domingo, 25 de enero de 2009

220 años después...

El 14 de Julio de 1789, el pueblo de París, harto de los abusos del antiguo régimen, asaltó la Bastilla y comenzó una revolución que se considera clave para entender el progreso de la sociedad.

Se ha hablado mucho de que la revolución sirvió para implantar las ideas de los filósofos de la Ilustración, y es cierto; pero no es menos cierto que esas mismas ideas jamás hubieran podido implantarse (o al menos no con la misma celeridad), si no las hubiera impulsado la crisis que por aquel entonces asolaba Francia, y que llevó a un grupo de pobres ciudadanos a la desesperación, hasta el punto de estar dispuestos a enfrentarse contra los guardias realistas que custodiaban la Bastilla, y más tarde pasearse por las calles de París con la cabeza de su gobernador, el marqués de Launay, ensartada en una pica. Y es que la filosofía está muy bien, pero para acabar implantándose, siempre le hace falta que la necesidad le dé un impulso. Lo mismo ocurrió más tarde con las ideas de Marx, que jamás hubieran llegado a nada de no haber existido tantos millones de obreros puteados en todo el mundo, y de no haberse encontrado Rusia en una situación límite en 1917.

Pues bien: Ahora, 220 años más tarde, creo que nuestro mundo se enfrenta al mismo dilema, sólo que ahora no es únicamente un problema de los franceses; ahora todos somos Francia, por así decirlo. Nos hemos pasado mucho tiempo escuchando a los políticos de nuestro tiempo decir que no hay alternativa posible, que la sociedad capitalista en la que vivimos es la única forma de vida, que cualquier otra cosa es una locura. Exactamente lo mismo que se decía sobre el feudalismo y la monarquía a finales del siglo XVIII, hasta que a unos cuantos miles de desarrapados se les hincharon las pelotas y decidieron que, mira tú por dónde, iban a probar a ver si había otras maneras, no fuera a ser que les hubieran estado engañando; y acertaron. Ahora nosotros comenzamos a convencernos de que quizás no sea tan cierto eso de que no hay vida más allá del capitalismo; comenzamos a ver que el sistema no funciona y que algo tiene que cambiarse; comenzamos, pues, a pensar como un francés del siglo XVIII. Sólo nos falta un ingrediente para tomar la Bastilla: el cabreo.

Yo creo que en los próximos meses (no mañana ni el mes que viene, pero quizás en el plazo de un año, más o menos) se va a vivir una situación parecida a la de entonces. No pienso que ésta sea, como afirman algunos, una simple crisis circunstancial, de la que nos recuperaremos en 2010 o 2011. Esto tiene pinta de arrastrar naciones enteras al desastre. Islandia ya ha caído y va a la deriva; Irlanda y Reino Unido se tambalean; los propios Estados Unidos sobreviven gracias a un gasto desorbitado en ayuda de los bancos y las grandes empresas, pero no está claro hasta cuándo van a poder seguir así. Otros países como España, van campeando como pueden, pero en caso de que se produzca una definitiva caída del sistema, se verán también arrastrados, y no tienen ni los recursos ni la iniciativa (nunca la hemos tenido) para superar una situación así.

Alguien podría decir: Qué visión tan apocalíptica planteas, ¿no? Al contrario, es genial que por fin se mueva algo. Es más: quizás esta crisis va a ser la gran salvadora de la humanidad, del mismo modo que la Revolución Francesa (y algún hecho más de aquella época, como la independencia de los Estados Unidos, la primera verdadera república moderna) salvó a la humanidad de siglos de feudalismo, y abrió las mentes de las personas, conduciendo a la sociedad a un estado más igualitario. Aunque las cosas no cambiaron de un día para otro, se sentaron las bases para que, unas generaciones más tarde, el mundo fuese bastante distinto. Si esta crisis se atenúa y se acaba convirtiendo en algo circunstancial, habremos perdido una gran oportunidad. Será como si en 1789, Luis XVI hubiera conseguido atenuar un poco la situación para que el pueblo no se levantase. A corto plazo, genial; a largo plazo, una gran cagada.

