No soy muy dado a hablar de los temas que están en boca de todos; suelo preferir la reflexión sobre detalles que no llaman mucho la atención y que sin embargo son importantes; pero estos días se hace inevitable comentar el fallecimiento de Michael Jackson, uno de los artistas más famosos de los últimos años, convertido ya en mito al morir.
Michael había caído muy bien a la gente en sus comienzos, cuando era un simpático chiquillo que bailaba y cantaba son sus hermanos, en los Jackson Five. Sonriente, marchoso, con cara de buen chaval... algo muy diferente al ser delgaducho, pálido, deformado y desprestigiado de los últimos años, en los que las acusaciones de abusos sobre niños habían perjudicado su imagen. Ente ambos extremos se encuentra su época de gloria en solitario, con el album Thriller, uno de los más vendidos de todos los tiempos.
Ahora, tras su muerte, vuelve a recoger alabanzas. Y es que yo siempre he dicho que no hay como morirse para caer bien. Incluso quienes te han llamado de todo en vida, acuden entonces a alabar tus virtudes y atenuar tus defectos. Las calumnias cesan, y todo lo bueno que hayas podido hacer queda multiplicado por diez. Lástima que ya no estás vivo para verlo, es el pequeño inconveniente de la cuestión.
Yo intento apartarme de esa tendencia. Si un tipo es un hijo de puta, lo es vivo o muerto. E igualmente si era un tipo genial. La muerte de un ser humano no me gusta, pero considero que morirse no te hace ganar respeto. Debes tener el respeto que te ganaste durante tu vida, ni más ni menos.
Personalmente, siempre he creído que Jackson era grande en su estilo, pero estaba sobrevalorado. Tuvo grandes momentos con sus hermanos y en sus comienzos como solista. Thriller era un disco con buenas canciones y el video del tema principal es, probablemente, el mejor videoclip de todos los tiempos, o por lo menos el más famoso, alabado y llamativo que jamás se ha hecho. También fue muy influyente en el baile, y seguramente ningún otro cantante ha sido capaz de combinar mejor sus movimientos con su voz y llegar al público con ambos. Pero a partir de Thriller creo que, como tantos otros, acabó viviendo un tanto "de rentas" y sin mostrar mucha inspiración posterior. El album Bad sólo fue un trabajo aceptable, que jamás hubiera llamado la atención sin venir de un personaje ya tan conocido.
Al igual que Elvis, Jackson va camino de convertirse en uno de los grandes mitos de la música popular, y su tumba seguramente en lugar de peregrinaje. Pero así como en el caso de Elvis su influencia sí que es incalculable, Michael Jackson me parece un artista menos imprescindible.
Esta es mi opinión sobre él, la misma que hubiera escrito hace cuatro días si me lo hubieran pedido. Como debe ser.
Imagen: http://sobreleyendas.com/2009/04/20/la-calavera-numero-cien-leyenda-norteamericana/
Michael había caído muy bien a la gente en sus comienzos, cuando era un simpático chiquillo que bailaba y cantaba son sus hermanos, en los Jackson Five. Sonriente, marchoso, con cara de buen chaval... algo muy diferente al ser delgaducho, pálido, deformado y desprestigiado de los últimos años, en los que las acusaciones de abusos sobre niños habían perjudicado su imagen. Ente ambos extremos se encuentra su época de gloria en solitario, con el album Thriller, uno de los más vendidos de todos los tiempos.
Ahora, tras su muerte, vuelve a recoger alabanzas. Y es que yo siempre he dicho que no hay como morirse para caer bien. Incluso quienes te han llamado de todo en vida, acuden entonces a alabar tus virtudes y atenuar tus defectos. Las calumnias cesan, y todo lo bueno que hayas podido hacer queda multiplicado por diez. Lástima que ya no estás vivo para verlo, es el pequeño inconveniente de la cuestión.
Yo intento apartarme de esa tendencia. Si un tipo es un hijo de puta, lo es vivo o muerto. E igualmente si era un tipo genial. La muerte de un ser humano no me gusta, pero considero que morirse no te hace ganar respeto. Debes tener el respeto que te ganaste durante tu vida, ni más ni menos.
Personalmente, siempre he creído que Jackson era grande en su estilo, pero estaba sobrevalorado. Tuvo grandes momentos con sus hermanos y en sus comienzos como solista. Thriller era un disco con buenas canciones y el video del tema principal es, probablemente, el mejor videoclip de todos los tiempos, o por lo menos el más famoso, alabado y llamativo que jamás se ha hecho. También fue muy influyente en el baile, y seguramente ningún otro cantante ha sido capaz de combinar mejor sus movimientos con su voz y llegar al público con ambos. Pero a partir de Thriller creo que, como tantos otros, acabó viviendo un tanto "de rentas" y sin mostrar mucha inspiración posterior. El album Bad sólo fue un trabajo aceptable, que jamás hubiera llamado la atención sin venir de un personaje ya tan conocido.
Al igual que Elvis, Jackson va camino de convertirse en uno de los grandes mitos de la música popular, y su tumba seguramente en lugar de peregrinaje. Pero así como en el caso de Elvis su influencia sí que es incalculable, Michael Jackson me parece un artista menos imprescindible.
Esta es mi opinión sobre él, la misma que hubiera escrito hace cuatro días si me lo hubieran pedido. Como debe ser.
Imagen: http://sobreleyendas.com/2009/04/20/la-calavera-numero-cien-leyenda-norteamericana/
1 comentario:
Hoy escuchaba en la tele que se bajaban 48000 canciones diarias en USA antes de su muerte y ahora han pasado a los 2 millones. Exactamente, nada como morir y que te publiciten.
Es cierto, te mueres y pasas a ser la leche. Entiendo que eso es una derivación del hecho que cuando hablas mal de alguien es para hacerle daño. Al muerto, total, ya nadie le va a hacer nada, ergo no cuesta nada hablar bien de el. Costumbres sociales que no nos quitaremos de encima, más hipocresía social.
De todas formas, algo cambia. El viernes estuve en el funeral de un tio mio, agnóstico total. Evidentemente en el responso no apareció ningún cura. Solamente una chica, profesional, con sorprendente duluzura en unos momentos, potente firmeza en otros, transmitiendo tranquilidad y serenidad con mucha más eficacia que en el mejor funeral católico al que yo haya asistido nunca. Y luego habló un amigo de mi tío, recordándolo en lo bueno y en lo menos bueno (nunca en lo malo) pero desde el conocimiento íntimo del muerto, no desde la lejanía del pingüino de turno. Te garantizo que fue un funeral de los que dejan marca. Nadie se indignó con la falta de un capellán que reparte bendiciones como Zapatero reparte regalos electorales.
Algo se mueve, algo cambia, estemos atentos!
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