martes, 30 de diciembre de 2008

La importancia del sufrimiento

A menudo he pensado que para entender la vida y saber apreciar lo que vale la pena de ella es necesario sufrir. Quien no ha sufrido sólo tiene un conocimiento intelectual de las cosas, pero no las percibe con la intensidad de alguien a quien esas mismas cosas le han hecho preocuparse, atemorizarse o llorar. Es como el niño que no comprende que no se debe poner la mano en el fuego hasta que se quema. Por mucho que te expliquen que el fuego es peligroso y lo entiendas, es cuando te quemas de verdad cuando tienes un conocimiento profundo de la idea. También ocurre que no apreciamos la importancia de las cosas hasta que no las tenemos y su ausencia nos hace sufrir; como el aire que respiramos, al que no damos importancia, pero que bien que lo echaríamos de menos si de pronto notásemos falta de oxígeno. Ya sea por echar de menos algo tras haberlo tenido o por conseguirlo tras mucho tiempo deseándolo, el sufrimiento nos ayuda a valorar la importancia de las cosas, y de la vida misma, en definitiva.

Quien no ha perdido una amistad no entiende del todo lo que vale un amigo. Quien no ha fracasado no aprecia el verdadero valor del éxito (ser un fracasado a veces es un paso intermedio para llegar al éxito). Quien no ha llorado por amor sólo tiene una idea parcial de lo que de verdad significa esta palabra. Quien no ha temido por su vida no la aprecia del todo. Quien no ha sentido la angustia de buscar y no encontrar nunca, no entiende la felicidad de encontrar tras haber buscado mucho. Y así podríamos seguir con las diversas aplicaciones de la misma idea.

Una de las moralejas que extraigo de estos principio es que quien no ha sufrido el peso de un poder dictatorial no valor la importancia de la libertad política y tiende a despreocuparse de su implicación como ciudadano. Nos da igual (o lo parece) haber caído en un bipartidismo semidictatorial; nos da casi igual que gane uno u otro; nos resuta poco importante que una ley electoral absurda siga ahí sin modificarse, o que se perpetúen instituciones anacrónicas como la monarquía, o que una determinada secta religiosa, como los católicos o los musulmanes, pretenda imponer sus criterios morales al resto de la sociedad. Y eso me hace pensar en que hasta que la situación se haya vuelto verdaderamente desagradable, no reaccionaremos para cambiar las cosas. Sólo el sufrimiento nos mueve; mientras no nos molesten demasiado, nos da igual, no queremos pensar en las consecuencias a medio o largo plazo. El problema es que cuando de verdad echemos de menos esa libertad, ya no la tendremos para poder cambiar las cosas sin provocar una revolución.

Otra de las moralejas es la de la conservación medio ambiente. Dejamos el tema de lado porque aún podemos respirar, beber agua potable y comer alimentos a un precio asequible. Tendrá que llegar a estar muy crítica la situación para que entendamos por fin que no es un problema de cuatro hippies que quieren defender a los animalitos y los bosques. Es un problema que algún día podría llegar a degradar nuestra calidad de vida a niveles jamás vistos. No poder respirar aire sano, no poder beber agua sana (o tener que pagarla a precio de oro), no poder obtener alimentos comunes hoy en día, no poder bañarnos en unas aguas limpias y que den vida a una gran variedad de animales, y no sólo medusas y algas. Son cosas que, hasta que no las suframos en nuestras propias carnes, no comprenderemos del todo. Y entonces, cuando las comprendamos, remediarlas costará mucho más que ahora.

Imagen: http://213.0.8.18/portal/Educantabria/ContenidosEducativosDigitales/Primaria/Cono_3_ciclo/CONTENIDOS/HOT%20POTATOES/WEB/MODERNA4.htm

Para que Thimbler se quede contenta

Bueno, ya que la chica me ha nominado para un meme(z) de esos, pues contesto aquí. Estos son los requisitos:

1- Enlazar a quien te lo ha dado: Ya te tengo enlazada, desde hace tiempo :-)
2- Publicar las reglas en tu blog: Pues eso estoy haciendo.
3- Escribir siete cosas sobre ti: Las pongo al final de esta lista.
4- Dejar un comentario en el blog de los próximo destinatario del tag: Ya lo dejé.
5- Conceder el Tag a 6 personas: No, porque estoy en contra del uso viral de Internet. Prefiero que el meme no se reproduzca a partir de mi blog.

Y ahora las 7 cosas:
-Soy muy ordenado, y por lo general tengo bien recogido mi sitio de trabajo y mi habitación. Si acaso los papeles usados que dejo en un montón, para reciclar, son lo único que da una cierta imagen de desorden, aunque en realidad estén ahí por una razón.
-En general no me gusta el maquillaje, y valoro mucho que una mujer se maquille poco o nada.
-Detesto los tatuajes, pero todavía más los piercings.
-Nací el último día de verano.
-Soy muy vago para leer y leo muy despacio. A menos que el libro me resulte interesantísimo, es difícil que avance a más de 10 ó 20 páginas por día.
-Me encantan las botas camperas, pero sólo tengo un par y las uso poco, porque en verano dan calor y en invierno pueden resbalar con el agua.
-Viajo bastante dentro de España, pero poco al extranjero, y por lo general no soy el típico turista que va a echarse fotos delante de edificios o estatuas, prefiero ver cómo es la gente del lugar. Turismo social, por así llamarlo.

Hala, para que luego digas :P

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Navidad del 2008

No voy a recrearme con el gastado y ya cansino tópico de Feliz Falsedad, pero sí que creo que en una noche como esta vale la pena rememorar el artículo que publiqué el año pasado por estas mismas fechas. Lo siento por quienes aprecien la Navidad, pero el cartel expresa exactamente lo que pienso de ella. Eso sí, espero que todos estéis pasando unas felices fiestas que os permitan relajaros, comer bien y empezar el año con buen pie, porque el 2009 promete ser movidito, movidito. No dejéis que el consumismo os devore y pasadlas en armonía y paz.

domingo, 21 de diciembre de 2008

M. El vampiro de Düsseldorf

Via filmaffinity he acabado dedicando parte de esta tarde a ver esta película alemana de 1931 (antes de que Hitler alcanzase el poder), y la verdad es que vale la pena. Excelente obra de su director Fritz Lang, que borda una película llena de planos interesantes, con un guión inteligente y muy bien estudiado, unos sonidos perfectamente escogidos y una fotografía muy cuidada. Curioso, por ejemplo, el uso que se hace del humo (creo que esta es la película de la historia en la que más se fuma) para crear un ambiente de intranquilidad e incertidumbre hacia la mitad de la película, cuando diversos grupos de hombres están planeando cómo cazar al asesino.

Los actores en algún momento exageran sus interpretaciones, pero esto es algo bastante común en el cine de aquella época. En general hacen un buen trabajo.

¿Y por qué hablo de esta película? Bueno, aparte de porque es francamente recomendable, creo que es interesante por la reflexión que plantea sobre el contraste entre la locura del criminal asesino de niñas y la irracionalidad de la sociedad, que a veces actúa de manera instintiva, egoísta e irresponsable para castigarlo. De hecho, una de las carácterísticas más encomiables de esta obra es que, al contrario de las películas actuales, no trata al espectador como un idiota al que ya hay que dar mascado quién es el bueno y quién el malo, sino que plantea la situación con todos sus matices y luego ya sabrá uno extraer sus propias conclusiones. La verdad es que se agradece una visión tan abierta entre tanta simplicidad que nos invade en estos tiempos oscuros. Incluso da vergüenza pensar que en 1931 la sociedad podía plantearse estos temas de una manera más filosófica que en 2008.

Especialmente original es que los delincuentes mismos intenten cazar al vampiro por su cuenta, en paralelo con la policía, pero no por bondad, sino porque les está fastidiando el negocio, ya que la policía realiza frecuentes redadas que les hacen perder dinero. También es interesante la magistral escena final del juicio de los criminales, donde se pretende condenar al asesino sin tener en cuenta su enfermedad, mientras el que hace de abogado defensor declara que es más criminal aún condenar a alguien que no es dueño de sus actos. Fritz Lang consigue hacernos ver en muchos momentos al asesino como víctima de sí mismo y de las circunstancias, mientras que las organizaciones que intentan apresarlo nos resultan frías y represoras. Un contraste que invita a la reflexión sobre un tema nada sencillo.

Esta reflexión es necesaria precisamente en días como los que vivimos. Unas entradas atrás ya hablé del tema de la portada de Scorpions, estúpidamente criminalizada después de tantos años, y no hace ni media hora que he visto por televisión que los McCann siguen alargando el culebrón de su hija, convertido ya en fenómeno mediático más que en otra cosa. Y hace falta, creo, detenerse un poco y pensar si no estamos cayendo en una psicosis excesiva. La película de Lang lo retrata muy bien en varias escenas, pero sobre todo en una en la que una niña pregunta a un transeúnte y éste la ayuda para que pueda volver a casa, despertando las sospechas de los ciudadanos, ya muy susceptibles ante las noticias de asesinatos; le rodean y le acusan infundadamente de ser el asesino, mientras el hombre intenta hacerles entrar en razón. Excelente plasmación de la irracional psicosis que vive la población, influenciada por los medios; algo que hace pensar en la exagerada sensibilidad de nuestra sociedad hacia ciertos temas que se ponen de moda y acaban desatando un excesivo celo que resulta contraproducente, porque no disminuye el daño de los crímenes, y en cambio crea problemas a personas inocentes.

En definitiva, una película que, pese a sus años, sigue estando de actualidad, y que me parece mucho más interesante que la mayoría de lo que se estrena hoy en día.
Imagen: http://rosavientos.es/modules.php?name=Forums&file=viewtopic&p=768028&highlight=

sábado, 20 de diciembre de 2008

María y otras maneras de divertirse (II)

Los comentarios al artículo anterior me llevan a seguir hablando de lo mismo. En vista de lo amplio que resulta el tema y de lo precisas que deben ser las opiniones para que no den lugar a confusión, creo que vale la pena detallar más.