De momento, el nivel de cabreo de la población no ha alcanzado ese umbral límite en el que el tranquilo ciudadano pasa de manifestarse pacíficamente o secundar una huelga general a lanzarse machete en mano junto a otros miles en dirección al Parlamento para rebanarle el pescuezo al presidente de turno (o si hay una guillotina, pues también vale). Es difícil saber en qué momento se llegará a ese umbral. En Grecia se ha producido un amago de levantamiento, aunque la situación no llega a ser tan crítica todavía. En Islandia el cabreo crece, pero quizás la población aún no ha asumido del todo la necesidad de buscar alternativas, o quizás es que estos nórdicos están demasiado bien educados en el civismo como para emular a Robespierre y los suyos. Se ha perdido la antigua fiereza vikinga. De hecho, todos estamos demasiado acomodados (y me incluyo), como seguramente lo estaba una parte de la sociedad francesa de entonces, a la que a lo mejor "no le iba del todo mal" con el sistema establecido, y no se atrevía a reclamar lo justo, sólo por contentarse con ser las comparsas del rey y de los nobles. Hasta que llegó un día en que el número de cabreados superó ampliamente el de los "relativamente sarisfechos", y así se movió la Historia, como se mueve siempre, por cojones.

Probablemente, un desmoronamiento de la banca (situación parecida a la que vivió Argentina hace unos años, y que no ocasionó una revolución de milagro), o la crisis repentina de un sector importante (hace unos meses se hablaba de la posibilidad de cierre de los tres grandes fabricantes de automóviles de EE.UU., con todo lo que eso comporta) podrían hacer traspasar el umbral, si se combinan con un alto índice de paro y con la manifiesta incapacidad de los políticos para resolver los problemas (este último factor está asegurado, los dudosos son los otros). Ahora mismo, yo veo tres posibilidades:
  1. La crisis se va campeando más o menos, la gente lo pasa mal durante dos o tres años, pero el sistema no cae.
  2. La crisis se agudiza hasta poner en jaque a los políticos, que por fin se atreven a cambiar el sistema capitalista de raíz, imponiendo reglas que pongan coto a las desigualdades y a la insostenibilidad ecológica.
  3. Los políticos no se atreven a cambiar nada y la crisis se va agudizando hasta que se traspasa el umbral límite del cabreo popular (ULCP), con lo cual, viviríamos una situación parecida a la de 1789, sólo que el papel de Luis XVI quizás le correspondería a Gordon Brown, José Luis Rodríguez o el mismo Barack Obama, entre otros. Son los gajes del oficio.

¿Qué es lo probable y qué es lo preferible? Evidentemente, lo preferible es la opción 2, pero la considero poco probable. Para mí la más probable es la 3 (o sea, que se líe parda), seguida a muy poca distancia de la 1, y ya mucho más lejos está la 2. Veremos qué acaba ocurriendo finalmente; desde luego, emoción no nos va a faltar, y con un poco de "suerte", nuestra generación hará historia, del mismo modo que la hicieron la de Marat o la de Lenin. ¿No es fantástico?


La imagen del artículo (que he sacado de la Wikipedia, y que está en el dominio público), no corresponde a la Revolución de 1789, como muchas veces se ha dado a entender, sino a la de 1830, pero yo creo que a estas alturas el cuadro de Delacroix ya es la imagen de todas las revoluciones. Tradicionalmente se le llama La libertad guiando al pueblo, pero yo más bien lo titularía La necesidad guiando al pueblo.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Uff... habría mucho que discutir.

Personalmente, sí que creo que el sistema está tendiendo a irse a tomar por culo pero, más que desaparecer, creo que mutará en otra forma ligeramente distinta para que dé impresión de cierto cambio.

