miércoles, 29 de enero de 2014

La carrera de los ingenios en Twitter

No soy un gran usuario de Twitter. Básicamente lo uso para enterarme de cosas que habitualmente no salen en los medios, para que me avise de cuando algún "bloguero" que me interese publica un nuevo artículo, o para reírme un rato con los comentarios de la gente sobre algún programa que estén echando, del estilo Top Chef o Quién quiere casarse con mi madre (muchos de estos programas pierden casi toda la gracia si no los aderezas con el humor del público). Poco más. Para ello, me basta con seguir a unas pocas personas y organizaciones, ya que si no me perdería entre tanto mensaje. Yo apenas escribo nada, y por lo general, lo que más hago es "retuitear". La mayoría de días, no pulso ningún botón de la aplicación.

Vengo observando que, entre aquellos usuarios que sí son muy activos, hay muchos que parecen verdaderamente empeñados en mostrar su ingenio, a base de todo tipo de ocurrencias a todas horas. Abres la página y ves que en menos de dos horas han escrito doce cosas, casi todas juegos de palabras, muestras de ironía, frases con doble sentido, o sarcasmos que el lector tiene que adivinar, ante el riesgo de quedar como un tonto que no ha entendido el sentido último del mensaje.

Sinceramente, a veces dan un poco de miedo. Me los imagino en el retrete, pulsando la pantalla táctil de su smartphone con los pantalones bajados, para publicar una genialidad que les ha venido a la cabeza; o en la cocina, llenándose de orgullo por los muchos "retuits" y "favoritos" de sus últimos mensajes, mientras vigilan con el rabillo del ojo que no se pasen de cocción los macarrones; o en el autobús, intentando no caerse en la frenada que el vehículo realiza ante un semáforo, mientras replican a un tipo conocido que se ha molestado en contestar a un mensaje suyo. Y así siempre.

Por supuesto, cada cual hace con su vida y con su tiempo lo que quiere; y si yo sigo a gente como @gerardotc o incluso a @Intersexciones, es porque realmente me parecen ingeniosos e interesantes. Pero no por ello dejo de preguntarme a veces dónde acaba la ironía espontánea y dónde comienza el vicio de querer destacar y presumir de ingenio a toda costa. A algunos usuarios a los que seguí durante un tiempo, tuve que borrarlos porque me resultaba imposible leer nada: sus mensajes lo inundaban todo, eran como un robot que autogenerador de frases hechas, como una especie de duendecillo que estuviera ahí persiguiéndome y buscando mi aplauso. Demasiado para mí. Actualmente tengo el tema controlado y me resulta legible, pero me apena no poder seguir a alguna otra gente que me interesaría, sólo porque, entre las decenas de mensajes interesantes que publican, hay centenares que parecen estar ahí sólo para que les aplaudan.