En primer lugar, un par de puntualizaciones: No pretendo discutir el tema de la legalidad. En ningún momento digo si los porros (o cualquier otra cosa) deben ser legales; ahí no entro ni salgo (aunque en el caso del tabaco, me alegro de que por fin se pueda estar en los locales de Barcelona sin tragar humo, cosa que echo mucho de menos cuando voy a Madrid). Tampoco entro mucho en si son perjudiciales o no. Prefiero dejar esa cuestión un poco abierta, como ya apunté en el arftículo anterior. Desde luego, buenas no creo que sean; pero no sólo los porros, sino el tabaco, o el alcohol mismo, a menos que se consuman muy, muy esporádicamente. Ahora bien, en el fondo esa tampoco es la cuestión para mí.

La única intención del artículo anterior (y de éste) era dar mi opinión (personal e intransferible, como siempre, y posiblemente errónea, como no pocas veces) al tiempo que especulaba (fijaos que varias frases empezaban por la palara "supongo") sobre las posibles causas del consumo. Nada más. ¿Que cada cual es libre de practicarlo? Por supuesto, por eso al final del segundo párrafo digo "Yo no comparto su afición, pero tampoco me meto con ellos". No pongo en duda el tema de la libertad personal, ni es ese el debate que planteo.

A fin de cuentas, lo que yo me planteo es: ¿Qué lleva a una persona a consumir ciertas sustancias que alteran su estado de ánimo, pese a los posibles inconvenientes que le puedan suponer (gasto económico, posible efecto sobre la salud, posibles problemas legales)? No es una cuestión exclusiva de la marihuana; lo mismo podría decirse de cualquier otra cosa, el tabaco mismo. Me he centrado en los porros porque veo que el debate alrededor de ese tema es mucho más reducido; sobre el tabaco y el alcohol se ha hablado hasta la extenuación, mientras que los porros parecen un tema medio tabú sobre el que apenas se opina, no sé por qué razón. Pero el debate es exactamente igual.

¿Que una persona puede consumir alguna sustancia de este tipo por múltiples razones? Sin duda. Igual que por un lado hay quien se toma una pequeña cantidad de whiskey selecto en su casa, de higos a brevas, y por otro lado hay borrachos que acaban por el suelo vomitando, también habrá, digo yo, el mismo contraste con cualquier otra sustancia. No pretendo hacer ninguna cruzada contra nadie ni quitarle a nadie ningún derecho, como puede verse si se lee la segunda mitad del segundo párrafo del artículo anterior; ahora bien, por mucho que uno tenga derecho a hacer ciertas cosas, no por ello no vamos a poder dejar de preguntarnos sobre las causas de esas acciones. Uno tiene perfecto derecho a emborracharse, y yo mismo he ido a veces algo "cargado", pero ¿por qué no iba a preguntarme sobre las razones de ello? El filósofo debe enfrentarse a todas las cuestiones, y nuestros vicios son, seguramente, la más interesante de todas. No podemos dejarla de lado por temor a sentirnos criticados o a que parezca que se pone en duda nuestra libertad; al contrario: reflexionar sobre nuestros hábitos nos hace ser más conscientes de lo que hacemos y, por tanto, más libres de verdad.

Se dice (y algunos comentarios anteriores lo corroboran) que se hacen muchas de estas cosas para lograr estados alterados de conciencia. Otros dicen que porque les gusta el sabor. Ahora bien, esto ya nos hace distinguir dos tendencias: la primera es la de quien simplemente consume la sustancia como cualquier comida o bebida; por ejemplo, quien bebe whiskey sólo porque le gusta el sabor, igual que come turrón o helado de vainilla. La segunda es la de quien busca algo que va más allá del sabor, y pretende sentir unos efectos especiales que produce esa sustancia, para los cuales quizás haya que consumirla en una cierta cantidad (es el caso de las borracheras).

Uno podría, por tanto, querer ir más lejos y centrarse en el segundo caso, para preguntarse por qué tiende el ser humano a buscar estos estados alterados de conciencia. No quiere esto decir que sea bueno ni malo, es simplemente una pregunta. La primera respuesta que se me ocurre a esa pregunta es la misma que para el sabor: resulta agradable a los sentidos, o sencillamente es divertido. Pero este caso no es interesante (sería el caso de quien, por ejemplo, pilla una pequeña borrachera cada varios meses o cada año; un capricho parecido, supongo, al de subirse a la montaña rusa alguna vez); el interesante es segundo caso, el de la persona que lo practica como una costumbre, y ese caso es el que nos lleva a otra cuestión que era la que motivaba el artículo anterior: Si en ocasiones se buscan estos estados alterados con tanto interés como para gastarse mucho dinero, tomarse muchas molestias y arriesgarse a tener problemas, significa que la búsqueda de estos estados no es un simple divertimento, sino una necesidad, un vicio o al menos un capricho bastante fuerte. Porque claro, no supone el mismo follón entrar en un bar y pedir un chupito que tener que molestarse en buscar contactos para conseguir "chocolate", pagarlo (a un precio nada barato, por lo general) y luego ojito con lo que haces para que no te pillen con él antes de haberlo consumido. Como esta tendencia a buscar imperiosamente el consumo de estas sustancias (el alcohol mismo para emborracharse) es común en nuestra sociedad, es aquí donde aparece la siguiente pregunta: ¿Por qué en tantas personas acaba surgiendo el vicio de recurrir a estos estados alterados? Y la única respuesta que yo encuentro (lo siento, pero nadie me da una alternativa creíble) es la de que la gente necesita evadirse un poco de los problemas y los aspectos más tristes de la vida. Eso no quiere decir que estas personas sean despreciables ni que sus vidas sean absolutamente grises y vacías de sentido; hasta el más pintado tiene problemas que necesita olvidar, no es nada por lo que haya que avergonzarse, la vida es así de jodida para casi todos. Por eso repito una vez más, como ya hice en algún comentario, en que el texto anterior no pretende ser despreciativo; sólo busca respuestas a una pregunta.

Insisto: las personas a las que afecta esta pregunta no son todas las que consumen las sustancias. Quien se toma un vasito de whiskey en su casa una tarde, o le da una calada a un porro cada seis meses, y porque se lo pasan, evidentemente no están tomándose una molestia tan grande como para que veamos en ellos una necesidad. Hablo de quienes se emborrachan y de quienes disfrutan yendo "fumaos". Yo creo que esas personas necesitan calmar muchos males; y ver que una persona necesita calmar muchos males, no me hace sentir bien, esa es la verdad. Como ya dije en un comentario del artículo anterior, eso no quiere decir que no haya personas fantásticas que, a pesar de todo, busquen habitualmente estos "estados alterados". Aparte de todos los simpáticos "borrachines" que conozco, una de mis amigas, que es de las personas más fantásticas y extraordinarias que conozco, es fumadora casi diaria de porros, y la aprecio un montón. Pero desde luego, no aprecio su costumbre. Lo siento, qué le vamos a hacer.

Imagen: http://notcompliant.blogspot.com/2007/09/no-soy-un-alcoholico.html

miércoles, 17 de diciembre de 2008

María y otras maneras de divertirse

No es raro ver hoy en día a gente fumando porros, y como este fin de semana lo he vuelto a ver, han resurgido en mi cabeza las reflexiones que siempre me he hecho sobre este tema. Me gustaría compartirlas, por si a alguien le sirven de algo.

Personalmente, no creo que los porros sean buenos. He visto a alguna gente reírse mucho tras fumarlos, pero también luego tener un cierto bajón. Además, quienes abusan de ellos suelen pasar a otras cosas peores, y acaban mal; e incluso aunque no pasen a otras cosas peores, el abuso de cualquier cosa no suele ser bueno, y de ésta evidentemente mucho menos. Eso no quita que fumarlos ocasionalmente no produce problemas graves también lo he comprobado, ya que algunas personas que conozco los han consumido o consumen de higos a brevas, y no observo que estén especialmente afectados. Supongo que es de esas cosas que, sin ser recomendables, se le pueden permitir a aquel que quiera disfrutarlas. A fin de cuentas, cada cual se divierte como quiere. Yo no comparto su afición, pero tampoco me meto con ellos.

Sobre la motivación que lleva a la gente a gastarse dinero (que no es poco, precisamente) en estas cosas, y además arriesgarse a tener problemas con la policía, sólo por el placer de fumarlos... pues supongo que es como las borracheras. Ocurre, creo, que la vida habitual de la mayoría de nosotros no es precisamente una maravilla, no es una vida de película ni exenta de problemas y de agobio, de modo que a veces necesitamos olvidanos de ella. Cuanto mayor es el puteo que sufre una persona en su vida diaria, mayor es esta necesidad; y gente puteada hay mucha, así que siempre habrá fumadores de porros, igual que siempre habrá borrachos.

Supongo que estas razones son las que me producen un sentimiento de tristeza cada vez que veo a alguien fumando maría. Nada más ver la punta negra del cigarro y la sonrisa dibujada en la cara de quien le ha dado una calada, sé que detrás de esa sonrisa hay una vida triste y gris, seguramente llena de problemas que no puedo ni imaginarme. Me siento afortunado de que mi vida esté tan llena de cosas buenas como para no necesitar decirle "pásamelo".

Imagen: http://www.taringa.net/posts/videos/1659684/V-Copa-de-la-Marihuana-de-Madrid.html

martes, 9 de diciembre de 2008

A buenas horas, mangas verdes

Increíble. Ahora resulta que los puritanos de nuestra época (que por supuesto no se denominan a ellos mismos puritanos, sino gente decente) no tienen otra cosa más interesante que hacer que intentar censurar portadas de discos de 1976. Se trata de la portada del Virgin Killer, de la banda alemana Scorpions; un disco apenas conocido hace unos años para quienes no eran tan fanáticos de la banda como yo, pero que a este paso va a ser más famoso que el Thriller de Michael Jackson.