Lo que está sucediendo en Islandia y Grecia supongo que es un anticipo de lo que ocurrirá aquí en un tiempo. Muchas personas aún lo ven como acciones ocasionadas por grupos de radicales (me encanta este adjetivo) antisistema (este aún más), y así tratan de venderlo los medios y los partidos. No creo que así sea.

En el caso concreto de Grecia, que es el que conozco algo más, los primeros pasos de una sociedad más autogestionada sí que se dieron: autogestión de algunos ayuntamientos y toma de decisión asamblearia. Es decir, eso está ahí, solo que aquí únicamente nos llegan las imágenes de los manifestantes (muchas veces los propios policías) quemando los locales y coches de la gente obrera.

Cuesta leer o escuchar en medios generalistas cualquier alternativa posible a la que vivimos. Obama se muestra como esperanza de un cambio y Zapatero es vendido como la progresía europea. No creo que haya mucho que comentar sobre ello. Lo malo es que pensemos que esto sea así, algo inamovible y que no podemos aspirar a algo mejor.

Personalmente, y tal vez sea irse por las ramas, la primera vez que pensé que la mejor forma de gobierno era la ausencia de tal, siendo nosotros mismos los que organizásemos nuestra propia vida, me sentí un poco abochornado por no haber llegado a esa conclusión años antes. Creer en políticos, creer en sistemas, creer en ideologías, etc. es absurdo. Quien necesita ser tutelado es porque realmente no puede vivir sin esa tutela.

Ya lo dije una vez en tu mismo blog. Antes era de la opinión de el cambio por la ilustración. Creo que el cambio por el hostiazo es mucho más probable hoy día. Lo malo, y enlazando con el primer párrafo, es que creo que la mayoría no estamos preparados, por lo que cualquier atisbo de cambio real en la sociedad, en lugar de ser dirigido por el propio impulso popular, será prostituido, como siempre, por algún mesías en forma de político, sistema o ideología.

Un saludo.

P.D. Es una pijadita pero, en mi opinión, lo ocurrido en Francia, al igual que en Rusia, no sé hasta qué punto debe llamarse revolución y no reforma. La revolución implica la destrucción del poder para que pase a manos del pueblo; la reforma es la simple sustitución de ese poder por otro nuevo. En ese sentido, creo que la única revolución efectiva que ha habido en la historia moderna con cierto tamaño fue la que se produjo en algunos territorios de España en los meses siguientes a la guerra civil.

monsieur le six dijo...

Evidentemente, es un tema muy complicado, no pretendo aquí abarcarlo todo.

Tú visión es más bien del estilo anarquista, entiendo. Yo no pretendo llegar tan lejos. Creo sobre todo que lo importante, más allá de las medidas, es el cambio de mentalidad. Eso fue justo lo que ocurrió en Francia: Lo importante no fue que se tomase tal o cual medida (de hecho, Napoleón no fue otra cosa que un rey más), sino que la mentalidad de la gente cambió, se abandonó el modelo feudal, y a partir de ahí ya todo fue diferente, aunque siguiera habiendo reyes o emperadores.

A nuestra sociedad moderna le hace falta descontaminarse de la mentalidad capitalista, que no es más que un feudalismo de traje y corbata. Lo que antes eran condados y ducados ahora son S.A.'s, S.L.'s, para entendernos. Eso es lo que hay que cambiar: atreverse a pensar que otro mundo es posible, que hay vida más allá de los consejos de dirección de las empresas formados por cuatro tipos encorbatados.

Coincido en que algunos intentarán aprovecharse para hacer de revolucionarios y llevarnos a algo peor (que les pregunten a los cubanos, por ejemplo, sobre este tema), pero tratándose de una crisis a nivel mundial, yo creo que en algún país del mundo el cambio se dará en la dirección correcta, y ese ya será como un faro que iluminará a los demás, como en su tiempo fueron Francia y Estados Unidos.

Gracias como siempre por tus interesantes comentarios :)

Anónimo dijo...

Buenas de nuevo (se nota que en época de exámenes apetece hacer de todo menos estudiar xD):

El tema del cambio, supongo que sí que aparecerán faros como los que dices que en cierta medida guíen el camino a seguir pero, ¿realmente la cosa cambiará?

