No soy nada aficionado a los realities. De hecho los detesto bastante, aunque tampoco me molestan especialmente, puesto que hace años que adopté la sana costumbre de ver muy poca televisión, a menudo ninguna. Creo que jamás he llegado a ver un capítulo de Gran Hermano, ni de OT, ni de esa que sacaron luego en la que llevaban a unos famosos a una isla. Pero confieso que a "¿Quién quiere casarse con mi hijo?" le encuentro una cierta gracia.
No me extenderé mucho explicando de qué va ni describiendo a los personajes. Para eso os recomiendo esta divertida descripción que ofrece Guillermo López. Me centraré sólo en dar mi opinión.
Como todos los realities, hay momentos en los que produce verdadera vergüenza ajena. Incluso hay ocasiones (sobre todo en casa del infórmatico virgen) en los que incluso da algo de mal rollo. Contemplar algunas de las miserias de la gente no es gracioso. Ahora bien, tiene momentazos que bien pueden provocarte unas buenas risas. Vayamos por partes.
Los menos interesantes para mí son el stripper de Girona y el estudiante valenciano. Típicos chulos de discoteca, cuyo máximo objetivo es cepillarse al mayor número de concursantes posible, y acabar quedándose con la que tenga las tetas más gordas. Los clásicos musculitos que, independientemente de sus estudios (el stripper se supone que es químico), adoptan la clásica pose chuloputesca que, aunque graciosa por momentos, en general carga mucho. Sus pretendientes son, en su mayoría, las parejas lógicas para ellos: putillas de discoteca sin clase y muy escaso nivel intelectual, si bien entre alguna de ellas se cuela alguna inocentona que se cree que estos tipos son maravillosos y aún es capaz de tragarse sus trolas. Impactante, por ejemplo, el momento en que el stripper se las da de romántico en su paseo con su preferida, y ésta se lo traga todo, hasta el punto de decepcionarse luego cuando, por la noche, intenta cepillarse a la ex-actriz porno. ¿Es posible ser tan cortita? Algo parecido hizo la primera pretendiente del valenciano, cuya inocencia es casi tan grande como sus tetas.
Evidentemente, en estos programas hay mucha pose. A buen seguro que quienes lo dirigen presionan a los concursantes para que se metan en el papel y la líen lo máximo posible. En algunos casos se nota bastante esa postura algo forzada, pero en cualquier caso es recomendable olvidarlo un poco e intentar meterse en la historia, así te ríes mucho más. Pero pasemos al resto de concursantes.
El mejor de todos, y el más divertido para mí, es el abogado y cantante de ópera. Sólo por él y su madre, vale la pena ver el programa. De hecho, uno de los fallos de los productores es que se le da muy poco protagonismo, cuando sin duda es lo más original de la serie. Vaya momento, por ejemplo, cuando su madre pedía a las candidatas que fueran católicas, del PP y del Real Madrid. Es como una caricatura de lo que sería una típica familia facha. O cuando se lleva a tres de las aspirantes (una de las cuales es italiana y otra brasileña) a una tienda de Madrid a probarse peinetas y mantillas. El hijo, mucho más abierto y desenfadado, forma una pareja genial con la rancia de su madre. De entre todas las pretendientes destaca la brasileña. El hombre la está manteniendo pese a la oposición frontal de su madre, que la ve fuera de su status social (la chica es mulata, con un hijo, y trabaja en la cocina de un restaurante). Creo que el hijo actúa con buen criterio, porque la chica sabe estar bastante bien, se comporta con cordura y modestia, habla sólo cuando es estrictamente necesario, y la veo más natural que a las otras. Me gusta incluso más que la belga, que es muy correcta, pero sosa.
En cuanto al joven informático virgen, la verdad es que es un personaje interesante, pero transmite algo de mal rollo su madre, no muy en sus cabales y francamente insoportable, así como el hecho de que se nota la vergüenza y los malos ratos del chaval y de alguna de sus chicas. La gótica daba un cierto colorido al tema, pero ahora que la han echado (yo creo que por presiones de los productores, que querrán evitar malos rollos con la madre y la abuela, y le han dicho al chaval que mejor la quite de enmedio), pues la verdad es que ha quedado muy triste la cuestión. Este es el personaje con el que el programa revela su lado más morboso y más puramente de reality.
Por último está el gay, que curiosamente es el más "normal" de todos. Tanto él como su madre son personas tan normales que apenas llaman la atención, y sólo el hecho de ser gay introduce un cierto interés. Hay momentos, como cuando un concursante acusa a otro de ser una "mariquita mala", o como cuando en el último capítulo le dijo a un compañero que no quería mojarse los pies al saltar del barco "venga, salta, no seas marica". Pero en general, no tiene tanta gracia.
Sólo vi el tercer capítulo y casi todo el primero. El segundo me lo perdí. Pero pienso ver el cuarto, y espero que mantenga el nivel. Vamos a aprovechar los momentos graciosos que aún nos depare, antes de que el querer exprimir demasiado la fórmula acabe transformándolo en un esperpento infumable, como suele pasar con todo lo que se hace en TV.
