Que Dios nos asista. Se han acabado las vacaciones y quedan unos pocos meses para las elecciones generales. Ya sabemos lo que eso significa: nuestros queridos políticos, esos ciudadanos ejemplares que nos iluminan y nos gobiernan sin caer en la demagogia, sin perder el tiempo en enfrentamientos sectarios, sin dejarse dominar por oscuros intereses económicos, nos van a estar machacando hasta Marzo (para ser exactos hasta algo después de Abril, porque luego vienen las declaraciones en las que todos han ganado, las negociaciones para formar gobierno, etc.) con sus ataques sin sentido, con sus discursos vacíos de contenido, con sus programas llenos de humo y escasos de ideas innovadoras... La campaña empieza más tarde, en teoría, pero a ellos les da igual. El puesto es el puesto, oye.
Por mi parte, intentaré desconectar mi cerebro de la actualidad política, no sea que las expresiones "tregua", "irresponsabilidad", "dimisión" o "falta de programa" me agobien más de lo que ya me han agobiado en este tiempo (anque la más repetida será ETA, por supuesto, esa cosa que no debía usarse como arma arrojadiza según no sé qué pacto que hay por ahí, pero que es el cuchillo preferido para apuñalarse unos a otros). Esta gente me cansa, en serio. A mi costumbre de intentar no ver los telediarios y hacer oídos sordos cuando escucho la palabra "Acebes" o la palabra "Blanco", le sumaré una cierta inactividad mental, que reservaré para leer algún que otro artículo en las pocas fuentes que aún me merecen una cierta credibilidad. Más que nada para comprobar, una vez más, el vacío de ideas y la repetición intolerable y demagógica que inundan ese mundillo, y sobre todo, para ver cómo se dirige irremediablemente hacia la degeneración final de la democracia moderna: el bipartidismo; ese sistema en el que cada cuatro años los ciudadanos eligen dictadura. Tienen dos opciones, siempre las mismas: los de la calle tal y los de la calle cual. Todo un ejemplo de soberanía popular que te cagas. Y bueno, de la división de poderes no hablo porque me entra la risa floja. En fin, mejor me callo, que me enciendo.
Por supuesto, lo más probable es que pase olímpicamente de ir a votar; quizás en algún artículo futuro exponga mis razones (ya he esbozado algunas), pero tampoco creo que sean muy originales: Cuántos y cuántos españoles piensan y hacen lo mismo que yo en este aspecto. Es una de las pocas cosas en las que no soy original. Y mira que soy raro, ¿eh? Pero en eso no, oye. Será porque los políticos de ahora son tan descaradamente aburridos y nulos como líderes que es imposible interesarse en lo que hacen. Fijémonos por ejemplo, en mi presidente (me refiero al de Cataluña, aunque el de España tampoco es que tenga mucho salero), el señor Montilla. Un ejemplo de líder nato. Qué carisma, qué gracia tiene el tío, cómo habla. Vamos, es que ¿cómo no se va a sentir uno representado por él? Si es que arrastra a las masas el hombre.
A mí que no me jodan: que un tío así llegue a President de la Generalitat es para tirarse de un puente (pero sin la cuerda esa del puenting, que eso es trampa). Cuando estaban Pujol o Maragall, uno podía estar de acuerdo con ellos o no, podían caer más simpáticos o menos, pero joder, tenías la sensación de que era el President. Ahora... ¡pero si el tío parece un gris funcionario que se dedica a poner sellos! ¿De verdad no había nadie mejor en el PSC? Quizás sí, pero no tan amigo de quienes seguramente hace falta ser amigo para subir.
Y en Marzo, pues eso, a decidir si nos gobierna José Luis o Mariano. En fin... ¿Hacen falta comentarios? Pues eso, suerte al primero, que dentro de todo es el menos malo. Dichosa época que nos ha tocado vivir, la época de lo menos malo. Ya no es el mejor sistema, el mejor líder, el mejor ciudadano, la mejor solución. Todo es "lo menos malo". Como una especie de tristes epígonos, escogemos siempre cosas y personas que no nos convencen pero que no odiamos tanto como a otros, y lo hacemos con la cabeza bajada y una expresión de añoranza hacia aquellos tiempos en los que había cosas, hombres y sistemas buenos y malos, grandes y miserables, heroicos y malvados, nada de medias tintas y gilipolleces.
Yo por mi parte, me dedicaré durante estos meses a preocuparme lo mínimo posible de la política. Supongo que es lo menos malo que puedo hacer.
5 comentarios:
Me parece que aun no se conoce el significado de la palabra "iniciativa".
Es muy español eso de criticar y no hacer nada por cambiar las cosas.
Poximamente en mi blog..la respuesta completa! jajajajajaja!
Besis!
Me parece que algunos aún no conocen el significado de la palabra "mafia". Es una cosa que bloquea las iniciativas. Es muy latino eso de crear mafias que impiden casi por completo las alternativas.
Besitos.
Mafia es lo que crece alredor de determinados sectores políticos, no la política en si.
Luchar por algo en lo que se cree quedó en el olvido, y así pasa...
Más besitos! :P
No he dicho que la política misma sea mafia, pero cuando casi todo el poder político está dominado por mafias, en la práctica es como si así fuera.
Luchar por lo que uno cree es genial, pero los mafiosos, que no esperen mis aplausos.
Te contesto en tu blog ;)
Bienvenido al club del desencanto. No te creas. La abstención activa, de la cual son ferviente partidario desde hace ya dos años les jode. Y mucho. Al final ganaremos.
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