Y es que yo me pregunto a qué viene ahora dedicarse a intentar hacer desaparecer una imagen que ya está más que difundida, no sólo entre quienes tienen el disco (yo lo tengo, pero desgraciadamente con otra portada), sino en la red, y en multitud de libros y revistas. ¿Qué van a hacer ahora? ¿Organizar una quema de libros, como los nazis? ¿Van a encarcelar a algún despistado ciudadano porque resulta que hace un montón de años se le ocurrió comprarse una revista en la que se comentaba el disco y aparecía la portada? Hay que joderse con el tiempo libre que tienen algunos. Yo a veces también querría ser uno de estos puritanos, no porque tenga ganas de volverme gilipollas, sino porque debe estar de coña tener tanto tiempo disponible como para poder dedicarlo a estas chorradas.

El método escogido para censurar ha sido bloquear el acceso desde el Reino Unido a la página de la Wikipedia sobre la banda Scorpions en la que aparece la imagen; como si no se pudiera obtener esa misma imagen desde centenares de otras páginas (esta mismo) y como si muchos británicos no la hubieran visto ya montones de veces, desde 1976. Luego la gente se lleva las manos a la cabeza cuando escuchan que Irán o China bloquean páginas. Pues la verdad, no veo la diferencia. Bueno, sí la hay: que los chinos se están dando cuenta de que no sirve de mucho y cada vez bloquean menos, mientras que los británicos, por lo visto van para atrás.

Por supuesto, los argumentos para tan estúpido e inútil bloqueo parecen de lo más decentes: que así se lucha contra la pornografía infantil, que la portada es de mal gusto... pero en el fondo detrás de todo esto sólo está lo que todos sabemos: las ganas de conseguir que todos tengamos la misma moral que ellos, los mismos prejuicios, incluso los mismos gustos, y no querrán parar hasta que nadie piense de un modo distinto al suyo. Pues por mi parte, les pueden dar mucho por culo. Aquí está la portada, y además, me voy a poner la canción ahora mismo, que hace tiempo que no la escucho.

10/12/2008

Edito para comentar que la IWF ha tardado poco tiempo en darse cuenta de su error (bastante previsible por otra parte, si tienes un mínimo de sentido común), y ha desbloqueado el acceso a la página, al darse cuenta de que su medida sólo ha servido para que se dispare el interés por el mencionado disco, y que las imágenes de la portada se multipliquen por la red, como setas en pleno otoño (lo que se denomina efecto Streisand).

Por cierto, ayer volví a escuchar el disco y, aunque no es de los mejores de Scorpions, hay algunas canciones realmente buenas como Pictured life o Catch your train, donde Uli Jon Roth hace gala de su habitual maestría. Vale la pena darle una escucha.

Imagen: http://www.elmundo.es/navegante/2008/12/08/tecnologia/1228727919.html

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Dans vs. Fuckowski y la extraña salsa rosa de la web 2.0

Como últimamente no tengo mucho tiempo ni muchas ganas de devanarme los sesos, voy a comentar un tema que no es de gran trascendencia, pero que me resulta curioso.

Estos días he estado "flipándolo", como se dice ahora, con las disputas virtuales (afortunadamente ya no vivimos en aquellos tiempos en los que la gente se retaba a duelo) sobre cuestiones tecnológicas y empresariales, que podemos leer en un curioso artículo de Fuckowski, en el que arremete contra el conocido blogger Enrique Dans y otros personajes similares. La verdad es que hace tiempo ya que Dans se ha ganado la antipatía de una buena parte de la blogosfera; según algunos porque es un cansino, según otros por envidia de quienes no soportan que su blog sea uno de los más visitados de la red en español. No sé quién tiene razón, quizás ambas cosas sean ciertas. Lo curioso para mí es la importancia que le dan algunos a ciertos temas. Para mí, las discusiones que realizamos en la red no son más que eso: discusiones; y más cuando se habla de temas tecnológicos o se divaga (porque hablar del futuro siempre acaba siendo divagar) sobre lo buena o mala que es cierta opción de negocio. Se pueden tener diferentes puntos de vista y ya está, no hay por qué poner el grito en el cielo. Las discrepancias también son buenas y de ellas se aprende a ver las cosas desde otro punto de vista. No sé, yo a lo mejor me podía dar de hostias con otra persona por temas importantes, pero por discutir si Mobuzz es un buen negocio o no... qué quieren que les diga; si se pone muy pesado le doy la razón y le invito a una cerveza.

Yo he visitado el blog del señor Dans desde hacer tiempo, y sigo visitándolo de vez en cuando. Me parece interesante. A veces estoy de acuerdo con él y a veces no; a veces me interesa lo que escribe y a veces me importa un rábano; pero en cualquier caso no está nada mal comparado con muchos otros blogs similares, suele estar bastante al día y actualiza a menudo. Sí, es cierto que a veces sus textos desprenden un cierto aire de autosuficiencia, pero ¿no pasa eso a fin de cuentas con cualquier otro escritor? ¿El propio Fuckowski, por ejemplo? ¿O yo mismo? ¿No es, en el fondo, lo lógico en un mundo como el de los blogs? Yo pienso que sí. No olvidemos que un blog es una página personal, y como tal, uno escribe lo que le da la gana. Para decirlo más visualmente y con un lenguaje más popular: Uno en su blog escribe lo que le sale de los cojones. Al menos yo lo hago, y confío en que el resto de la gente que mantiene un blog lo hace también, porque si no vaya gracia. Si en tu propio blog no dices lo que quieres, ¿dónde vas a poder hacerlo? Un blog no es la página de una empresa o un organismo público, es tu página, y ahí radica precisamente la gracia de los blogs.

Un ejemplo similar es el de Javier Ortiz, cuyos artículos leo a menudo y que no pocas veces resulta cansino, prepotente, autosuficiente, etc., etc., etc. Pero bueno, otras veces da en el clavo y explica ciertos aspectos de la actualidad desde una perspectiva que no es común en este país cerrado y partidista. Con eso me basta. Aunque no esté de acuerdo o no me interesen el 50% de sus artículos, si el otro 50% me aporta algo, me doy por satisfecho.

Que Dans vende humo muy a menudo... sí. Por ejemplo, cuando se empecinó en dar coba al tema de Second Life, anunciando que sería el futuro de la red... y ahora se ha constatado que finalmente ha sido un fracaso. La cagó, y nunca ha tenido la humildad de reconocerlo; incluso recientemente realizó un último intento de sacarle algo positivo a aquella inciativa, como intentando justificar que en el fondo tenía algo de razón en el pasado... bastante patético, sí, y seguro que con otros temas hace lo mismo; pero qué quieren que les diga, eso no invalida todo un trabajo. Además, para que un artículo me parezca interesante, no es necesario que acierte al 100% ni que nos adivine el futuro; quizás nos habla de un tema que desconocíamos y nos anima a interesarnos por él; aún suponiendo que al final discrepemos con el autor, a lo mejor nos ha ilustrado un poco sobre el tema o simplemente nos ha facilitado uno o dos enlaces interesantes. Pues oye, algo es algo.

También hay que decir que tener un blog con muchas visitas debe ser duro. En el hostil entorno de la red, en el que incluso blogs poco populares tienen que acabar moderando o bloqueando los comentarios ante la amenaza de los trolls, no quiero ni pensar qué debe suponer dejar abiertos los comentarios en un blog como el de Enrique Dans. Seguramente las habrá visto de todos los colores en esas horas que dedique a revisar los comentarios de sus artículos; y no debe ser agradable. Quizás Fuckowski, pese a tener mucha razón en su artículo, no haya tenido que pasar por lo mismo. Hay que ponerse también en el lugar del contrincante.

En definitiva, me ha sorprendido ver en la red una especie de pelea de críos, protagonizada por tantos hombres hechos y derechos, algunos respetados en ciertos entornos por sus conocimientos y su buen criterio. Creo que no han demostrado talante ni buen humor. Que Dans se pasó siete pueblos amenazando e insultando con lo de que España es un país con país con muchos hijos de puta con tiempo libre, pues sí, pero el artículo de Fuckowski no deja por ello de desprender cierto tono revanchista y poca serenidad. A veces creo que deberían calmarse todos un poco y darse cuenta de que quizás tener razón no es siempre lo más importante.

Imagen: http://www.emol.com/deportes/especiales/atenas_04/deportes/boxeo.htm

jueves, 27 de noviembre de 2008

Sentido y sensibilidad

Para no perder la costumbre de las críticas cinematográficas, y como hace poco en mi casa se conversó sobre esta película de 1995 (puesto que a mi cuñada le encanta), se me ha ocurrido decir algo sobre ella.

La película cosechó un enorme éxito, como todos sabemos, y ganó varios premios Oscar. Desde entonces se ha convertido en uno de los grandes referentes para las personas aficionadas a las historias románticas (o yo más bien diría "historias rosas"). Narra la historia de un grupo de mujeres (una madre y sus tres hijas), dos de las cuales (las dos hijas casaderas, evidentemente) protagonizan sendas historias de amor. No faltan los desengaños, las dudas, los celos, las cartas amorosas y en general ninguno de los ingredientes de una novela rosa. Se nota mucho, además, que la obra original está escrita por una mujer (Jane Austen), puesto que se centra mucho en los personajes femeninos y en la particular manera que éstos suelen tener de afrontar estas situaciones. Además, el final es feliz y toda la película rebosa decencia y enfoca el amor como vehículo hacia la futura vida matrimonial.