Es decir, el sistema capitalista-demócrata actual (dos caras de la misma moneda) no puede ni debe 'refundarse'. Es lo que comentaba en la entrada anterior; lo que creo que pasará es que se le hará un nuevo lavado de cara, encaminado a un capitalismo con una mayor 'vigilancia' (no soy economista y aquí no sé explicarme muy finamente) por parte de los estados, para que esto no sea el coño de la Bernarda que ha sido hasta ahora, al menos no tanto, me refiero, o que se note menos.

Sobre lo que comentas de que no crees que haya que llegar tan lejos desde el punto de vista de las tesis anarquistas, yo antes también era de tu opinión. Cambié de ella cuando leí más en profundidad lo sucedido en lo que suelen llamarse las grandes revoluciones de la historia, el paso del poder de unas manos a otras. Y, precisamente, la raíz, en mi opinión, de estos males es el poder, ya sea en su faceta económica, oligárquica (si alguno prefiere llamarlo democracia representativa, de acuerdo), social, etc.

Por poner un ejemplito cutre, las sillas tienen una medida. En el momento en el que tú eres representante de algo o alguien, debes adaptarte a la silla, ya que ella no cambiará de tamaño (el ejemplo de cualquier dirigente político supongo que es el mejor). Yo abogo por destruir la silla.

En definitiva, los cambios auténticos, los netamente sociales como los producidos en Francia o Rusia no deben ser jamás dirigidos por nadie más allá de la propia gente involucrada. En el momento en el que dicho torrente trata de ser encauzado o detenido por gente ajena al pueblo, aunque sea en su nombre, se estanca, logrando que el cambio real no se produzca jamás. Ha sucedido siempre, sin excepción.

Por eso creo que es difícil que se produzca de verdad. La época del romanticismo ya pasó, y ahora parece que solo nos queda encontrar a quien nos diga qué es lo que debemos hacer y en nombre de qué causa estúpida, en lugar de ser nosotros los que decidamos el orden en que queremos que los del mamoneo suban al cadalso: hemos perdido la consciencia de nuestra fuerza.

Ale, vuelta al estudio... xD

¡Un saludo!

P.D. Siento si esto parece un mitin. Nada más lejos de mi intención xD

Daniel Marín dijo...

Muy buen post, Monsieur. Lo del ULCP me parece genial...esperemos que no se traspase, porque si se hunde el barco, aquí ya nadie sabe nadar por su cuenta.

el_Caido: dices lo siguiente:

"En el momento en el que dicho torrente trata de ser encauzado o detenido por gente ajena al pueblo, aunque sea en su nombre, se estanca, logrando que el cambio real no se produzca jamás. Ha sucedido siempre, sin excepción."

el problema es quién decide quién representa al pueblo y quién no. Todas las revoluciones han terminado por aupar a líderes que se han encargado de etiquetar a sus rivales como "enemigos del pueblo".

Un saludo.

Anónimo dijo...

Muy buenas, Daniel:

El problema no es tanto, creo yo, saber quién representa al pueblo, sino que el pueblo se dé cuenta de que no necesita a nadie que hable por él, ya que es él mismo el mejor que puede conocer sus propias necesidades. Y, casi mejor, que en lugar de hablar de pueblo hable de personas, que lo otro parece algo desfasado en el tiempo xD

Es algo más largo de explicar y aún no tengo la suficiente cafeína en vena como para hacerlo mejor, pero espero que se entienda la idea.

Un saludo.

monsieur le six dijo...

Un placer verte por aquí, Daniel :)

Sobre lo de que el poder acaba tergiversando el sentido original de las revoluciones, supongo que todos estamos de acuerdo, y eso es lo que seguramente nos aparta más de dar apoyo a un posible cambio. Sin embargo, yo he seguido el camino inverso a el_Caido: antes creía que ideas como la democracia directa eran aplicables, y que quizás se podría prescindir de los burócratas. Cada vez lo veo más difícil, y probablemente tampoco sea necesario.

