sábado, 30 de agosto de 2008

El espíritu de la imagen

Aunque no soy especialmente aficionado a la pintura, a menudo he notado que una obra peor pintada podía parecerme mejor que otra cuya realización fuese perfecta, si la primera reflejaba una situación interesante y la segunda no. Creo recordar que esta misma reflexión ya la hizo Goethe en sus conversaciones con Eckermann. Comparando, por ejemplo, un cuadro de una naturaleza muerta (típica mesa con pan, ajos, una botella de vino, etc.) a uno de la Virgen con el niño, difícilmente el primero nos parecerá más hermoso que el segundo aunque su realización sea algo mejor. La naturaleza muerta, por muy bien dibujada que esté, no es otra cosa que una serie de objetos que no nos dicen nada, mientras que en el segundo caso, aparte de las creencias que tengamos, observamos una madre con su hijo, y si el artista ha tenido la sensibilidad y la habilidad necesarias para reflejar la escena, veremos en esa imagen representada una situación que nos recordará también hechos y sentimientos de nuestra propia vida. Nos emocionará, como no podrá emocionarnos nunca una imagen de una botella o un trozo de pan, y el arte habrá conseguido su objetivo: transmitir sentimientos del autor al espectador, en lugar de ser un mero ejercicio de técnica.

Creo que para que una pintura (o escultura) realmente sea una gran obra de arte, un arte elevado, tiene que tener un mérito que va mucho más allá de la técnica; tiene que tener un contenido, un mensaje, un sentimiento, algo que trascienda a la pintura misma. Hace falta que la imagen tenga, no sólo una realidad física, sino un espíritu; de lo contrario, sería como una persona con cuerpo, pero sin alma.

Imagen: http://www.artehistoria.jcyl.es/genios/jpg/MAV00760.jpg

4 comentarios:

Sonia dijo...

Estoy de acuerdo contigo (Dios, lo próximo será la implosión del mundo!!!!), pero no tienes en cuenta que la pintura siempre ha ido por épocas y "modas" y que no siempre se han representado los objetos y las personas de igual manera.

Bien sabes que en algunas épocas no se buscaba la "belleza" sino la simple representación de la imagen (sobre todo en pintura religiosa), pero en otras épocas, pintura y escultura han representado la belleza casi en estado puro.

Aún así, yo también prefiero un cuadro bello, que me "transmita" algo y no una simple imagen casi fotográfica y perfeccionada al máximo.

Anónimo dijo...

Tenéis toda razón cuando decís que una pintura, como cualquier otro tipo posible de expresión artística, ha de transmitir un (llamémoslo) mensaje, sentimiento etc. Pero lo que no podemos decir es que cierto tipo de arte (pintura, escultura, música, etc. y sus subgéneros dentro de su categoría) transmiten más o menos “mensaje” unos que otros. Según la persona y sus gustos particulares, ésta tendrá preferencia por algo en concreto que no puede ser del agrado de otro individuo y no por ello el “mensaje” que perciba sea inferior. Puede que a un cocinero ese cuadro de la naturaleza muerta le “hable” más que la pintura de la virgen con el niño Jesús.

monsieur le six dijo...

Venga, Jordi, confiesa, ¿de qué libro has copiado ese párrafo? XD

Con el artículo no pretendía decir que el cuadro del bodegón no pueda ser bello, como también lo puede ser cualquier tipo de paisaje, etc. Tampoco pretendo decir que todo el mundo vaya a emocionarse con una representación de personas (es posible incluso que esa representación no sea muy buena). Pero lo que sí creo es que un cuadro que sólo nos transmite belleza estética pero no un sentimiento, carece de algo que el otro sí tiene, y por tanto está en desventaja.


Sonia: sé que el título parece muy "hegeliano", pero se me ocurrió una noche a las tantas, y no estaba para pensar. Además, lo encontré adecuado.

Ah, gracias a todos por comentar :)

Johnny Tastavins dijo...

Me has retrotraído a otros tiempos con el espíritu Hegeliano. :)¡Qué mal me lo hizo pasar ese hombre con su Espíritu Absoluto en su momento!

Respecto a la obra de arte, siempre me he considerado un incapaz o un insensible, ya que presuntas obras maestras me transmiten cero emociones. Quien determina que Braque, o Miró, o el Picasso cubista son genios, que venga y me lo explique.

Sin embargo, Dalí sí sabe transmitirme algo, pero simplemente lo catalogo como tal para mí, insisto, me siento incapaz de compartir o discutir si algo es arte mayor, arte menor o una auténtica chapuza.