Evidentemente, si no nos gustan mucho las historias tan "bonitas" o nos aburre que los personajes le den mil vueltas al tema antes de declararse, nos parecerá un rollo. En fin, esto es cuestión de gustos. Evidentemente, una obra escrita en los años del romanticismo no va a afrontar el tema igual que lo haríamos nosotros ahora. Ahora bien, dejando aparte los gustos más personales, en general, creo que es una mala película. Tiene algunos méritos, pero pocos, y que en mi opinión no compensan sus muchas deficiencias.

Para comenzar, los personajes masculinos son absolutamente estúpidos y no están nada bien interpretados. Hugh Grant (Edward) se comporta continuamente como un idiota (una cosa es interpretar a alguien tímido y otra a un idiota; creo que hay una sensible diferencia que el señor Grant no sabe plasmar). Alan Rickman (el coronel), tres cuartos de lo mismo: siempre la misma cara, el mismo gesto, casi inexpresivo, de sorpresa y duda. Dan ganas de darle una colleja para que despierte de su hipnosis y espabile. Greg Wise (el joven seductor de la bella Marianne) se salva por los pelos, pero aún así sigue siendo algo soso y sin fuerza.

Los personajes femeninos están algo mejor, pero tampoco resultan destacables, salvo en algunos momentos. Las actitudes, los gestos, las palabras, son siempre las mismas y sólo consiguen hacernos más larga la ya de por sí larga película (más de dos horas). Hay quienes alaban la labor de Emma Thompson, pero yo me pregunto qué mérito tiene pasarse casi toda la obra con el mismo rostro. Esta lentitud se debe en buena medida a lo tonto y deficiente que es el guión, lo cual resulta irónico tratándose de una obra premiada con un Oscar y un Globo de Oro por el mejor guión adaptado.

Desconozco la obra literaria original, y sé que a veces se pierde mucha de la calidad al adaptar aquellos libros de los siglos XVIII y XIX al cine, pero en cualquier caso el guión resultante (escrito por la propia Emma Thompson) es de lo más soso. Como muestra, véase la estúpida escena entre Edward y Elinor cuando ésta hace venir a aquél para comunicarle que el coronel le ha concedido un puesto como clérigo. Varios minutos de encuentro de dos de los personajes principales para decir sólo unas pocas frases vacías, idiotas y de nula importancia para el desarrollo de la trama. El resto de la película rebosa de momentos inútilmente alargados, situaciones que no aportan nada, o exageraciones (como el personaje de la vecina cotilla) que pueden resultar graciosas pero no dan imagen de realismo.

Con un guión como este, no me extraña que el trabajo de los actores también quede ensombrecido. ¿Quién va a poder lucirse haciedo y diciendo estas cosas? No es problema que sea demasiado romántica, puesto que el romanticismo es otra cosa. Esta película es más bien costumbrista. Sirve como buen ejemplo de las costumbres de la época y como denuncia del peso del dinero sobre los sentimientos, pero le falta la fuerza trágica que tienen las grandes obras románticas (Rojo y Negro, Werther,...).

Como aspectos positivos, yo destacaría, aparte de las hermosas escenas campestres, la bella imagen que se da del afecto entre las hermanas, y también la emotiva escena final, donde Elinor ya no puede aguantar más (no me extraña, después de dos horas de película reprimiéndose) y rompe a llorar al saber que por fin puede conseguir casarse con Edward. Pero poco más, el resto me parece un rollo como una casa, a menos que nos haga gracia comprobar qué manera tan penosa y forzada de enamorarse tenía la gente en la Inglaterra del siglo XIX.

Imagen: http://ukey.wordpress.com/2007/12/01/

domingo, 23 de noviembre de 2008

El incendio de Yellowstone

Recuerdo haber visto hace años un documental en el que se describía el incendio sufrido por un famoso parque norteamericano (no lo recuerdo al 100%, pero creo que era Yellowstone). Me resultó curioso porque al final nos explicaba que el incendio, pese a haber sido terrible y haber destruido una buena parte del parque, en cierto modo había sido necesario, algo así como un regulador de la propia naturaleza, ante un bosque que se había hecho demasiado espeso y necesitaba regenerarse. A los pocos años, el parque volvía a lucir, aunque de un modo distinto, porque la Naturaleza siempre encuentra la manera de resurgir de sus cenizas.

Viene a cuento todo esto porque esta semana han echado a una persona de mi departamento, y cada vez se ven más cerca los efectos de la crisis por todas partes. Sin embargo, recordando aquel reportaje, me pregunto si en el fondo no será algo fatalmente necesario, si no era ya hora de que esta sociedad acomodada recibiera una sacudida que le recordase que no se puede pretender que el PIB suba indefinidamente, que todos los habitantes del planeta tengamos un coche, una casa, una segunda vivienda, que nos vayamos a la otra punta del mundo de vacaciones en verano, etcétera. Alguien debía sacarnos de esa nube de parálisis ideológica en la que la economía de mercado lo justificaba todo. Alguien tenía que recordarnos que la mayor parte del mundo sigue sufriendo la pobreza y el hambre, mientras nosotros nos preocupamos de los beneficios de la bolsa o de la depreciación del dólar. Algo tenía que desinflar por fin la burbuja (y bien que lo vamos a agradecer quienes buscábamos piso desde hacía tiempo). Algo tenía que quitarle la máscara al entramado financiero internacional, débil y lleno de chanchullos y de alianzas para autoprotegerse, al margen del interés general de la sociedad.

Esta crisis va a ser dura y lo peor está por llegar, pero quizás sea como el incendio de Yellowstone: la única manera de quemar por fin esa maldita maleza que lo llena todo. Sin duda algunos arderán por el camino; quizás yo mismo, pero no sé si sería peor seguir acumulando maleza y que dentro de un tiempo el incendio fuese aún peor.

Imagen: http://apologista.wordpress.com/2008/10/15/incendio-en-california/

jueves, 13 de noviembre de 2008

Para los que sufrimos con Oracle

No me puedo resistir a pegar la respuesta de un forero sobre un problema de instalación de la base de datos Oracle. Llevo horas con un compañero intentando reconfigurar un servidor al que hemos cambiado el nombre, y cuando miro por Internet intentando encontrar ayuda sobre la razón por la que no funciona, he visto esto:

It doesn't work because Oracle is a piece of ... never mind.
I installed on a network with a machine that has a static IP address. Yesterday I worked on a customer database all day, now today I cannot access anything with enterprise manager. And none of the remedies outlined here worked.
I am currently reinstalling.
I'm not trying to send a man to the moon, I am just trying to install a database on a server.
Maybe version 11 solves world hunger, but I have to install 10.
I am genuflecting, doing the rosary, sacrificing a chicken and spraying it's blood all over the server.
wish me luck....

Still no joy, trying one more time.

Brutal. Ya no me siento solo en este mundo.

La entrada original la podéis ver aquí.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Shaun of the dead

Este viernes tuve ocasión de disfrutar de un "science fiction double feature picture show", como reza la canción de Rocky Horror Picture Show. Consistió en el habitual pase de la mítica película que se realiza en el cine Casablanca de Barcelona, a compañado esta vez de otra más, por ser Halloween. Aquí podéis encontrar más información sobre el espectáculo, incluyendo un video que se mostró en el Telenotícies de TV3. Sobre Rocky Horror ya hablé en otra ocasión, pero ahora me gustaría comentar la otra película de la noche: Shaun of The Dead. Se trata de una comedia británica que usa el típico escenario de una invasión zombie para sorprendernos con las situaciones más disparatadas y chocantes.

La verdad es que, sin ser una obra maestra, está muy bien y son muchos los méritos que ofrece. En un primer momento, la pareja de protagonistas, típica de una película de "gamberros", y los nada soprendentes personajes de la novia de uno de ellos y sus dos amigos, auguran una película mediocre a la que apenas un par de situaciones bastante graciosas pueden salvar a medias. Nada de eso: El director ha sabido mezclar la comedia con la reflexión "seria", y crear una obra que es algo más que una simple recopilación de disparates. Por ejemplo, a lo largo de toda la película se nos presenta a los ciudadanos londinenses como unos seres apáticos parecidos a los zombies, lo cual hace que el protagonista ni siquiera se dé cuenta de que son realmente zombies cuando sale una mañana a comprar un helado. Magistral esta crítica social presentada como situación cómica. A ver si aprendemos en este país, donde no salimos de nuestros "torrentes" y nuestros "isi-disis". Los personajes, a pesar de ser algo simples y no muy originales, resultan vivos y convincentes. Cada cual aporta algo a la película y contribuye a que el protagonismo no recaiga exclusivamente sobre Shaun y su gordinflón colega.

También encantadora la manera en la que la comedia da pie a situaciones sentimentales que nos hacen pensar en el amor (al ir reconciliándose con su novia) o en la amistad, sobre todo cuando se animan todos a luchar contra los zombies. En este último aspecto, especial mención al momento en que todos se lanzan en equipo a luchar contra los zombies, mientras suena de fondo Don't stop me now, de Queen, momento estelar de la película, que nos muestra cómo una escena sangrienta y horrible puede convertirse en algo divertido y animado. Estas cosas parecen muy sencillas, pero yo creo que no lo son.

Por supuesto, hay momentos muy graciosos, como el de los vinilos, o el de la carrera hacia el pub, pero sin duda parecieron más divertidos al haberlos vivido en el cine, con toda la gente armando follón. Supongo que en el salón de casa no debe ser tan divertida, pero en cualquier caso la recomiendo; es de las pocas películas de zombies interesantes que he visto en mi vida.

Imagen: http://www.imdb.com/media/rm2025299200/tt0365748

jueves, 23 de octubre de 2008

La generación de Afrodita A

Creo que pocos comics han marcado tanto a mi generación (la que vivió su infancia en los 70-80) como Afrodita A. Sí, ya sé que la serie se llamaba Mazinger Z, pero en el fondo, ¿qué recuerda la gente de aquella serie? ¿Al joven héroe Koji, que conducía el Mazinger? ¿Al hermafrodita del barón Ashler? ¿A la pánfila de la hija del Doctor Yomi?

