domingo, 23 de diciembre de 2007

La teoría del grano de arena

Todos los que filosofamos acostumbramos a tener teorías. No siempre son muy originales, pero está gracioso eso de tener ideas que nadie te ha contado antes (al menos que tú recuerdes) y darte cuenta de que te explican muchas de las cosas que ocurren en el mundo. Aunque haya más gente que haya llegado a la misma conclusión, el hecho de que tú lo hayas hecho por tu cuenta te hace pensar que no debes ser tan tonto, y eso siempre resulta a gradable.

De las teorías que siempre me están rondando por la cabeza y que mantengo como principios para juzgar lo que ocurre en el mundo, pocas me gustan tanto como la teoría del grano de arena. Si tuviera que enunciarla sería algo así:
Ninguno de nosotros es tan fuerte como para cambiar el mundo sustancialmente, pero ninguno es tan débil como para no aportar un granito de arena que pueda cambiarlo.
Dicho así queda muy vago, pero se ve muy claro con algunos ejemplos. El más típico sería el del hambre en el mundo, clásico problema que todas las personas idealistas dicen que debería eliminarse, mientras las que se las dan de realistas responden que no hay nada que hacer, y lo mismo afirman respecto a las guerras, las enfermedades, etc. Evidentemente, tienen razón quienes dicen que no está en nuestra mano eliminar estos males del mundo, pero eso no es razón para no hacer nada, puesto que si todos hacemos un poco, al final, todos esos granos de arena sumados harán una gran montaña, y realmente moveremos el mundo.

En el caso de las guerras, por ejemplo, la actitud de los pacifistas siempre ha sido tachada de utópica e ingenua. Sin embargo, lo cierto es que hoy en día vivimos en un mundo bastante menos belicoso que el de nuestros antepasados, y eso lo debemos en buena medida a todos los miles y miles de pacifistas que desde la Segunda Guerra Mundial han presionado a los gobiernos y a la sociedad para conseguir un mundo en paz. No es que no puedan estallar guerras en nuestra sociedad contemporánea, pero los gobiernos saben que se enfrentan a una gran presión para declararla, y eso no sería así, probablemente, si todos esos miles de pacifistas, a los que se tachaba de utópicos, no se hubieran movilizado en su momento, y lo siguieran haciendo hoy en día.

Hagamos pues siempre buenas acciones, aunque sean modestas, y no infravaloremos nuestra pequeña aportación, porque si todos somos un poco mejores, al final el mundo será mucho mejor.

Foto: http://www.americanadelsur.todouy.com

3 comentarios:

Isabel Burriel dijo...

Tienes toda la razón. A ver si así nos excusamos menos de tener que hacer las cosas.
Intentaré aportar mi granito de arena más a menudo.

Un beso

Anónimo dijo...

Como se nota que estamos en Navidad

gurukrupa108 dijo...

Foto tomada en Rocha, Uruguay. Atrás, el faro del Cabo Polonio.