viernes, 12 de septiembre de 2008

¿Qué es el porno?

Hace tiempo que no pongo nada "caliente" por aquí, y como esta noche tengo tiempo, voy a hablar un poco sobre el tema del porno. No voy a soltar un rollo comentando detalles porque el tema da para mucho, pero sí discutir la esencia misma del concepto (joder, últimamente hablo que parezco un filósofo alemán).

No sé si alguna vez os habéis preguntado la diferencia entre pornografía y erotismo (erotismo referido a películas, imágenes, etc., claro está). Yo sí, y sigo sin encontrarla. Alguna gente argumenta que la diferencia es que mientras la primera es vulgar, explícita y cutre, el segundo es refinado, juega con la insinuación y aporta calidad al tema del sexo. Tales afirmaciones me parecen rotundamente falsas, puesto que, hasta donde yo he podido ver, hay muchas películas clasificadas con la X que no son especialmente vulgares, sólo son explícitas lo justo para que las clasifiquen como pornográficas, y desde luego no son nada cutres. Veáse, como un ejemplo, las películas de Andrew Blake, pero se pueden buscar otros ejemplos como el de Viv Thomas y algunos más. Por contra, muchas películas denominadas y clasificadas como "eróticas" son malas a rabiar, cutres hasta límites insospechados y además se nota descaradamente que no buscan ningún objetivo artístico, sino que sólo son una excusa para que la actriz principal enseñe las tetas. Muchas de las películas eróticas italianas de finales de los 70 y principios de los 80, por ejemplo, lo muestran claramente. Son basura, que pretende ser erótica y más bien nos da la sensación de estar perdiendo el tiempo.

No, la distinción entre pornografía y erotismo es puramente moral, o más exactamente administrativa, puesto que es la administración quien crea esas clasificaciones para que luego los puritanos (en adelante, gilipollas) no levanten la voz. Porque claro, según los gilipollas, no hay ningún problema en que Rambo masacre un campamento entero de vietnamitas, sembrando la muerte y la destrucción por doquier; pero eso de que se vea una polla, es como una señal de que se acaba el mundo, por lo visto. Esto nos lleva a que películas de calidad y que nos sumergen en un ambiente erótico refinado e interesante, se vean relegadas al mismo saco que cualquier producto de gonzo o de sexo amateur, por ejemplo. Por contra, bodrios y peliculillas de serie B totalmente deleznables que deberían ser quemados, comparten estantería en cualquier videoclub con las películas simplemente clasificadas como "para mayores de 18", cuando en realidad esos engendros no deberían verlos ni los menores ni los mayores.

Lo curioso es que la existencia misma de la etiqueta hace que surja realmente un género diferente. En efecto, al crear un mercado apartado, tradicionalmente restringido a las sex-shop y cines X (hoy pasados de moda y desplazados por Internet), las propias productoras y directores crean productos dirigidos a un determinado público y enmarcados en unos determinados estándares. En realidad, lo lógico sería que simplemente hubiera películas eróticas. Mejores o peores, más o menos explícitas, más o menos cutres, pero eróticas sin más. Porque por mucho que digan los gilipollas, una película erótica explícita puede ser mucho más moral, mucho más elevada artísticamente y mucho más educativa que una que no lo sea. Pensar lo contrario nos llevaría a estupideces como las de los japoneses, que aplican a las películas una censura sobre los genitales que se ha hecho famosa en el mundo entero por su ridiculez, ya que no hace otra cosa que molestar.

En el otro lado también se sufren las consecuencias. Los directores de películas eróticas, temiendo que clasifiquen su obra con la X, se autocensuran, decepcionando al público y ofreciendo obras descafeinadas, que difícilmente se justifican con la ya gastada excusa de que "es más erótico insinuar que enseñar". Ya no cuela.

Al final, todo esto redunda en una menor calidad de las películas, una estandarización insoportable con clichés ya más que gastados, y una mojigatería extraña acerca de uno de los géneros (el erótico) que por simple sentido común, debería ser de los de más éxito del cine, en lugar de estar arrinconado misteriosamente.

Imagen: Por hoy, la imagen la pongo yo. Total, para pintar tres equis...