No, la gente se acuerda que había un robot femenino llamado Afrodita A, que lanzaba sus tetas como dos misiles. Se acuerda de eso y de poco más. El propio Mazinger es, en el fondo, un personaje secundario; y es que ya sabemos que tiran más dos tetas que dos carretas. Pero, ¿por qué se acuerdan de ese detalle y no de los innumerables enemigos robotizados del coloso Mazinger Z? Pues porque se sale de lo concebible por nuestra cultura. A un guionista europeo o norteamericano, jamás se le hubiera pasado por la cabeza inventarse algo así; pero los japos son unos cachondos, y no se cortan un pelo a la hora de inventarse detalles divertidos, a menudo con toques sexuales, como este. Y claro, los chavales de la España de los primeros años de democracia, flipábamos, porque aquello era algo exótico.

Para colmo, los japoneses son muy expresivos en los combates, y de la misma manera que en una lucha de kung-fu los contendientes gritan para impresionar al enemigo, en las de robots lanzaban una frase con cada arma, como para animarse. Recuerdo que el grito de Sayaka (la niñata pija que la pilotaba) era "¡pecho fueeraaa!", cuando lanzaba uno de los misiles. Brutal. Los niños de entonces nos quedábamos con la boca abierta.

Por eso hoy le quiero rendir un pequeño homenaje a este personaje entrañable. Realmente la serie me encantaba por las aventuras de Mazinger Z, pero si no hubiera existido Afrodita A, con sus tetas-misil, la saga hubiera perdido una buena parte de su encanto.

Imagen: http://izhard.wordpress.com/2007/04/25/%C2%BFte-acuerdas-de-mazinger-z/

sábado, 18 de octubre de 2008

El decrecimiento

Ya hace algunas semanas, un comentario de un visitante proponía el decrecimiento como alternativa a la actual falta de ideas para avanzar hacia un modelo de sociedad más justo y que garantice mejor la felicidad de los ciudadanos. Este es un concepto que vale la pena comentar, pues se trata de una auténtica alternativa, de un auténtico cambio de mentalidad. Aunque no soy ningún experto economista, siempre he defendido que el capitalismo / economía liberal / libre mercado / llámesele-como-se-quiera no se arregla con un "paquete de medidas" que tanto les gusta anunciar a nuestros políticos, porque esas medidas siempre acaban siendo superficiales. Si de verdad se quieren cambiar las cosas, se tiene que atacar la raíz del problema y atreverse a cambiar de mentalidad. Lo otro son apaños.

El decrecimiento propugna una sociedad que no esté basada en el consumo, y en la que, por tanto, el crecimiento y la conquista del mercado no sean el objetivo principal. Lógicamente, esto significa romper con la mentalidad que sustenta el capitalismo, si bien tampoco pretende socializar necesariamente las empresas ni igualar a los ciudadanos, por lo que no es tampoco un tipo de comunismo. Se trata simplemente de marcarse la sostenibilidad y la justicia como objetivos primordiales. Básicamente se trata de una idea ecológica: si nos empeñamos en gastar los recursos sin límite, al final acabaremos con ellos. Además, al sobreexplotar estos recursos, es evidente que, para que unos pocos mantengan esa alta actividad económica, otros deben quedar marginados, rompiendo así la justicia y aumentando las diferencias sociales.

Lógicamente, el decrecimiento es objeto de críticas, como cualquier idea nueva que pone en duda el orden establecido (la democracia también lo fue en la época en la que las monarquías absolutistas dominaban Europa), pero creo que es bueno planteársela. En mi opinión, el capitalismo, como doctrina, está desfasado. Siempre he dicho que es el equivalente en economía a lo que el imperialismo era en la política: sostiene la expansión como idea fundamental. Y de la misma manera que hoy en día a nadie se le ocurre mantener tesis imperialistas en un parlamento, tampoco creo que ahora tenga ya sentido empeñarse en defender las tesis capitalistas, vista la experiencia de los últimos dos siglos. El imperialismo también tuvo su momento, pero pasó; ahora la doctrina dominante es la de que cada país conserve sus fronteras, sin expandirse. Igualmente, en economía, se debe llegar a un punto en el que la mentalidad sea la de que los negocios funcionen sin crecer, simplemente manteniéndose.

Como es sabido, el pretendido crecimiento de la economía capitalista es en realidad un engaño. La economía capitalista no crece, sino que se mueve por ciclos, como una onda. Primero viene una etapa de crecimiento, en la que el consumo se dispara, las empresas crecen, y todo parece ir viento en popa; pero claro, es una ilusión y la gente en realidad lo que está haciendo es vivir por encima de sus posibilidades. Entonces, como consecuencia lógica, viene una época de crisis (ahora mismo estamos en una de esas situaciones), en la que todo parece irse al garete y el sistema vuelve entonces a condiciones más realistas, desde las que volver a remontar el vuelo de la locura consumista, la cual vuelve a acabar desencadenando otra crisis, y así una y otra vez, sin fin. En cierto modo, la sociedad capitalista es una sociedad loca, psicótica. En las épocas de crecimiento, parece estar enferma de consumismo; se compra porque sí, por capricho, porque está de moda; la publicidad crea en la gente necesidades que antes no tenía y la lleva a lanzarse a gastos que no necesita. En las épocas de decrecimiento, el pesimismo se apodera de todos, el dinero se guarda en una caja fuerte en lugar de usarlo, las empresas reducen personal con la excusa de la falta de consumo y nadie se atreve a invertir en nada; todos tienen miedo.

El capitalismo es un sistema esencialmente injusto, ya que quien más tiene, tiene también más posibilidades de ganar mucho más, mientras quien menos tiene, tiene también todos los números para seguir teniendo poco. Es la ley de la selva del mercado. Esta tendencia se agrava a medida que van avanzando los ciclos mencionados anteriormente, ya que en las épocas de crecimiento, los principales beneficiados son precisamente los dueños de las empresas que están expandiéndose, y en las de crisis, quienes mejor las pueden soportar (y luego volver a invertir cuando se acabe) son los que han acumulado ganancias en los últimos años y las tienen bien guardadas, no quienes sólo dependen de su trabajo, que se encuentran en la calle y sin posibilidad de salir adelante. En cierto modo se trata de un sistema en el que los ricos son siempre ricos (a veces algo más y a veces algo menos, pero ricos a fin de cuentas), mientras los pobres, en las épocas buenas se encargan de "mover la máquina" que crea esa riqueza, movidos por la ilusoria idea de que ellos también alcanzarán un alto nivel de vida; y en las épocas malas pagan el precio de su engaño cayendo de nuevo en la pobreza, de la que más tarde querrán escapar volviendo a mover la máquina, y así eternamente. Los ricos, mientras, ven caer las monedas que produce ese sobreesfuerzo en épocas de bonanza, y luego las atesoran en las épocas de crisis, esperando que lleguen tiempos mejores en los que vuelvan a caer monedas.

El objetivo del llamado decrecimiento es eliminar estos ciclos, y dejar a la economía estancada en una situación sostenible; que la gente no se mueva por afán consumista, sino que el mercado sea básicamente estático y funcione sólo para cubrir las necesidades de la sociedad, sin crear otras nuevas con la excusa de aumentar los beneficios y de "mover la economía". Evidentemente, se pueden producir fluctuaciones, momentos más favorables o menos favorables, más o menos actividad comercial... pero por otro tipo de factores más "aleatorios", no por los predecibles altibajos de una sociedad empeñada en crecer, desafiando las leyes de la física.

Además, ecológicamente, el capitalismo es peligroso, porque sólo propone al mercado como regulador de su actividad, es decir, que si se consume petróleo de manera descabellada, por ejemplo, eso debe seguir siendo así hasta que se agote o hasta que las leyes del mercado lo penalicen porque ya no hay tanta demanda o no sale a cuenta. Ahora bien, fijémonos en que esa mentalidad es irracional desde un punto de vista de la sostenibilidad, por dos razones: la primera es que ecológicamente puede ser muy peligroso; la segunda es que, quizás cuando el mercado se dé cuenta de que no hay demanda, sea tarde para reaccionar creando otras fuentes de energía, y eso provoque una crisis social importante durante un tiempo bastante largo. Si queremos que la sociedad vaya bien, y no sólo las empresas, debemos preocuparnos por el buen funcionamiento de todo nuestro entorno: que el ecosistema no se degrade y que las necesidades sociales estén bien cubiertas, les salga a cuenta o no a ciertas empresas.

El decrecimiento propone, en cambio, un modelo de vida sencilla en el que la gente consuma (y por lo tanto tenga) mucho menos, pero también trabaje menos, tenga más tiempo libre, y viva menos agobiada. Estaría por ver, sin embargo, si una sociedad como esa, sin los motores de la ambición y el egoísmo (porque esas y no otras son las fuerzas motrices del sistema capitalista), sería capaz de evolucionar favorablemente. Por lo menos, no parece descabellado.

El tema da para mucho, como se ve, pero hoy he querido hacer esta breve e incompleta introducción. Ya irá apareciendo esta idea en futuros artículos.

Imagen: http://news.soliclima.com/?seccio=noticies&accio=veure&id=2373

lunes, 13 de octubre de 2008

La importancia de los deslices

Casi todo el país se ha reído ya a gusto del desliz que protagonizó Rajoy el día 11, con lo de mañana me toca el coñazo del desfile. Sorprende sin embargo, la mesura de la ministra de defensa, que se ha mostrado comprensiva con el líder del PP, probablemente porque ella misma sea la primera que piensa que lo del desfile del día 12 es un coñazo. Digamos que le acompaña en el sentimiento.

