sábado, 21 de enero de 2012

Una dama de hierro muy floja

Asistimos estos días a la lluvia de elogios sobre Meryl Streep por su papel en La dama de hierro, hasta el punto de que parece que uno sea un sacrílego o un ignorante si se atreve a decir que se trata de una mala película.

Pues sí, es una mala película. Ciertamente, Margaret Thatcher está muy bien caracterizada. El excelente trabajo de maquillaje, peluquería, etc., unido a la propia fisonomía de Streep, han conseguido que el espectador se sienta realmente en presencia de la señora Thatcher. En ese punto la película es irreprochable. Pero sería muy absurdo pensar que una película es buena o mala simplemente por el trabajo de los maquilladores y peluqueros, por muy excelente que éste sea. Una película es, sobre todo, una historia. Una historia a la que los actores deben dar vida. El núcleo del trabajo, por tanto, está en el guionista, el director y los actores. Sin desmerecer, por supuesto, al resto de implicados; pero lo fundamental es lo fundamental. Y es aquí donde falla la película.

No hay una historia que contar. Aparentemente se centra en los últimos días de la señora Thatcher, pero tan salpicados de flashbacks hacia su juventud o su etapa en la política, que el espectador no sabe muy bien a qué atenerse. No hay nada malo en usar el flashback, pero no de esta manera tan repetitiva; esto podría ser adecuado para un thriller, pero no para una biografía. Peor aún: en la mezcla de épocas de la señora Thatcher, acaba ganando el de sus últimos días, lo cual es un gran error, puesto que son los que menos pueden aportarnos; son aquellos en los que el personaje nos va a parecer menos interesante. Si la Thatcher anciana hubiera aparecido sólo al comienzo y al final, hubiera estado bien para completar la historia. En lugar de eso se convierte en el centro de una acción que de ninguna manera puede protagonizar, y le quita protagonismo a la mujer de mediana edad que podría impresionarnos y que verdaderamente merecería una película.

La directora (Phyllida Lloyd) intenta abarcarlo todo, y al final no abarca nada. Vemos por unos momentos a la joven Margaret Roberts, pero en el fondo la película acaba sin que la conozcamos. Vemos diferentes momentos de la escalada política de la (ahora sí) Margaret Thatcher, pero son episodios sueltos, sin hilo conductor, sin continuidad, puestos ahí como si fueran una excusa para desempolvar algunas imágenes de archivo o para que no se critique a la película por no tratar momentos cruciales, como el de la guerra de las Malvinas; pero en el fondo no profundizan apenas en el personaje. Vemos también a la anciana señora Thatcher, agobiada por sus alucinaciones, pero a los diez minutos ya estamos cansados de que siempre haga lo mismo, de que una y otra vez se le aparezca su marido haciéndole bromas. Sólo nos interesa al principio, luego pasa a ser una anciana que entorpece el desarrollo de lo que hubiera podido ser una buena película biográfica.

El trabajo de los actores es impecable, pero no luce. Al ser todo escenas cortas, al no haber una historia que contar, al romperse continuamente el hilo narrador, es imposible, por muy buenos que sean, que su trabajo pueda impresionarnos. Cuando comenzamos a empatizar con la joven Roberts (con la que Alexandra Roach creo que hace un gran trabajo), desaparece y surge la madura Thatcher, y ni una ni otra acaban pareciendo algo más que fantasmas, ante las continuas interrupciones de la anciana señora. El marido, que en un primer momento promete ser un simpático contrapeso al grave personaje de la dama de hierro, acaba siendo un pesado que siempre hace y dice las mismas cosas. Todos los otros personajes son tan secundarios que se nos olvidan. El hijo, Marc, que se menciona en algún momento, ni aparece. Al final, entre unas cosas y otras, acaba la película y ninguno ha conseguido llegarnos, impresionarnos. Nos quedamos sin haber llegado al fondo ni de la vida personal ni de la vida política del personaje.

Meryl Streep lo clava, sí, pero apenas puede hacer algo más que intentar copiar algunos gestos de Thatcher o poner cara de anciana fatigada. Se ha dicho estos días que merece el Oscar. Yo creo que esta interpretación no merece premios. Pero no porque sea mala: es muy buena, pero por ahí debe haber excelentes actrices que han tenido la oportunidad de realizar un gran trabajo con personajes que valían la pena porque hubieron guionistas y directores que hicieron que valieran la pena. Sería una lástima que se quedasen sin premios para que se los quede un personaje superficial e irregular, por mucho que su caracterización esté clavada.

Las escenas parecen en algunos casos más propias de un videoclip de la MTV que de una película. Se busca el efectismo a base de todo tipo de trucos, ya sea la cámara lenta, las imágenes borrosas, la luz cegadora... toda una serie de recursos que seguramente estarían muy bien en otro tipo de película, pero que, en mi opinión, sobran en una sobre Margaret Thatcher.

No me atrevería a decir que sea una película demencial: el buen trabajo de los actores y maquilladores impiden que lo sea. Pero desde luego no es buena. Lo que podría haber sido una gran obra, ha acabado reducido a una curiosidad histórica para completar la ya dilatada carrera de Meryl Streep.

Imagen: http://www.quedepeliculas.com/peliculacine-la-dama-de-hierro-5969.html

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