sábado, 29 de diciembre de 2007

Aprender riendo

Hace poco fui a comprar un libro para mi hermano. Cumple años dentro de nada, y como es empresario y pronto va a ser padre, me he pasado por las secciones de empresa, pedagogía, psicología, etc., a ver si encontraba alguno de esos libros medio en serio medio en broma del estilo "cómo ser padre y empresario, y no morir en el intento", o bien alguna obra sarcástica sobre el mundo de la empresa, al estilo Dilbert. Me he quedado parado al comprobar la escasez de este tipo de obras. Todo me ha parecido muy serio, muy académico, o muy orientado al éxito, a triunfar, muy "a la americana"; y en el caso de las pedagógicas, también muy políticamente correcto, muy orientado a aquel famoso tópico del "padre de família media americano". He echado en falta alguna obra que nos muestre el lado ridículo de todos estos temas, que nos haga reír al enseñarnos en qué se suele meter la pata. Creo que es una buena manera de aprender.

Recuerdo cuando se pusieron de moda las tiras cómicas de Dilbert. A mí no es que me encantasen, porque los dibujos eran feos, y a veces se recreaba demasiado en la incompetencia de los mandos intermedios o en la vagancia de los empleados, rizando el rizo y exprimiendo algunas ideás más allá del realismo, pero en algunos casos las encontraba muy acertadas. Para muchos oficinistas encerrados en su cubículo y sometidos a la tediosa rutina de los proyectos y las estupideces de los jefecillos de turno, aquello se convirtió en casi un Biblia; era la revelación divina, el libro esperado que por fin se atrevía a mostrarnos a las claras (dentro de la parodia, claro) las ridiculeces del mundo de la empresa. Frente a las obras "pro-sistema", que pretendían inculcarnos aún más si cabe esa filosofía moderna del triunfo a toda costa, de llegar a lo más alto, etcétera, aparecía por fin un libro políticamente incorrecto, que nos decía todo lo contrario: que no éramos más que el engranage de una extraña máquina encaminada a crear dinero para beneficio de unos pocos, que se beneficiaban de los miedos y las ambiciones de los que estaban por debajo.

Hacen falta obras así, maneras alternativas de ver las cosas. Hace falta una mirada sarcástica sobre todas esas cosas que aparentan ser tan serias pero en las que hay encerradas tantas y tantas situaciones ridículas. Estoy seguro que en muchos equipos de trabajo de muchas empresas, Dilbert ha ayudado a mejorar ciertos aspectos, al hacer ver los fallos que se comenten a menudo. Las obras humorísticas normalmente son más provechosas, porque para hacer reír hace falta sorprender al lector, y por tanto uno no puede soltar perogrulladas, como a menudo hacen los libros "serios", sino que hay que mostrar las cosas bajo una óptica novedosa que nos llame la atención. Y además, puestos a escoger, al menos nos reiremos un rato.

Finalmente, para mi hermano escogí un libro literario, no académico, sobre las desventuras de ser padre y marido, en clave de humor, escrito por un norteamericano y traducido al catalán. Se titula Els fills i la mare que els va parir (Los hijos y la madre que los parió). Espero que le guste. Al menos se reirá más que si le regalo La aventura de ser padres, o algo así.

Imagen: http://shinning4jesus.homestead.com

1 comentario:

Sonia dijo...

Tu hermano va a ser papá???? enhorabuena a la pareja y al tio!!!!(vale, y al resto de la familia tambien...jajajajaja!!!)

Ahora ya tendras que comprar ropita rockera para dos nenes, tendras que culturizar a dos nenes...todo a pares!

Muchos besos, y...solo quedas tu! jajajajajaja!!

(cuanta maldad...)