6 comentarios:

Johnny Tastavins dijo...

Nunca me lo había preguntado a mi mismo, pero supongo que una película erótica tiene un guión, y una pornográfica "también" :-)

La verdad es que casi siempre son sinónimos. Es curiosa la moralidad que gastamos aquí, donde parece que una teta se puede enseñar (basta con ver los anuncios de TV con desodorantes) pero una polla no. Me vienen a la cabeza los turbantes, las burkas y los pañuelos, y que el tobillo es un oscuro objeto del deseo en determinadas comunidades musulmanas. Todo cuestión de cultura y muy relativo, como ves.

monsieur le six dijo...

Ahora que comentas el tema del guión, me hace mucha gracia que la gente lo use como excusa para diferenciarlas, cuando hay películas clasificadas con la X que tienen argumentos mucho más intersantes, y no pocas veces mejor interpretados que muchas de las simplemente "para mayores de 18". No abundan, desgraciadamente, pero existen.

Las que no lo tienen, tipo "gonzo", no son realmente películas; para compararlas con algo "no porno" sería más correcto considerarlas documentos gráficos, algo así como "documentales". A este respecto, existen por ejemplo películas con escenas grabadas a principio del siglo XX que tienen tanto interés histórico como cualquier documental. Vale, falta añadirles la voz en "off", pero ¿es necesaria en el fondo? :P

Anónimo dijo...

También hay que decir que de aquí a unos años lo que se consume 'a granel' no creo que deba ser llamado películas, sino compilaciones de vídeos con alguna temática común, sin ningún hilo argumental, simples sucesiones de escenas; al menos eso es lo que veo que hacen las mayores productoras yankis pero, como todo, hay excepciones.

Johnny Tastavins dijo...

¿Para cuando un post sobre la forma de iniciar un polvo en esas producciones americanas que comenta el caido? Realmente sensacional que con dos miradas y ninguna palabra ya se ponen el negro cachas y la rubia explosiva en faena.

monsieur le six dijo...

Sí, se podría escribir un artículo sobre eso. La verdad es que la ausencia de "contexto" en el que se desarrolle la acción de un modo natural es a veces casi insultante.

De todos modos, si nos pusiéramos en ese plan, ¿no lo es también la lamentable manía de enseñar carne del cine español de la época del destape? ¿O la violencia gratuita de muchas películas americanas, donde, sin venir a cuento para nada, de pronto un tipo se pone a pegar tiros o un coche sale por los aires y se incendia? ¿Y las peleas de "El, señor de los anillos", donde dos o tres aventureros se te ventilan a un ejército entero de orcos en menos que canta un gallo? Hay tanta cutrez en todas partes...

Yo no estoy tan convencido de que vaya a pasar lo que dice el_caido. Cierto que de unos años hacia aquí parece que predominan las "escenas sueltas" sin ningún tipo de hilo argumental, y las "compilaciones", mientras que en los 70 y 80 había más películas propiamente dichas; pero si apartamos la vista del "gran público" también vemos cosas interesantes que antes no había, como los dos directores que he mencionado o las frikeces con que nos obsequian los japoneses (tranquilos, ya caerá un artículo sobre ellos), que añaden una variedad que hace 25 años no existía. Supongo que al final pasará como con el cine no-porno, que la masa sigue yendo a ver la novedad de Hollywood, pero la película intelectualoide francesa, polaca o argentina también tiene su público.

Lo "triste" de todo esto es que el cine erótico de antaño parece haber desaparecido. Lógicamente alguna película hay, pero apenas tiene trascendencia. Antes escuchabas a la gente hablar de que si "9 semanas y media", que si "Emmanuelle", etc. Quizás eran unos bodrios, pero tenían trascendencia. Ahora, ¿quién ha recogido el testigo? Parece que la gente o ve cine sin erotismo o ya salta al porno; es como si se hubiera perdido algo por el camino.

Thimbler dijo...

La diferencia entre la pornografia y el erotismo es tan fina, tan fina, que no se puede decir donde termina uno y empieza el otro. Pero blah. Estoy espesa. Espesérrima.