Uno de los ejemplos más típicos que se enseñan para analizar la Historia con profundidad, es el del desencadenamiento de la Primera Guerra Mundial. La guerra comenzó como consecuencia del atentado ocurrido en Sarajevo en 1914, en el que murieron el Archiduque Francisco Fernando de Austria y su esposa. Ahora bien, es evidente que este asesinato, por sí mismo, jamás hubiera provocado una guerra tan enorme si no se hubieran juntado muchas circunstancias adicionales. Las grandes potencias europeas ya tramaban una guerra desde hacía tiempo, y habían tejido sus alianzas y planificado sus estrategias. El disparo del terrorista Gravilo Princip sólo fue, en realidad, la mecha que encendió un enorme polvorín. Sería absurdo, por tanto, culpar a este nacionalista serbio de las muertes de tantos millones de hombres.
Siempre me acuerdo de ese ejemplo cuando los actuales defensores de la economía capitalista se deshacen en alabanzas hacia los emprendedores diciendo que "crean" empleo, los que justifican el sueldo de grandes directivos afirmando que "generan" millones a sus empresas. Lo mismo se dice de futbolistas, actores, y de muchos otros personajes cuyos ingresos, escandalosamente abultados, son ya algo más que un insulto en estos tiempos que corren.
No hay tal cosa. Nadie genera millones. Nadie. Del mismo modo que Princip no provocó millones de muertos. Cada cosa que uno de nosotros hace, puede quedar amplificada por las circunstancias, y eso crea el efecto de que somos nosotros quienes movemos montañas, pero no es así. Es nuestro entorno quien las mueve.
Esto es fácil de ver con los famosos. ¿Recordamos a aquella curiosa generación de famosillos de OT? A Bisbal, Rosa, Chenoa... En su momento eran estrellas, y aparentemente generaban millones. ¿Dónde están ahora todos ellos? Excepto Bisbal, que creo que aún mantiene una cierta actividad (ya muy pequeña respecto a lo que fue) es resto está desaparecido, o casi. Pero, ¿acaso no son más o menos las mismas personas? ¿Han perdido acaso la voz o han sufrido algún cambio radical que les impida hacer lo que hacían? No. Simplemente ocurre que han cambiado las circunstancias y que, al hacerlo, ha quedado patente que la fuente de fama y dinero no estaba en ellos mismos, sino en una fórmula que en su momento funcionó, y en todo un entramado mediático que les rodeaba. Una vez pasada de moda la fórmula y desmantelado el entramado, quedan desnudas sus simples cualidades personales, que poco pueden generar por sí solas.
La misma leyenda rodea a los grandes empresarios como Steve Jobs o Bill Gates. Algunos defienden que estos hombres generan millones de dólares y decenas de miles de puestos de trabajo. Pero más correctamente, habría que decir que toman decisiones que, gracias a que modifican un entorno adecuado, a que cuentan con los colaboradores adecuados y a muchas otras circunstancias, acaban generando dinero y puestos de trabajo para sus empresas. Pero es muy difícil decir qué parte corresponde realmente a la persona, y cual es en realidad producto de las circunstancias. ¿O acaso cuando sus compañías perdían dinero y empleados también eran ellos quienes creaban esta pobreza y este paro? Porque los defensores de los sueldos estratosféricos no suelen ser partidarios de que el responsable pague millones cuando hay pérdidas.
Nadie mueve montañas. Uno puede, si acaso, crear un alud a base de lanzar una bola de nieve por una montaña nevada; pero ese lanzamiento no serviría de nada ni provocaría apenas efecto, de no ser por las toneladas de nieve acumuladas en la montaña; toneladas que uno no ha creado: ya estaban ahí.
Imagen: http://derechoaleer.org/2011/08/efecto-leakymails-y-libertad-de-expresion.html
Siempre me acuerdo de ese ejemplo cuando los actuales defensores de la economía capitalista se deshacen en alabanzas hacia los emprendedores diciendo que "crean" empleo, los que justifican el sueldo de grandes directivos afirmando que "generan" millones a sus empresas. Lo mismo se dice de futbolistas, actores, y de muchos otros personajes cuyos ingresos, escandalosamente abultados, son ya algo más que un insulto en estos tiempos que corren.
No hay tal cosa. Nadie genera millones. Nadie. Del mismo modo que Princip no provocó millones de muertos. Cada cosa que uno de nosotros hace, puede quedar amplificada por las circunstancias, y eso crea el efecto de que somos nosotros quienes movemos montañas, pero no es así. Es nuestro entorno quien las mueve.
Esto es fácil de ver con los famosos. ¿Recordamos a aquella curiosa generación de famosillos de OT? A Bisbal, Rosa, Chenoa... En su momento eran estrellas, y aparentemente generaban millones. ¿Dónde están ahora todos ellos? Excepto Bisbal, que creo que aún mantiene una cierta actividad (ya muy pequeña respecto a lo que fue) es resto está desaparecido, o casi. Pero, ¿acaso no son más o menos las mismas personas? ¿Han perdido acaso la voz o han sufrido algún cambio radical que les impida hacer lo que hacían? No. Simplemente ocurre que han cambiado las circunstancias y que, al hacerlo, ha quedado patente que la fuente de fama y dinero no estaba en ellos mismos, sino en una fórmula que en su momento funcionó, y en todo un entramado mediático que les rodeaba. Una vez pasada de moda la fórmula y desmantelado el entramado, quedan desnudas sus simples cualidades personales, que poco pueden generar por sí solas.
La misma leyenda rodea a los grandes empresarios como Steve Jobs o Bill Gates. Algunos defienden que estos hombres generan millones de dólares y decenas de miles de puestos de trabajo. Pero más correctamente, habría que decir que toman decisiones que, gracias a que modifican un entorno adecuado, a que cuentan con los colaboradores adecuados y a muchas otras circunstancias, acaban generando dinero y puestos de trabajo para sus empresas. Pero es muy difícil decir qué parte corresponde realmente a la persona, y cual es en realidad producto de las circunstancias. ¿O acaso cuando sus compañías perdían dinero y empleados también eran ellos quienes creaban esta pobreza y este paro? Porque los defensores de los sueldos estratosféricos no suelen ser partidarios de que el responsable pague millones cuando hay pérdidas.
Nadie mueve montañas. Uno puede, si acaso, crear un alud a base de lanzar una bola de nieve por una montaña nevada; pero ese lanzamiento no serviría de nada ni provocaría apenas efecto, de no ser por las toneladas de nieve acumuladas en la montaña; toneladas que uno no ha creado: ya estaban ahí.
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