Hoy quiero hacerle un pequeño homenaje a una gran mujer; o por lo menos a la que yo considero una gran mujer. Para muchos quizás sólo sea una desvergonzada provocadora que intentaba ganar fama con sus frases ingeniosas y su actitud descarada, pero yo creo que ser como ella fue no es tan sencillo, y además, vale la pena que de vez en cuando surja alguien así. Se trata de la actriz norteamericana Mae West.
West fue un auténtico símbolo de mujer fatal, desinhibida y que prefiere vivir al margen de los convencionalismos puritanos de nuestra sociedad. No era especialmente guapa, pero sí despierta e ingeniosa. Eran frecuentes sus frases picantes o con doble sentido moral, muchas de las cuales han pasado ya a formar parte de los dichos populares (Las chicas buenas van al cielo; las malas, van a todas partes). A veces eran simplemente chistes descarados, como aquello que le dijo a un hombre que la saludó: ¿Llevas una pistola en el bolsillo o es que te alegras de verme? Otras veces tenían una especie de fondo filosófico (Cuando soy buena, soy buena; cuando soy mala, soy mucho mejor), pero en cualquier caso son bastante más de lo que se hubiera podido esperar de una mujer en los años 30. Hoy en día nos puede parecer muy fácil, pero no creo que entonces lo fuera. Además, incluso cuando se expresaba claramente, lo hacía al mismo tiempo con metáforas y con delicadeza (el sexo es como una partida de bridge: si no tienes una buena pareja, más vale que tengas una buena mano). Hay que saber ser una señora, y muy inteligente, para hablar sobre el tema claramente y sin vulgaridad, como ella misma expresó muy bien: Me gusta llevar la ropa suficientemente apretada para que se vea que soy una mujer, pero suficientemente holgada para que se vea que soy una señora.
No era muy amiga del matrimonio, aunque llegó a estar casada. Una de sus frases más memorables: ¿Para qué hacer sufrir a un hombre casándote con él cuando puedes hacer felices a muchos? es para mí una de las sentencias más verdaderas que se han dicho sobre el tema. No escondía la actitud de las mujeres hacia los hombres, como en su genial it's better to be looked over than overlooked, cuyo ingenioso juego de palabras se pierde en la traducción al castellano: es mejor se examinada que ignorada, o bien es mejor que te miren demasiado a que no te miren. Tampoco se callaba acerca de las costumbres de los hombres respecto a las mujeres, y llegó a decir que ya no hay caballeros como los de antes. Hoy, si un hombre te abre la puerta, o es la de su dormitorio o se trata del portero.
Yo sí que le abriría otras puertas que las del dormitorio, sin ser portero. A sus pies, señora West.
Fuentes:
http://en.wikipedia.org/wiki/Mae_West
http://www.terra.es/joven/articulo/html/jov2741.htm
Imagen: Wikipedia
West fue un auténtico símbolo de mujer fatal, desinhibida y que prefiere vivir al margen de los convencionalismos puritanos de nuestra sociedad. No era especialmente guapa, pero sí despierta e ingeniosa. Eran frecuentes sus frases picantes o con doble sentido moral, muchas de las cuales han pasado ya a formar parte de los dichos populares (Las chicas buenas van al cielo; las malas, van a todas partes). A veces eran simplemente chistes descarados, como aquello que le dijo a un hombre que la saludó: ¿Llevas una pistola en el bolsillo o es que te alegras de verme? Otras veces tenían una especie de fondo filosófico (Cuando soy buena, soy buena; cuando soy mala, soy mucho mejor), pero en cualquier caso son bastante más de lo que se hubiera podido esperar de una mujer en los años 30. Hoy en día nos puede parecer muy fácil, pero no creo que entonces lo fuera. Además, incluso cuando se expresaba claramente, lo hacía al mismo tiempo con metáforas y con delicadeza (el sexo es como una partida de bridge: si no tienes una buena pareja, más vale que tengas una buena mano). Hay que saber ser una señora, y muy inteligente, para hablar sobre el tema claramente y sin vulgaridad, como ella misma expresó muy bien: Me gusta llevar la ropa suficientemente apretada para que se vea que soy una mujer, pero suficientemente holgada para que se vea que soy una señora.
No era muy amiga del matrimonio, aunque llegó a estar casada. Una de sus frases más memorables: ¿Para qué hacer sufrir a un hombre casándote con él cuando puedes hacer felices a muchos? es para mí una de las sentencias más verdaderas que se han dicho sobre el tema. No escondía la actitud de las mujeres hacia los hombres, como en su genial it's better to be looked over than overlooked, cuyo ingenioso juego de palabras se pierde en la traducción al castellano: es mejor se examinada que ignorada, o bien es mejor que te miren demasiado a que no te miren. Tampoco se callaba acerca de las costumbres de los hombres respecto a las mujeres, y llegó a decir que ya no hay caballeros como los de antes. Hoy, si un hombre te abre la puerta, o es la de su dormitorio o se trata del portero.
Yo sí que le abriría otras puertas que las del dormitorio, sin ser portero. A sus pies, señora West.
Fuentes:
http://en.wikipedia.org/wiki/Mae_West
http://www.terra.es/joven/articulo/html/jov2741.htm
Imagen: Wikipedia
2 comentarios:
Genio y figura, sin duda, pero me planteo si sería fácil decir lo mismo cuando ella vivía.
Rompió moldes, y posiblemente gente considerada hoy transgresora tenga otra consideración dentro de 50 años. Lo realmente difícil y es apreciar este genio en un contemporáneo, ¿no te parece?
Claro, pero ahí está la gracia. Si los contemporáneos te alabasen no serías una figura rompedora. Digamos que es el precio que hay que pagar.
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