Hay una gran espectación ante el estreno de esta película, y el "trailer" disponible augura un gran éxito, gracias a una excelente producción, que ha transformado la gloriosa acción de los espartanos en las Termópilas en una especie de batalla por la Tierra Media (como leí hace días en algún lado de la red). Y ese es precisamente el problema que le veo.
El cine norteamericano tiene sus virtudes y defectos. La virtud es que tienen la iniciativa (y el dinero) que hace falta para llevar al cine los más extraordinarios hechos. El defecto es que los productores se empeñan en hacer su montaje alrededor de la historia. Se lo toman como un producto a vender, y por tanto se sienten obligados a añadirle una serie de detalles que consideran esenciales para alcanzar el éxito comercial. Por ejemplo, la historia de amor héroe-heroína, la dualidad bueno-malo, los espectaculares efectos especiales (en este caso totalmente ridículos, pues convierten parte del ejército persa en una especie de colección de criaturas de la serie El Señor de los Anillos).
Hay quien dice que las películas no deben ser necesariamente un reflejo fiel de la historia. Es cierto; sin embargo, tener prefabricada una plantilla para las películas de este tipo y empeñarse en hacer encajar cualquier argumento en ella, sin respeto alguno por los hechos más admirables (ya sean históricos o inventados), no me parece tampoco un buen criterio, sinceramente. Los hechos de la Historia nos dan un amplio margen para añadirles detalles que los hagan más adecuados a una obra de arte, no es necesario estereotiparlos para acabar convirtiéndolos en un producto estándar. Ante este tipo de películas, siempre me pregunto qué pensarían los protagonistas históricos si las vieran, y en este caso, creo que tanto Leónidas como Jerjes se quedarían algo sorprendidos, y no muy favorablemente.
En cualquier caso, ya que todavía no se ha estrenado, vamos a darle una oportunidad, pero los "orcos" del ejército persa no me dan buenas vibraciones.
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