miércoles, 3 de octubre de 2007

Hay que ver lo que nos gustan las estatuas

Las vacaciones transforman a las personas, está claro. Sobre todo a las que se van de viaje. Y es que no me digáis que no es asombroso pensar en toda esa larga fila de turistas que llegan de París, Praga, San Petesburgo, Viena, Roma o cualquier otro lado del mundo (escoged el sitio que os parezca más interesante), con sus folletos turísticos y sus cámaras de fotos repletas de imágenes, pero sobre todo de imágenes culturales.

Y es que hay que ver lo que nos gustan las estatuas. Vamos, es que molan mogollón, pero eso sí: sólo en vacaciones. El resto del año, nuestro interés por la escultura, la pintura o la arquitectura oscila entre nada y casi nada. Sin embargo, nos compramos un billete para París o Roma, y oye, se nos despierta la vena artística de golpe, y pasamos a interesarnos por la diferencia entre un arco románico y uno gótico, o por los matices de la pintura impresionista, o...

Venga ya, hombre, menos gilipolleces. La gente parece que no quiera irse de vacaciones, sino presumir de vacaciones. Igual que quienes se compran un coche para presumir de cochazo, y no por sus necesidades de transporte, también hay quienes viajan para que los demás vean las vacaciones taaaan interesantes que han realizado, y lo muy culturales que son. Visitamos el Prado o el d'Orsay aunque pasemos olímpicamente de la pintura, y nos recorremos el British Museum sólo por pasar la mañana viendo curiosidades, igual que hay quienes pasan la mañana en el Ikea.

Yo lo llamo hipocresía cultural. Consiste en hacer ver que te interesa muchísimo el arte, que practicas un turismo profundísimo, lleno de actividades y visitas culturales, pero en el fondo todo eso te la repatea bastante, y la prueba de ello es que cuando llegas a casa y abres la maleta desaparece súbitamente todo interés por edificios, estatuas o pinturas. De pronto, las particularidades del arco gótico o el románico vuelven a formar parte de aquellas aburridas clases de Historia del Arte que nos tuvimos que aprender para aprobar, y los matices que pudiera tener la pintura de Rubens o la de Monet, nos importan lo que siempre nos han importado: un bledo.

Y yo me pregunto: ¿qué necesidad hay de aparentar? Yo no siento esa necesidad. Nadie está obligado a interesarse por tal o cual cosa. Nadie. Cada uno se preocupa de lo que le interesa y se fija en lo que le llama la atención. Si algo no te va, pues haces bien en pasar de ello. Yo cuando visito una ciudad para asistir a un concierto o visitar a unos amigos, no siempre realizo visitas culturales. Si me sobra tiempo y me apetece, pues sí, me paso a ver tal plaza o tal puente, pero si no, pues vuelvo para casa, y con la conciencia muy tranquila. Por lo general, prefiero fijarme en lo cotidiano, en cómo es la gente de allí (las personas, para mí, son el principal atractivo turístico), en sus costumbres, en cómo se mueve la ciudad durante el día y qué hacen por la noche, en qué sulen comer y a qué horas, en cómo se saludan... ese tipo de cosas. A Madrid, por ejemplo, he ido muchas veces en el último año y nunca he pisado el Prado (que visité hace años, pero cuando era un chavalín, y aparte de que ya no me acuerdo, seguro que ha cambiado). Y no siento ningún peso moral por ello. Igual un día de estos me da por pasarme, porque interesante me parece, pero nada más, será una visita como cualquier otra. A fin de cuentas no soy un gran aficionado a la pintura. ¿Por qué iba a estar entre mis prioridades entonces? Si algún día voy a París, por ejemplo, es posible que visite el Louvre o es posible que no, quién sabe. ¿Me gustaría? Por supuesto. ¿Está entre mis prioridades? No, decididamente. Lo haré si me sobra tiempo y me veo con ganas para recorrerme un museo tan inmenso, pero dependería de las circunstancias; y en cualquier caso no volvería a casa como hacen algunos, alardeando de ello o explicando lo muuuucho que les ha gustado... tanto como para no fijarse en ningún cuadro ni en ningún pintor en los meses siguientes. Y así, hasta el próximo viaje. Joder, si es que hay gente que la cultura la vive, ¿eh? Pero lástima que sólo cuando llevan colgada la cámara de fotos.

No dudo de que habrá personas realmente interesadas en los museos, las estatuas y las catedrales. Para ellas, todo mi respeto; pero son minoría frente a la legión de ilustrados de boquilla, que muestran un interés hipócrita y falso hacia el arte y la cultura, sólo por aparentar.

Foto: wikipedia

2 comentarios:

Johnny Tastavins dijo...

:-) Yo estuve en Menorca este verano y fotografié playas y bellezas, pero huí como la peste de las piedras.

Curioso por otra parte que si sales de los paises occidentales, las posibilidades de visitas "culturales" se reducen un montón. Viajo a menudo a China y allí no hay catedrales que visitar, pocos museos y sin embargo un espectáculo sin par en cada calle. La gente es allí el espectáculo. Recomendable sin duda.

Sonia dijo...

Hombre...hay sitios en los que o ftografias piedras o fotografias piedras porque no hay mucho mas que ver.

Aun asi, yo soy mas de fijarme en las calles, casas y balcones...antes que en tal o cual estatua de Fulano de Tal.

Aun asi, he de reconocer que me he recorrido todos los museos de Madrid y que en algunos incluso he repetido...(pero jamas he sacado fotos a lo expuesto).

Sin embargo, cuando he salido de vacaciones siempre he tirado mas a pasear y recorrerme la ciudad antes de meterme en un museo porque creo que la sociedad no esta entre eesas cuatro paredes que si que contienen cultura, pero no "cultura actual" por decirlo de alguna manera.