Por ejemplo, nuestra sociedad es indudablemente más democrática y justa que la medieval, gracias a los diversos cambios y revoluciones ocurridos desde entonces; en ningún momento ha sido necesario prescindir del aparato del Estado, simplemente hacer que funcione de una manera más racional, más parecida a las asambleas de los antiguos griegos o al senado romano (junto con otras medidas como el voto femenino, la eliminación de los privilegios del clero, etc.).

Lo que quiero decir con esto es que entre la operación de "maquillaje" del sistema (contra la que también me posiciono claramente, igual que tú), y ponerlo todo patas arriba (lo del anarquismo se ha intentado varias veces a lo largo de la historia y no ha funcionado), creo que hay términos medios más eficaces y realistas de cambiar las cosas; en profundidad, sí, pero sin necesidad de reinventarlo todo sin saber hacia dónde iríamos.

Acciones tan "simples" (y al tiempo tan complicadas) como democratizar las empresas, podrían dar un vuelco a la situación actual, sin que por ello haga falta reformarlo todo ni ponernos ahora todos a vivir en comunas autogestionadas, como sugieren algunos. Un movimiento revolucionario que propusiera simplemente eso, ya tendría mi apoyo decidido. Sería un cambio solamente, pero importante y básico, que ayudaría a que las personas vieran las cosas de otra manera.

En cualquier caso, insisto la idea de siempre: Yo no reclamo tanto medidas como un cambio cultural. Lo importante para mí es que la gente se conciencie de la situación (que el capitalismo no es la solución ni lo será), no que cierto presidente haga tal o cual cosa; porque pienso que lo primero acabará llevando a lo segundo, mientras que lo segundo, sin lo primero, no sirve de nada a la larga.



También aprovecho para hacer un llamamiento a el_Caido y a Thimbler para que no se desconcentren en los exámenes. Nunca se sabe si puede ser útil tener un título en el nuevo periodo revolucionario XD

Thimbler dijo...

Desde luego la gente va a estar haciendo cola para arreglarse la boca en medio de una revolución xDD EMPASTES PARA EL PUEBLO!

No lo creo...

Y ya refiriendome al resto de la entrada, bien sabido es por MLS y el_Caido que de mi cerebro caen bellotas en lo que se refiere a política tan intensa, pero leyéndoos se aprende una barbaridad, y de momento me posiciono más al lado de Monsieur que de el_Caido, que es un jipi comeflores :P :P :P :P

Anónimo dijo...

¡PLANTAS DE PROCESO Y PETROQUÍMICAS PARA TODOS EN LA REVOLUCIÓN! QUE NINGUNA COMUNA SE QUEDE SIN DESTILAR SU PROPIO ORUJO CASERO.

Para Thimbler:

Pues menos mal que no hablamos de veganismo y cosas así. Ahí ya sería el comeflores mayor del reino.

Para Monsieur le Six:

Vayamos por partes:

Sobre la idea de democratizar instituciones y al hilo de que nunca ha sido necesario poner en duda al estado: en teoría existen procedimientos que garantizan la independencia de los tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial. No creo que haya que añadir mucho más salvo lo dicho una vez por Homer Simpson: en teoría hasta el comunismo funciona.

La independencia es nula y los partidos políticos los controlan y burocratizan, no creo que descubra la pólvora tampoco.

Sucede entonces que los mismos que juegan son los que marcan las reglas del juego. ¿Crees posible que alguien ajeno al partidillo pueda cambiarlas? En absoluto.

Hay una frase de Emma Goldman que, en mi opinión, lo resume perfectamente: si votar sirviese para cambiar las cosas ya se habría prohibido nuestro derecho a voto. Las mismas caras de la misma moneda, gobierne quien gobierne, o se apliquen las medidas que se quieran aplicar. La idea repetida hasta la saciedad en mis comentarios: que algo cambie para que todo siga igual. Que la gente esté contenta porque Zapatero aplique una política económica socialista que nada envidia a la política económica liberal de los peperos, por ejemplo, la eterna lucha del Madrid-Barca, hecha política.