El comentario de Rajoy tendría escasa importancia si se tratase de un político de tantos; pero comienza a tenerla desde el momento en que consideramos que se trata de uno de los políticos que más ha machacado a los demás con ideas como la "lealtad a España", o que más ha luchado contra los "separatismos". El esperpento llega a su límite si tenemos en cuenta aquel famoso comunicado del 2007, en el que instaba a los españoles a celebrar con emoción el día de la hispanidad, apareciendo ante las cámaras como si fuera una autoridad del Estado, como si fuese el rey, por lo menos.

Nadie obliga a Rajoy ni a ningún otro ciudadano a que le gusten los defiles militares. Rajoy y cualquier otro están en su perfecto derecho de encontrarlos un coñazo. Ahora bien, si tan coñazo les parecen, que no vengan lanzando mensajes patrioteros con la rojigualda de fondo, pidiéndonos que acudamos con fervor a la celebración a la que ellos mismos querrían no acudir.

En este tipo de ocasiones siempre hay quien dice que la frase se "ha sacado de contexto" o que "no se debe dar importancia a una simple conversación privada". Opino lo contrario. Ni se ha sacado de contexto (Rajoy se estaba refiriendo al desfile y lo estaba dejando bien claro) ni se debe dar menos importancia a una conversación privada que a una institucional. Si me apuran, le daría más importancia a la primera, porque en estos tiempos de falsedad que nos rodean, en los que los políticos no practican una política real, sino que escenifican la política, como si de una mala comedia se tratase, nada se hace más necesario que conocer los pensamientos sinceros de esos que dicen representarnos. Y cuando esos pensamientos nos muestran la hipocresía que rodeaba a sus antiguas declaraciones, no podemos sentir otra cosa que desprecio ante su bajeza, y no, no vale como excusa que fuese una conversación privada.

Habrá quien interprete el gesto de Chacón como un detalle de saber estar. A mí, por el contrario, me parece de lo más vergonzoso. Hay que joderse con los políticos: están todo el día insultándose unos a otros sin razón alguna, y justo cuando deberían elevar la voz contra la hipocresía y la falta de honor, van y dicen que no tiene importancia, que mejor dejarlo estar. Claro, eso es lo que ellos querrían, que la verdad quedase siempre oculta y sólo apareciesen en los medios los discursos calculados y retocados con los que nos intentan hacer creer que piensan o sienten tal cosa, cuando en realidad piensan o sienten otra. No quieren que se dé demasiada importancia a lo que se sale del guión establecido, y es por eso que todos hacen piña para que estos "deslices" se olviden lo antes posible.

Imagen: http://blogs.periodistadigital.com/politica.php/2008/10/11/rajoy-desfile-conazo-3454

sábado, 11 de octubre de 2008

El miedo a las bromas

Ayer leí con cierta sorpresa la noticia sobre el encuentro de Jordi Pujol y Toni Soler en el Centro de Estudios Jordi Pujol, en el que el ex-presidente de la Generalitat discutió con el presentador del programa Polònia (para los no catalanes, decir que se trata de un programa de humor de TV3, básicamente alrededor de los políticos, bastante inteligente y con un gran éxito). Por lo visto al ex-honorable no le ha hecho mucha gracia que se parodie al Papa. ¿Por qué metéis al Papa si queréis hacer una sátira política?, dijo Pujol. La respuesta de Soler, genial: No se pregunte por qué metemos al Papa en el programa, pregúntese por qué el Papa se mete en política.

En primer lugar, el supuesto del que parte Pujol es equivocado. Al igual que pasaba con el guiñol, Polònia es simplemente un espacio de humor sobre la actualidad. Evidentemente, los políticos ocupan la parte central de ese programa, pero no necesariamente la única. ¿O acaso no tienen derecho los guionistas a incluir aquellos personajes que crean que pueden hacer reir a la gente? En segundo lugar, como bien apunta Soler, el papa no es un personaje independiente de la política. De hecho, es el jefe del Estado Vaticano, y además es una persona con influencia, que opina a menudo de política, hace llamamientos e intenta usar su poder mediático para que se hable de tal cosa o tal otra. Es, por tanto, tan político o más que muchos personajes de la política común.

Pero lo curioso del tema es la actitud de Pujol, propia del católico creyente que se siente ofendido por las bromas al santo padre. Hombre, por un lado tenemos que ser comprensivos con una persona mayor como el ex-presidente, que a sus años es lógico que tenga alguna que otra salida poco afortunada, pero creo que este miedo a las bromas, esta poca capacidad a entender que ciertas personas que a nosotros nos parecen respetables son, para una buena parte de la sociedad, francamente risibles, es signo de intolerancia. Por mucho que Pujol sienta por el Papa el afecto propio del buen católico, la realidad es que para muchos (entre quienes me incluyo) es una persona que no inspira la más mínima simpatía, y cuyas declaraciones y actitudes resultan perfectamente risibles (cuando no odiosas) y son perfectamente adecuadas para una caricatura, como lo puede ser la familia real, los futbolistas, los periodistas o, por qué no decirlo, cualquiera de nosotros, yo mismo, por ejemplo. El humor no debería estar vetado para nadie, puesto que todos somos personajes con algún lado cómico, y francamente, resulta sospechoso que se pretenda "proteger" a ciertas personas de las bromas. Intuye uno entonces que se trata de personajes que en el fondo no son nada, que basan su presunta autoridad en una grandeza que no tienen, y que quienes les defienden temen, en el fondo, que en la caricatura la gente contemple claramente la ridiculez que realmente acompaña a su figura.

Imagen: http://www.lacoctelera.com/jasoninternauta/post/2006/08/22/caricaturas-gente-variada

jueves, 2 de octubre de 2008

Mae West

Hoy quiero hacerle un pequeño homenaje a una gran mujer; o por lo menos a la que yo considero una gran mujer. Para muchos quizás sólo sea una desvergonzada provocadora que intentaba ganar fama con sus frases ingeniosas y su actitud descarada, pero yo creo que ser como ella fue no es tan sencillo, y además, vale la pena que de vez en cuando surja alguien así. Se trata de la actriz norteamericana Mae West.

West fue un auténtico símbolo de mujer fatal, desinhibida y que prefiere vivir al margen de los convencionalismos puritanos de nuestra sociedad. No era especialmente guapa, pero sí despierta e ingeniosa. Eran frecuentes sus frases picantes o con doble sentido moral, muchas de las cuales han pasado ya a formar parte de los dichos populares (Las chicas buenas van al cielo; las malas, van a todas partes). A veces eran simplemente chistes descarados, como aquello que le dijo a un hombre que la saludó: ¿Llevas una pistola en el bolsillo o es que te alegras de verme? Otras veces tenían una especie de fondo filosófico (Cuando soy buena, soy buena; cuando soy mala, soy mucho mejor), pero en cualquier caso son bastante más de lo que se hubiera podido esperar de una mujer en los años 30. Hoy en día nos puede parecer muy fácil, pero no creo que entonces lo fuera. Además, incluso cuando se expresaba claramente, lo hacía al mismo tiempo con metáforas y con delicadeza (el sexo es como una partida de bridge: si no tienes una buena pareja, más vale que tengas una buena mano). Hay que saber ser una señora, y muy inteligente, para hablar sobre el tema claramente y sin vulgaridad, como ella misma expresó muy bien: Me gusta llevar la ropa suficientemente apretada para que se vea que soy una mujer, pero suficientemente holgada para que se vea que soy una señora.

No era muy amiga del matrimonio, aunque llegó a estar casada. Una de sus frases más memorables: ¿Para qué hacer sufrir a un hombre casándote con él cuando puedes hacer felices a muchos? es para mí una de las sentencias más verdaderas que se han dicho sobre el tema. No escondía la actitud de las mujeres hacia los hombres, como en su genial it's better to be looked over than overlooked, cuyo ingenioso juego de palabras se pierde en la traducción al castellano: es mejor se examinada que ignorada, o bien es mejor que te miren demasiado a que no te miren. Tampoco se callaba acerca de las costumbres de los hombres respecto a las mujeres, y llegó a decir que ya no hay caballeros como los de antes. Hoy, si un hombre te abre la puerta, o es la de su dormitorio o se trata del portero.

Yo sí que le abriría otras puertas que las del dormitorio, sin ser portero. A sus pies, señora West.

Fuentes:
http://en.wikipedia.org/wiki/Mae_West
http://www.terra.es/joven/articulo/html/jov2741.htm

Imagen: Wikipedia

martes, 30 de septiembre de 2008

La NASA, una agencia más

Aparte de los temas políticos y económicos que suelo comentar a veces por aquí, estamos asistiendo también, en este 2008 a un auténtico relevo en otro ámbito: la exploración del espacio. Durante décadas, la NASA ha sido el emblema de esta exploración, mientras los rusos competían con ella, a veces un poco por delante (durante los 50 y 60 sobre todo) y a veces un poco por detrás. El resto de organizaciones apenas podían permitirse otros lujos que el de poner algún satélite en órbita, y gracias.

Pero estos días las cosas están cambiando. Recientemente hemos visto que los chinos, a bordo de su Shenzou 7, han podido salir por fin a dar un paseo por el espacio, con un traje de fabricación propia, y regresando a casa sin problemas. No sólo eso, sino que la India está ya a punto de lanzar una misión hacia la Luna, la Chandrayaan 1.

Todo esto, además, coincide con la decadencia del transbordador americano, abocado a desaparecer en dos años como máximo, con lo cual la NASA se quedará sin misiones tripuladas propias hasta el 2015 como mínimo, pero que muy probablemente será 2016 ó 2017. Durante el periodo 2010-2016 seguramente tendremos que acostumbrarnos a ver que el espacio está totalmente dominado por Rusia y China. Las misiones marcianas o a planetas más lejanos, que tampoco son tan numerosas, apenas suponen un incentivo para considerar a la NASA un serio competidor. Si incluso alrededor de la Luna, declarada recientemente objetivo importante de la agencia, ya hay una nave china orbitando, a la que pronto se unirá la mencionada misión india, ¿cuál es el liderazgo de los norteamericanos?

