domingo, 24 de febrero de 2008

Por si no fuera bastante...

Llevo ya bastante tiempo pensando (aunque no creo que sea muy original, supongo que mucha gente tiene la misma impresión) que la labor de los medios de comunicación a la hora de dar información política es nefasta. Pero no lo digo por el partidismo de cada medio (que también), sino por la tendencia a buscar siempre lo peor. Me explico:

¿Por qué cada día, cuando se hace un resumen de un "meeting", una conferencia o unas declaraciones de algún político, siempre sacan justamente el minuto que ha dedicado a atacar al otro partido? No he estado nunca en un "meeting" del PSOE ni del PP, ni de ERC ni de nigún otro partido, pero no puedo creerme que de todas las horas que duren las intervenciones, no haya más del 50% dedicado a otras cosas, a propuestas, a explicar las iniciativas del partido... Seguro que luego no faltan tampoco los ataques a los demás, pero... puestos a hacer una crónica, ¿es necesario difundir precisamente estos últimos momentos y no los primeros?

Creo que en general, los medios hacen con la política como con las demás noticias: buscan emitir sólo lo más morboso, lo que más llame la atención. Pasa como con el fútbol; ya no nos hablan de fútbol, nos hablan de cotilleos del fútbol. Que si tal entrenador está enfadado con tal jugador, que si tal presidente ha hecho tales declaraciones que han molestado en el banquillo...
De política tampoco nos hablan. Nos hablan de cotilleos políticos. El otro día fue la entrevista televisiva a Rajoy. No aguanté ni cinco minutos. Me fui indignado a hacer otras cosas más útiles. Y es que las dos primeras preguntas del periodista ya eran para alucinar: que las encuestas daban empate técnico y si él tenía otros resultados (qué te va a decir Rajoy, que sí que los están pillando), y la segunda sobre la polémica Aguirre-Gallardón (pues qué va a decir, que son cosas que pasan pero que ya está todo solucionado y como amigos). Vaya preguntas más estúpidas. Y además, cotillas, puesto que el tema de Gallardón no se trata ya por los medios como una cuestión política, sino que todos se apresuran a contar que si se han mirado mal o se han dicho algo desagradable, como si estuviéramos viendo "Corazón corazón". Eso por no hablar de la insultante simplificación que realizan: sólo existen dos partidos, el resto del mundo político no existe. Pasa como con la información deportiva en Catalunya, sólo existe el Barça, no se te ocurra ser de otro equipo porque es como si no exisitiera para los medios. Es un efecto más de la tendencia simplista por "centrarse en lo que más vende", sin ningún ánimo de informar de manera completa y veraz.

El "debate" entre los dos principales candidatos al ministerio de Economía es otro ejemplo. Nada de debate: simplemente dos discursos, cada uno dividido en tres rondas. Un debate no es eso, es un diálogo, en el que ambas personas se preguntan y responden, se llevan la contraria, etc. Al final del presunto "debate", Matías Prats se congratulaba de haber sido uno de los moderadores que menos había tenido que intervenir en la historia. No me extraña. ¿Para qué vas a intervenir si ya de entrada estás cortando la fluidez de un debate espontáneo y lo has convertido todo en una simple alternancia de discursos? Menuda pérdida de tiempo. Ni si quiera llegué a verlo todo, también me harté. Y luego encima anunciando que al poco rato darían resultados sobre las encuestas acerca de quién había sido el vencedor, como si de un partido de fútbol se tratase.

Falta ya muy poco para ese encuentro Rajoy-Zapatero que para algunos es tan interesante. Para mí poco. Ya sabemos de qué va a ir, ya sabemos qué se van a decir, todo es como el guión de una obra de teatro que ya hemos visto mil veces. Y la televisión lo usa como un combate de boxeo, donde a la audiencia se la gana por el morbo de "mira qué le ha dicho este" o "mira qué cara se le ha quedado al otro". El debate abierto, a más bandas (¿sólo se presentan dos partidos a las elecciones?) y con preguntas abiertas y no pactadas de antemano, se ha perdido.

En serio, no sé quiénes me dan más pena, si los políticos o los periodistas de política; creo que los segundos. Los primeros aún tienen el atenuante de que el poder corrompe; los segundos no. Además, con esta actitud morbosa, aún contribuyen más a empeorar la ya nefasta imagen de los políticos. Por si no fuera bastante con las propias mezquindades de la política, vienen ellos y las aumentan más. Llega uno a hartarse hasta el punto de que para informarme de estos temas ya ni siquiera recurro a los medios tradicionales, y busco otras fuentes. Los diarios, radios y televisiones ya no valen, están acabados.

Imagen: http://desenhoemnuvens.weblogger.terra.com.br/img/sozinha.jpg

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que en parte por eso opino que no deberian televisarse ningun debate politico, además de los motivos que ya has expuesto, no es gusto, y menos aun en una democracia, como la que se presupone tenemos, que solo se le conced importancia a unos pocos partidos. Debrian ser todos o ninguno.
Y sino, mejor aun, no debrian televisar nada que pueda considerarse propaganda electoral

Isabel Burriel dijo...

Es realmente asqueroso el cariz que toman los telediarios con las campañas políticas. Tienes razón. Parece que estén todo el día tirándose los trastos y lo único que consiguen es que los políticos parezcan un atajo de marujas pegándose todo el día.