Imagen: http://www.zankyou.com/es/magazine/p/quien-quiere-casarse-con-mi-hijo-lujan-arguelles-la-celestina-de-cuatro-nos-cuenta-los-secretos-del-programa
No me extenderé mucho explicando de qué va ni describiendo a los personajes. Para eso os recomiendo esta divertida descripción que ofrece Guillermo López. Me centraré sólo en dar mi opinión.
Como todos los realities, hay momentos en los que produce verdadera vergüenza ajena. Incluso hay ocasiones (sobre todo en casa del infórmatico virgen) en los que incluso da algo de mal rollo. Contemplar algunas de las miserias de la gente no es gracioso. Ahora bien, tiene momentazos que bien pueden provocarte unas buenas risas. Vayamos por partes.
Los menos interesantes para mí son el stripper de Girona y el estudiante valenciano. Típicos chulos de discoteca, cuyo máximo objetivo es cepillarse al mayor número de concursantes posible, y acabar quedándose con la que tenga las tetas más gordas. Los clásicos musculitos que, independientemente de sus estudios (el stripper se supone que es químico), adoptan la clásica pose chuloputesca que, aunque graciosa por momentos, en general carga mucho. Sus pretendientes son, en su mayoría, las parejas lógicas para ellos: putillas de discoteca sin clase y muy escaso nivel intelectual, si bien entre alguna de ellas se cuela alguna inocentona que se cree que estos tipos son maravillosos y aún es capaz de tragarse sus trolas. Impactante, por ejemplo, el momento en que el stripper se las da de romántico en su paseo con su preferida, y ésta se lo traga todo, hasta el punto de decepcionarse luego cuando, por la noche, intenta cepillarse a la ex-actriz porno. ¿Es posible ser tan cortita? Algo parecido hizo la primera pretendiente del valenciano, cuya inocencia es casi tan grande como sus tetas.
Evidentemente, en estos programas hay mucha pose. A buen seguro que quienes lo dirigen presionan a los concursantes para que se metan en el papel y la líen lo máximo posible. En algunos casos se nota bastante esa postura algo forzada, pero en cualquier caso es recomendable olvidarlo un poco e intentar meterse en la historia, así te ríes mucho más. Pero pasemos al resto de concursantes.
El mejor de todos, y el más divertido para mí, es el abogado y cantante de ópera. Sólo por él y su madre, vale la pena ver el programa. De hecho, uno de los fallos de los productores es que se le da muy poco protagonismo, cuando sin duda es lo más original de la serie. Vaya momento, por ejemplo, cuando su madre pedía a las candidatas que fueran católicas, del PP y del Real Madrid. Es como una caricatura de lo que sería una típica familia facha. O cuando se lleva a tres de las aspirantes (una de las cuales es italiana y otra brasileña) a una tienda de Madrid a probarse peinetas y mantillas. El hijo, mucho más abierto y desenfadado, forma una pareja genial con la rancia de su madre. De entre todas las pretendientes destaca la brasileña. El hombre la está manteniendo pese a la oposición frontal de su madre, que la ve fuera de su status social (la chica es mulata, con un hijo, y trabaja en la cocina de un restaurante). Creo que el hijo actúa con buen criterio, porque la chica sabe estar bastante bien, se comporta con cordura y modestia, habla sólo cuando es estrictamente necesario, y la veo más natural que a las otras. Me gusta incluso más que la belga, que es muy correcta, pero sosa.
En cuanto al joven informático virgen, la verdad es que es un personaje interesante, pero transmite algo de mal rollo su madre, no muy en sus cabales y francamente insoportable, así como el hecho de que se nota la vergüenza y los malos ratos del chaval y de alguna de sus chicas. La gótica daba un cierto colorido al tema, pero ahora que la han echado (yo creo que por presiones de los productores, que querrán evitar malos rollos con la madre y la abuela, y le han dicho al chaval que mejor la quite de enmedio), pues la verdad es que ha quedado muy triste la cuestión. Este es el personaje con el que el programa revela su lado más morboso y más puramente de reality.
Por último está el gay, que curiosamente es el más "normal" de todos. Tanto él como su madre son personas tan normales que apenas llaman la atención, y sólo el hecho de ser gay introduce un cierto interés. Hay momentos, como cuando un concursante acusa a otro de ser una "mariquita mala", o como cuando en el último capítulo le dijo a un compañero que no quería mojarse los pies al saltar del barco "venga, salta, no seas marica". Pero en general, no tiene tanta gracia.
Sólo vi el tercer capítulo y casi todo el primero. El segundo me lo perdí. Pero pienso ver el cuarto, y espero que mantenga el nivel. Vamos a aprovechar los momentos graciosos que aún nos depare, antes de que el querer exprimir demasiado la fórmula acabe transformándolo en un esperpento infumable, como suele pasar con todo lo que se hace en TV.
Imagen: http://www.zankyou.com/es/magazine/p/quien-quiere-casarse-con-mi-hijo-lujan-arguelles-la-celestina-de-cuatro-nos-cuenta-los-secretos-del-programa
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