Esta decadencia es algo más que simbólico. La exploración espacial no es sólo un capricho para científicos, es la punta de lanza de la alta tecnología, es el dominio de la industria aeroespacial, es aumentar el potencial científico de una nación... y los norteamericanos llevan algunos años ya quedándose descolgados. Incluso cuando llegue el 2016, ¿qué tendrán? ¿Un Apollo 2.0? ¿Y qué se consigue con eso? Se han dormido en los laureles, y ahora van a estar unos años a remolque de los demás. La NASA es ya sólo una agencia más.

Imagen: http://isidro.ciberblog.es/2007/10/02/si-bebes-no-conduzcas-una-nave-espacial/

miércoles, 24 de septiembre de 2008

El crepúsculo de los ídolos

El año que estamos viviendo no es un año cualquiera. Probablemente no sea un momento histórico menos importante que cualquiera de los que vivieron nuestros padres o abuelos. Yo lo compararía especialmente con la revolución rusa de 1917, que fue la que de algún modo dio comienzo a la expansión del comunismo en el mundo (el comunismo existía desde mucho antes, pero aquella fue la primera puesta en práctica importante). En aquella fecha, igual que en esta, el mundo vio que había vivido en una gran mentira, que era posible hacer las cosas de otra manera, que habían otros sistemas sociales.

Aunque se nos hable mucho de cifras, la crisis actual tiene más importancia por ser una crisis psicológica e ideológica que por ser una crisis económica. La economía siempre sufre crisis periódicas, eso no es nada nuevo. Además, con el esfuerzo que están poniendo determinados gobiernos y bancos centrales, sus efectos parece que se van a atenuar bastante. La auténtica crisis es la de la confianza en el sistema. Desde la caída del bloque comunista a principios de los 90, el mundo había vivido en una especie de "balsa ideológica", caracterizada por el pensamiento único de que la economía capitalista/liberal/globalizada era la panacea, el fin de la evolución. Más allá de ella no había nada, incluso se tachaba de loco a cualquiera que se atreviese a dudar de su verdad absoluta. Los líderes rebeldes, como Evo Morales, eran poco más que unos locos ignorantes que no sabían lo que hacían. Las tímidas críticas al liberalismo, vertidas desde algún sindicato o algún diminuto partido de lo que antes eran "las izquierdas", se veían como los últimos coletazos de una mentalidad rebelde venida a menos y carente de argumentos.

Ahora, la actual crisis, y sobre todo la reacción de las administraciones, se han convertido en el argumento. De pronto, los defensores del capitalismo de los últimos años han enmudecido, y la confianza en "el sistema" se ha perdido, no sé si para siempre, pero sí para una buena temporada.

He leído y escuchado por ahí algunos comentarios preguntando qué había hecho el FMI durante todos estos días. También algunos se han preguntado lo mismo acerca de los sindicatos. Yo extendería esta pregunta a prácticamente todas las instituciones más o menos relacionadas con la economía: Banco Mundial, ONU, gobiernos, partidos políticos... En España, por ejemplo, se critica mucho la inactividad del gobierno, pero ¿acaso alguien, desde el partido que fuese, había prevenido de esta crisis? ¿Alguien ha aportado ideas realmente importantes para solucionarla? De pronto es como si todas las instituciones hubiesen enmudecido. En FMI, el BM y muchos de los grandes bancos occidentales, tan acostumbrados a ir por la vida dando consejos a todo el mundo sobre cómo tenían que gestionar su economía, ahora tienen que callarse la boca, porque, como muy bien ha señalado el presidente Lula últimamente, han perdido toda la credibilidad. ¿Quién puede escuchar a unos "expertos" que han sido incapaces de predecir una crisis de estas dimensiones y que tampoco son capaces de ofrecer soluciones?

Todo esto acaba llevando, inevitablemente, a una crisis de confianza; pero no a una crisis de confianza en una determinada institución, un determinado partido, un determinado líder, sino una crisis de confianza global, una desconfianza en el sistema mismo, con todas sus instituciones, sus organizaciones y sus presuntos "expertos". Las pocas medidas adoptadas para "remediarla" aún siembran más desconfianza. No sé si son buenas o malas, pero hacer lo contrario de lo que durante 18 años se ha defendido como doctrina económica indiscutible, no es precisamente la mejor manera de que la gente tenga fe en el sistema.

Por contra, los líderes de países como China, Venezuela, Cuba, Bolivia o Ecuador podrían perfectamente sacar pecho y burlarse de la prepotencia liberal, como ha hecho Lula. A lo que asistimos, en definitiva, es al fin de una época, al fin de una mentalidad. 2008 será una fecha recordada en los libros de Historia, pero no porque se perdiesen cien mil millones o un billón de dólares, sino porque, como 1789, como 1898, como 1492, como 1945, es un año de esos en los que uno tiene la sensación de que ya nada volverá a ser igual. La gran pregunta que yo me hago (y supongo que muchos se la hacen también) es: ¿Qué ocurrirá ahora? ¿Hacia dónde nos dirigiremos? Vale, supongamos que en unos meses la situación más o menos se estabiliza. ¿Qué tipo de doctrina económica se pretenderá defender cuando se plantee un dilema sobre la actuación de los gobiernos sobre el mercado? No lo sé, pero lo que está claro es que ya nadie mirará la economía con los mismos ojos que en estos últimos 18 años. De pronto se le han visto las garras al lobo, y tras las bonitas equitetas de "liberal" o "globalización" ha aparecido el entramado económico-político de unos empresarios demasiado poderosos y unos políticos demasiado ligados a los primeros y demasiado atados por las circunstancias. Todo el sistema financiero se nos muestra ahora como una gran estafa, y la bolsa como un simple casino. Los gobiernos son, de pronto, una oligarquía que recauda nuestro dinero para ayudar a ese entramado cuando le hace falta, no para ayudarnos a nosotros, que somos a quienes debería cuidar; y todo el sistema económico mundial no parece distar mucho del que se tenía en la época del feudalismo, cuando unos pocos grandes señores dominaban todo, y la mayor parte de la población estaba simplemente a su servicio, e incluso los reyes tenían que doblegarse a sus voluntades.

Los dioses a los que muchos adoraban, se nos muestran ahora como simples ídolos, y no parece haber otra religión a la que seguir. ¿A quién rezaremos ahora?

Pero estamos sólo en los primeros metros de ese camino hacia una nueva época. Simplemente estamos despertando del sueño (aunque algunos la verdad es que nunca llegamos a creer mucho en él), y todavía quedan cosas por descubrir y acontencimientos ante los que asustarse o alegrarse. Veremos qué nos deparan los próximos años.

Imagen: http://cgredan.blogspot.com/2008/01/la-estatua-de-la-libertad-como-icono.html

martes, 23 de septiembre de 2008

La pascua geek

Hace unos días mi padre me preguntó si era posible prever la fecha en la que caerá la semana santa. Naturalmente, la respuesta es que sí: esa fecha no la decide nadie arbitrariamente, sino que sigue unas reglas. Ahora bien, las reglas concretas son poco conocidas; yo recordaba que tenía algo que ver con la llegada de la primavera y con la luna llena, pero no sabía los detalles. Esta tarde me ha dado por mirarlo, cómo no, en la Wikipedia. Aquí tenéis el enlace al artículo.

Bien, aparentemente es un artículo normal. Durante las primeras lineas te explican por qué es variable, que si no puede coincidir con la pascua judía, etc. Luego vienen a decir que consiste en que el domingo de pascua ha de ser el siguiente al primer plenilunio de la primavera. En realidad hay algunos detalles más, pero básicamente es esto.

Satisfecho ya con la explicación, sigo leyendo para ver qué más tienen que contarme, esperando una simple tabla de días por año o una fórmula relativamente sencilla. Pues no. Comienzo a alucinar cuando me explican que antiguamente se desarrollaron diferentes fórmulas que usaban el número áureo, pero que más tarde Gauss desarrolló un algoritmo que es el que finalmente se suele utilizar. Mira que el bueno de Gauss hizo cosas, pero jamás se me hubiera ocurrido que también se dedicase a esto. ¿Le faltó algo por calcular a este hombre?

Por otro lado, el algoritmo tiene su miga, al tener que definir tantas variables en tantos pasos distintos. Pero bueno, la cosa no queda ahí. El autor de la página tiene la gentileza de ofrecernos el código Java que implementa el algorimo de Gauss. Hombre es un detalle; un detalle geek, pero un detalle a fin de cuentas. Lo cachondo viene cuando sigues leyendo y te encuentras también la implementación para Phyton y para PHP; y ya no digamos la de Perl...

Pero es que ahí no queda la cosa. Para rizar el rizo, se nos añade la implementación en lenguajes tan "exóticos" ya como el Turbo Pascal (Dios, qué recuerdos de la facultad de Informática), PowerBuilder e incluso en PL/SQL, pl/pgsql y SQL Anywhere (¿cuánta gente necesita calcularlo directamente en la Base de Datos?). En fin, ha sido la anécdota graciosa de la tarde.

"¿Y cuál es la gracia de todo esto?", diréis algunos. Bueno, si os hacéis esta pregunta, probablemente es que no habéis estudiado Informática ;-)

Imagen: http://buscaideas.files.wordpress.com/2008/02/geek-inside-1280.jpg

lunes, 15 de septiembre de 2008

¿Dónde están los filósofos?

