lunes, 13 de octubre de 2008

La importancia de los deslices

Casi todo el país se ha reído ya a gusto del desliz que protagonizó Rajoy el día 11, con lo de mañana me toca el coñazo del desfile. Sorprende sin embargo, la mesura de la ministra de defensa, que se ha mostrado comprensiva con el líder del PP, probablemente porque ella misma sea la primera que piensa que lo del desfile del día 12 es un coñazo. Digamos que le acompaña en el sentimiento.

El comentario de Rajoy tendría escasa importancia si se tratase de un político de tantos; pero comienza a tenerla desde el momento en que consideramos que se trata de uno de los políticos que más ha machacado a los demás con ideas como la "lealtad a España", o que más ha luchado contra los "separatismos". El esperpento llega a su límite si tenemos en cuenta aquel famoso comunicado del 2007, en el que instaba a los españoles a celebrar con emoción el día de la hispanidad, apareciendo ante las cámaras como si fuera una autoridad del Estado, como si fuese el rey, por lo menos.

Nadie obliga a Rajoy ni a ningún otro ciudadano a que le gusten los defiles militares. Rajoy y cualquier otro están en su perfecto derecho de encontrarlos un coñazo. Ahora bien, si tan coñazo les parecen, que no vengan lanzando mensajes patrioteros con la rojigualda de fondo, pidiéndonos que acudamos con fervor a la celebración a la que ellos mismos querrían no acudir.

En este tipo de ocasiones siempre hay quien dice que la frase se "ha sacado de contexto" o que "no se debe dar importancia a una simple conversación privada". Opino lo contrario. Ni se ha sacado de contexto (Rajoy se estaba refiriendo al desfile y lo estaba dejando bien claro) ni se debe dar menos importancia a una conversación privada que a una institucional. Si me apuran, le daría más importancia a la primera, porque en estos tiempos de falsedad que nos rodean, en los que los políticos no practican una política real, sino que escenifican la política, como si de una mala comedia se tratase, nada se hace más necesario que conocer los pensamientos sinceros de esos que dicen representarnos. Y cuando esos pensamientos nos muestran la hipocresía que rodeaba a sus antiguas declaraciones, no podemos sentir otra cosa que desprecio ante su bajeza, y no, no vale como excusa que fuese una conversación privada.

Habrá quien interprete el gesto de Chacón como un detalle de saber estar. A mí, por el contrario, me parece de lo más vergonzoso. Hay que joderse con los políticos: están todo el día insultándose unos a otros sin razón alguna, y justo cuando deberían elevar la voz contra la hipocresía y la falta de honor, van y dicen que no tiene importancia, que mejor dejarlo estar. Claro, eso es lo que ellos querrían, que la verdad quedase siempre oculta y sólo apareciesen en los medios los discursos calculados y retocados con los que nos intentan hacer creer que piensan o sienten tal cosa, cuando en realidad piensan o sienten otra. No quieren que se dé demasiada importancia a lo que se sale del guión establecido, y es por eso que todos hacen piña para que estos "deslices" se olviden lo antes posible.

Imagen: http://blogs.periodistadigital.com/politica.php/2008/10/11/rajoy-desfile-conazo-3454

5 comentarios:

Sonia dijo...

Hombre, ni tanto ni tan calvo...

Lo de Rajoy fue una cagada, no solo por el desliz, sino por lo que tu has dicho, que si hace 365 días defendía el orgullo patrio, los adornos y las chirigotas varias del desfile (que por cierto, es un coñazo en todo su esplendor y que no consigo aguantar más de 20 minutos)ahora resulta que no hay dios que lo soporte...en fin.

Lo de Chacón...tenía dos opciones: o hacer coñas con Mariano o dejarlo pasar.
Creo que lo más sabio es lo segundo porque bastante risas, comentarios y demás ha provocado el protagonista de la frase como para encima ensañarnos con el.

Es una muestra de saber estar y saber callar, cosa que muchas otras personas no saben ni han sabido...ni sabran.

monsieur le six dijo...

Bueno, en realidad yo no le pido a nadie que se ensañe con él. Yo tampoco lo haría, no es mi estilo ni creo que deba ser el de ninguno de nuestros políticos. Simplemente que se digan las cosas claras y no se disculpen. Por que bien que en otras ocasiones mucho más estúpidas se cargan las tintas para nada, y ahora en cambio parece que todos digan "pelillos a la mar". Puestos a callarse, preferiría que nuestros políticos se hubieran callado estos días con lo del accidente de Barajas, que era un tema judicial y ellos no tenían por qué montarse su polémica para intentar sacar tajada. Y como esta, mil.

Saber estar no es sólo dejar pasar las pequeñeces, sino elevar la voz cuando toca. Esta no es tampoco ocasión para poner a parir a Rajoy, pero sí para decir bien alto y claro que es un hipócrita, en lugar de disculparle.

Johnny Tastavins dijo...

Lo raro es que lo pillen. Son hipócritas profesionales, actores de alto standing. Jamás dicen lo que piensan, y mucho menos piensan loo que dicen.

Yo ya le felicité en mi blog, es lo que creo que hay que hacer, y animarlo a que se quite de una vez la careta, y practique política con mayúsculas, criticando lo que hay que criticar (que hay mucho y variado), pero que arrime el hombro cuando y donde debe (que también abunda por cierto).

Por fin, de la Chacón decirte, ya lo sabes, que es tanto o más hipócrita que Mariano.

Anónimo dijo...

Como escribía hoy David Adler en rebelion.org (*) esto no es más que un 'hoy por ti, mañana por mí'. Clase política de actores que deben cubrirse las espaldas unos a otros cuando ocurren estas historias. El mismo respeto me merece Rajoy que Chacón: ninguno. Que les aguante su padre, con perdón, que hace tiempo que ya se le ve el plumero a ambos partidos.

(*)http://www.rebelion.org/noticia.php?id=74367&titular=el-"co%F1azo"-de-rajoy-y-otros-"deslices"-pol%EDticos-

Anónimo dijo...

La verdad es que no le di la mayor importancia, dijo lo que pensamos la mayoría, y quizás por eso, nadie se ensaño en el desliz, por que "un desfile es un verdadero coñazo".

Pero que no piense el señor Rajoy que esto quedará así, en las próximas elecciones recibirá la factura.