Tras mucho tiempo sin escribir por aquí, vuelvo como casi siempre, a comentar la actualidad política ante una nueva cita electoral. Sin embargo esta vez no voy a repasar los programas de los diferentes partidos, como hice en el pasado. No vale la pena. Por aquel entonces era un sano ejercicio de investigación política para votar responsablemente como ciudadano. Pero ahora, en estos críticos momentos de depresión económica, ¿qué sentido tiene ya leer el programa de cualquiera de los partidos con representación en el Parlamento, cuando todos nos han demostrado por activa y pasiva su actitud ante la situación actual? Ninguno merece nuestro voto.
Dirán algunos que hay excepciones como IU o UPyD. Yo lo niego. IU sigue a su juego de siempre, de esa "izquierda" (qué término tan anticuado, de antes de la SGM) que sigue repitiendo los eslóganes de siempre, que no se encuentra a sí misma tras la caída de la URSS y que nos dice lo que nos gustaría escuchar a quienes no somos millonarios, pero no cómo va a hacerlo de un modo realista. De UPyD ya he hablado en otras ocasiones; ni me planteo apoyarles, por supuesto. Además, tampoco tienen ideas alternativas para lo que de verdad importa.
Nuestro sistema necesita un cambio verdadero, y los partidos que llevan años ocupando sillones, o que están inspirados en corrientes ya conocidas, no son una alternativa. Hace falta un verdadero revulsivo que, sin caer en la radicalidad de la venganza o el odio (como pasaría votando a los llamados "extremistas" de izquierda o derecha), dé un toque de atención a los políticos actuales, y les mantenga bajo vigilancia. Pirata.cat, EsconsEnBlanc,... son las verdaderas alternativas. Cada cual sabrá encontrar la suya, dentro de los partidos extraparlamentarios, que son muchos, y sin duda podrán aportar algo mejor que los que ya están asentados en el poder.
Lo malo es que ya sabemos cuál va a ser la actitud de la ciudadanía, cuya estupidez es, en el fondo, la verdadera causa de esta crisis. El 20-N la volverá a demostrar, quedándose en casa o votando a los de siempre; alzando a la presidencia a un tipo incapaz de dar la cara y decir qué va a hacer; apoyando a unos partidos llenos de corruptos. Y luego, se irá al bar a quejarse, carajillo en mano, de lo malos que son esos políticos. Dirá que son unos hijos de puta; y lo son, pero hay una cosa peor que los políticos hijos de puta: los ciudadanos subnormales.
Dirán algunos que hay excepciones como IU o UPyD. Yo lo niego. IU sigue a su juego de siempre, de esa "izquierda" (qué término tan anticuado, de antes de la SGM) que sigue repitiendo los eslóganes de siempre, que no se encuentra a sí misma tras la caída de la URSS y que nos dice lo que nos gustaría escuchar a quienes no somos millonarios, pero no cómo va a hacerlo de un modo realista. De UPyD ya he hablado en otras ocasiones; ni me planteo apoyarles, por supuesto. Además, tampoco tienen ideas alternativas para lo que de verdad importa.
Nuestro sistema necesita un cambio verdadero, y los partidos que llevan años ocupando sillones, o que están inspirados en corrientes ya conocidas, no son una alternativa. Hace falta un verdadero revulsivo que, sin caer en la radicalidad de la venganza o el odio (como pasaría votando a los llamados "extremistas" de izquierda o derecha), dé un toque de atención a los políticos actuales, y les mantenga bajo vigilancia. Pirata.cat, EsconsEnBlanc,... son las verdaderas alternativas. Cada cual sabrá encontrar la suya, dentro de los partidos extraparlamentarios, que son muchos, y sin duda podrán aportar algo mejor que los que ya están asentados en el poder.
Lo malo es que ya sabemos cuál va a ser la actitud de la ciudadanía, cuya estupidez es, en el fondo, la verdadera causa de esta crisis. El 20-N la volverá a demostrar, quedándose en casa o votando a los de siempre; alzando a la presidencia a un tipo incapaz de dar la cara y decir qué va a hacer; apoyando a unos partidos llenos de corruptos. Y luego, se irá al bar a quejarse, carajillo en mano, de lo malos que son esos políticos. Dirá que son unos hijos de puta; y lo son, pero hay una cosa peor que los políticos hijos de puta: los ciudadanos subnormales.
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