No existe una madurez política que nos permita elegir a nuestros representantes y ya no hablo ni de plantearnos las posibles reformas a realizar porque, precisamente, para poder hacerlo tendríamos que estar en unas situaciones parejas de igualdad económica y social. Y esto enlazaría un poco con lo que comentas en tu penúltimo párrafo:

Yo no reclamo tanto medidas como un cambio cultural.

Tal vez esa sea la clave pero, en una sociedad aburguesada y capitalista, por así decir, como en la que vivimos, nos es imposible pensar de manera distinta. Los núcleos de 'pensamiento independiente' es difícil que surjan si no se replantea la sociedad desde raíz. De no hacerlo, heredaríamos los mismos errores una y otra vez.

Ale, menudo tocho xD

¡Un saludo!

monsieur le six dijo...

Comparto tu frustración por el inmovilismo del sistema y por la falta de capacidad de la gente, pero me gustaría recordar una cosa:

También en la revolución de 1789 los partidarios del antiguo régimen clamaban que la sociedad no sería capaz de dirigirse democráticamente, sin una cabeza visible del poder, como el rey, y sin una aristocracia preparada para mandar. Y fue mentira: en contra de quienes clamaban que no había otro régimen posible, la sociedad, poco a poco fue capaz de adoptar la república y demostrar que la libertad no era una utopía. Cierto que para ello hubo que superar periodos tenebrosos como el Terror de Robespierre o el Imperio de Napoleón, pero una vez aceptados los principios democráticos por parte de los principales líderes, al final se acabaron implantando en la realidad. Cierto también que en un primer momento la gente aún no tenía una mentalidad democrática madura (lógico: no había experiencia, habían vivido siempre bajo la monarquía), pero sí eran conscientes de que algo debía cambiar, porque estaban ya hasta los huevos, y vieron que era necesario apoyar a los revolucionarios hasta el final. Esto permitió que algunos hombres capacitados llegasen al poder (aunque fuese a costa de que rodasen cabezas) y a partir de ahí estos hombres fueron creando el clima necesario para que la gente aprendiese a vivir en democracia; y una vez creado este clima, ya no hubo vuelta atrás. Por eso hoy a nadie se le pasaría por la cabeza volver al absolutismo.

Por tanto, fue posible entonces, y debe serlo ahora también.

En nuestra época, oigo los mismos argumentos en boca de quienes defienden el orden actual: Que la democracia sólo puede sobrevivir en forma de oligarquía, como lo hace ahora; que las empresas no podrán ser eficaces sin unos dueños capitalistas, etc. Yo creo que sí es posible (Yes, we can).

Por ejemplo, hablas del tema de la separación de poderes. En España, como bien dices, este tema clama al cielo: no hay separación alguna. En otros países (EE.UU. mismo) hay una cierta separación porque las elecciones legislativas son diferentes que las presidenciales (¡qué menos que eso!). Por tanto, no es tan imposible; incluso algunas de las medidas necesarias están ya vigentes en algunos países. Las cosas pueden mejorarse. La única pregunta es: ¿Será necesario guillotinar a alguien para cambiarlas o no? Por lo que dices, parece que piensas que sí. Yo también opino lo mismo. Ya sólo falta ver de quién será la sangre que correrá. A todos nos gustaría que no hiciera falta, pero hasta ahora no ha dado esa impresión.


Hombre, la petroquímica no sé, pero a lo de la fábrica de orujo le veo futuro para repartirlo entre las brigadas revolucionarias. Y yo si hubiera sido Lenin, hubiera querido tener una dentista personal como Thimbler.

Anónimo dijo...

Esta noche o mañana espero tener más tiempo para responder en condiciones. u_u

Solo venía a comentar que ya ha caído el primer gobierno por esto de la tan famosa crisis: Islandia.