pueda añadir la fusión del hidrógeno, que no es radiactiva y proporcionaría una fuente enorme de energía "prácticamente" inagotable.

En este contexto, el uso complementario de la energía nuclear no me parece mal. Ahora bien, la realidad es que, en caso de "problemas" (vamos a llamarlos así), es sin duda la más peligrosa. Mantener una central nuclear y hacerla completamente segura (bueno, completamente es imposible, pero vamos a decir "razonablemente") es algo muy costoso. ¿Sale realmente a cuenta? No lo sé. Pero es una pregunta que uno podría plantearse, porque lo cierto es que sobre el accidente de Japón se están diciento muchas tonterías (especialmente las que intentan compararlo con Chernobyl), pero también hay unos hechos indudables que no podemos ignorar:

  1. Es un hecho que no una, sino varias centrales nucleares han sido afectadas por el terremoto y que han tenido que detener sus reactores y dedicarse a intentar enfriarlos.
  2. Es un hecho que por culpa del tsunami posterior, han fallado los métodos de seguridad para enfriar los reactores, y se ha tenido que recurrir a enfriarlos con el agua del mar, en uno de los últimos pasos por conseguir que se enfríe el reactor.
  3. Es un hecho que se han producido varias explosiones de hidrógeno, que han matado al menos a 11 personas.
  4. Es un hecho que ha habido que soltar vapor de agua de la que se usó al principio para intentar enfriar el reactor (antes de usar la del mar), y que aunque la radiación que la ha afectado no es peligrosa, se han desalojado 20 Km a la redonda.
  5. Es un hecho que el terremoto se produjo el día 11 de Marzo, estamos a día 15 y las noticias no pueden ser mucho más desalentadoras: se sigue sin controlar la temperatura de los reactores y, aunque el tiempo en teoría juega a favor (porque poco a poco se irán enfriando), lo cierto es que tras cuatro días, no se está en mejor situación que al principio.

Probablemente todo quede en un susto. Probablemente los reactores se acaben enfriando, y los mayores problemas sean cómo reanudar el suministro eléctrico (lo cual, por cierto, no es un problema pequeño ahora mismo). Probablemente la gente pueda volver a sus hogares y nadie acabe enfermando por la radiación. Probablemente. Pero no podemos tachar de perroplautas a los que se preguntan, creo que razonablemente, por qué tiene que haber miles (quizás cientos de miles) de personas pendientes de esa "probabilidad".

Entiendo que se usen centrales nucleares en países como Francia o Alemania, donde el mayor desastre natural que se puede sufrir sea un desbordamiento del Rin o del Ródano (basta con situar la central a una cierta distancia de los ríos), pero ¿en Japón? ¿47 centrales (en alguna parte he leído que son más de 50)? ¿En uno de los países con mayor actividad sísmica del mundo y que además tiene riesgos de sufrir tsunamis? Como dicen los americanos, definitely, not a good idea. Recordemos que tsunami es justamente una de las pocas palabras del vocabulario español que proceden del Japonés. La razón es evidente: mientras que aquí no tenemos un término para nombrar un fenómeno que no ocurre nunca, allá es algo bien conocido. No es el primero que sufren ni será el último. La pregunta que yo haría no sería si nuclear sí o nuclear no, si no más bien: ¿No debería cada país escoger la fuente de energía más adecuada a sus características? Si tenemos que instalar una fuente de energía en Egipto, ¿no parece lógico usar la fuerza del Sol o la enorme energía potencial del Nilo? Si estamos en los estrechos de Dinamarca, en Normandía o en Gibraltar, ¿no parece lógico aprovechar la fuerza del viento? Y si estamos en Japón, ¿no sería más prudente pensar que quizás, sólo quizás, algún maldito terremoto podría llegar a fastidiar nuestra bonita central nuclear? No soy yo quien puede contestar a estas preguntas, pero creo que es legítimo hacérselas.

Imagen: http://iesazucarera.educa.aragon.es/index.php?option=com_content&view=article&id=765:cementerio-nuclear&catid=94:noticias-de-interes&Itemid=59