Aunque últimamente intento evitar las cuestiones políticas y económicas (más que nada porque es más divertido tocar otros temas), no puedo dejar de decir algo sobre las últimas noticias económicas. "Privatizar los beneficios, socializar las pérdidas", se ha convertido en una de las frases más repetidas en la red para hablar de el tema. Se acusa de hipocresía a los gobiernos, especialmente a los que, como el de EE.UU., siempre han presumido de liberales. Se clama que con nuestros impuestos se están reflotando empresas que sencillamente han sido imprudentes y que lo que se está realizando estos días no es otra cosa que una enorme estafa, de miles de millones de euros, a todos los ciudadanos del mundo, por parte del entramado político y económico.

Pero lo que más llama la atención es la falta de alternativas. Aunque desde algún medio, algunos comentaristas aislados comienzan a preguntarse (ya era hora) si en el fondo no es el propio sistema el que está mal. Empiezan a pensar algunos ese pensamento prohibido: si la pretendida "victoria" sobre el comunismo no fue otra cosa que la casualidad, que hizo que un sistema cayera antes que el otro, cuando ambos están destinados al fracaso, y simplemente ocurrió que a la fuerza tenía que fracasar uno antes que el otro. Para muchos, pensar esto nos conduciría a poco menos que al vacío de ideas (nihilismo lo llamaban antes, si no recuerdo mal; la verdad es que es divertida la palabreja). No existe para ellos alternativa alguna: el capitalismo, ahora llamado eufemísticamente economía liberal es la única verdad absoluta, y si piensas otra cosa eres un hereje y te pudrirás en el infierno.

Desde la clase política, esa que se supone que tendría que aportar soluciones, esa que se supone que tiene que dirigirnos, no llegan voces de renovación. Quizás porque realmente están convencidos de que no hay alternativa; quizás porque no se atreven siquiera a sugerir que pueda llegar a haberla, a riesgo de que les comparen con Evo Morales, o con Hugo Chávez. Pero tiene que haberla, porque lo que está claro es que no se puede permitir que se mantenga un sistema en el que sea posible una tomadura de pelo de las dimensiones que estamos viendo. Vamos, yo no comulgo con eso.

Durante la Historia de la Humanidad, los filósofos han sido siempre esos seres extraños que a menudo morían olvidados, pero cuyas enseñanzas servían para que más tarde la sociedad encontrase su camino. Los filósofos de la Ilustración no cambiaron el mundo, pero sus ideas, convenientemente recogidas por los hombres influyentes del siglo XIX, sí lo hicieron. Sin embargo, tras Karl Marx, el último gran filósofo inlfuyente, parece como si un vacío se hubiera adueñado del pensamiento humano, y de nuevo el "pensamiento único", enemigo del progreso, se hubiera adueñado de la sociedad. En momentos como este, nada nos es más necesario que alguien que nos ilumine el camino, porque si no, caemos en la impotencia: sabemos que habría que cambiar algo, pero no sabemos cómo, y este bloqueo en nuestra actividad es aprovechado por quienes nos explotan para seguir robando, mientras repiten, encogiéndose de hombros que "no se puede hacer otra cosa".

Sé que tiene que haber otros caminos, pero nos falta esa mente iluminada que nos los enseñe.

Imagen: http://www.biografiasyvidas.com/monografia/marx/fotos/marx340a.jpg

viernes, 12 de septiembre de 2008

¿Qué es el porno?

Hace tiempo que no pongo nada "caliente" por aquí, y como esta noche tengo tiempo, voy a hablar un poco sobre el tema del porno. No voy a soltar un rollo comentando detalles porque el tema da para mucho, pero sí discutir la esencia misma del concepto (joder, últimamente hablo que parezco un filósofo alemán).

No sé si alguna vez os habéis preguntado la diferencia entre pornografía y erotismo (erotismo referido a películas, imágenes, etc., claro está). Yo sí, y sigo sin encontrarla. Alguna gente argumenta que la diferencia es que mientras la primera es vulgar, explícita y cutre, el segundo es refinado, juega con la insinuación y aporta calidad al tema del sexo. Tales afirmaciones me parecen rotundamente falsas, puesto que, hasta donde yo he podido ver, hay muchas películas clasificadas con la X que no son especialmente vulgares, sólo son explícitas lo justo para que las clasifiquen como pornográficas, y desde luego no son nada cutres. Veáse, como un ejemplo, las películas de Andrew Blake, pero se pueden buscar otros ejemplos como el de Viv Thomas y algunos más. Por contra, muchas películas denominadas y clasificadas como "eróticas" son malas a rabiar, cutres hasta límites insospechados y además se nota descaradamente que no buscan ningún objetivo artístico, sino que sólo son una excusa para que la actriz principal enseñe las tetas. Muchas de las películas eróticas italianas de finales de los 70 y principios de los 80, por ejemplo, lo muestran claramente. Son basura, que pretende ser erótica y más bien nos da la sensación de estar perdiendo el tiempo.

No, la distinción entre pornografía y erotismo es puramente moral, o más exactamente administrativa, puesto que es la administración quien crea esas clasificaciones para que luego los puritanos (en adelante, gilipollas) no levanten la voz. Porque claro, según los gilipollas, no hay ningún problema en que Rambo masacre un campamento entero de vietnamitas, sembrando la muerte y la destrucción por doquier; pero eso de que se vea una polla, es como una señal de que se acaba el mundo, por lo visto. Esto nos lleva a que películas de calidad y que nos sumergen en un ambiente erótico refinado e interesante, se vean relegadas al mismo saco que cualquier producto de gonzo o de sexo amateur, por ejemplo. Por contra, bodrios y peliculillas de serie B totalmente deleznables que deberían ser quemados, comparten estantería en cualquier videoclub con las películas simplemente clasificadas como "para mayores de 18", cuando en realidad esos engendros no deberían verlos ni los menores ni los mayores.

Lo curioso es que la existencia misma de la etiqueta hace que surja realmente un género diferente. En efecto, al crear un mercado apartado, tradicionalmente restringido a las sex-shop y cines X (hoy pasados de moda y desplazados por Internet), las propias productoras y directores crean productos dirigidos a un determinado público y enmarcados en unos determinados estándares. En realidad, lo lógico sería que simplemente hubiera películas eróticas. Mejores o peores, más o menos explícitas, más o menos cutres, pero eróticas sin más. Porque por mucho que digan los gilipollas, una película erótica explícita puede ser mucho más moral, mucho más elevada artísticamente y mucho más educativa que una que no lo sea. Pensar lo contrario nos llevaría a estupideces como las de los japoneses, que aplican a las películas una censura sobre los genitales que se ha hecho famosa en el mundo entero por su ridiculez, ya que no hace otra cosa que molestar.

En el otro lado también se sufren las consecuencias. Los directores de películas eróticas, temiendo que clasifiquen su obra con la X, se autocensuran, decepcionando al público y ofreciendo obras descafeinadas, que difícilmente se justifican con la ya gastada excusa de que "es más erótico insinuar que enseñar". Ya no cuela.

Al final, todo esto redunda en una menor calidad de las películas, una estandarización insoportable con clichés ya más que gastados, y una mojigatería extraña acerca de uno de los géneros (el erótico) que por simple sentido común, debería ser de los de más éxito del cine, en lugar de estar arrinconado misteriosamente.

Imagen: Por hoy, la imagen la pongo yo. Total, para pintar tres equis...

martes, 9 de septiembre de 2008

La razón estrangulada

No todos los días tiene uno la suerte de leer artículos tan interesantes como este que he encontrado hoy por casualidad. La verdad es que no he leído "La razón estrangulada", ni conocía a su autor, pero la crítica que se hace en esta página me ha gustado mucho y me anima a leerlo.

Ciertamente, los periodistas son uno de los colectivos que más autocrítica deberían hacer y menos hacen. Dada la enorme influencia de la difusión de la información, el periodista asume una responsabilidad que le debería obligar a realizar su labor con una profesionalidad pareja a la que se le exige a un policía, un juez, un médico o un político. O más, porque si los jueces hicieran su trabajo de manera irresponsable, podríamos aún esperar que desde los medios de comunicación se denunciase este hecho; pero si son los periodistas mismos quienes ejercen de manera irresponsable, ¿quién se encargará de sacarles los colores?

La falta de profesionalidad, el amarillismo y el "copiar y pegar" abundan en el periodismo en general, sobre todo en la televisión, solo que en el tema de la ciencia es probablemente donde más lejos llega la incompetencia y la incapacidad de transmitir una descripción correcta de las noticias, y de ahí la importancia de este libro de Carlos Elías.

Las puntualizaciones que hace son certeras, y los hechos que denuncia tristes. La ciencia no es apenas mencionada en los medios, salvo para caer en el amarillismo (como el tema de la búsqueda de extraterrestres cuando sólo se envía una misión a buscar agua en Marte) o incluso el alarmismo sensacionalista (como todo lo que se ha montado con los agujeros negros que se comerían la Tierra, a raíz de la puesta en marcha del LHC). El periodismo, además, colabora en una tradicional actitud despectiva de la sociedad española hacia todo lo que tenga que ver con la ciencia. El detalle de la mención de la muerte de Dirac es suficientemente ilustrativo. Como muy bien señala el artículo, se presenta siempre al científico como una especie de "friki" antisocial y despistado, centrado en fórmulas y encerrado en un laboratorio con su bata blanca y sus probetas, cuando lo cierto es que en numerosos equipos científicos y tecnológicos abunda la gente con una cultura variada, un gran sentido del humor, y por supuesto, muchos de ellos ya casados y con hijos y con tanta vida social como pueda tener un cocinero, un conductor de autobús o un profesor de latín. Y da igual que hayas ganado un premio Nobel o que tus descubrimientos hayan aportado mucho al conocimiento humano: Al final, le dedicarán más lineas al actor de moda o al traspaso de un futbolista.

El problema de fondo (en el que quizás el artículo no entra muy a fondo, por centrarse en la cuestión del periodismo) es que en España siempre se ha visto con mejores ojos ser futbolista o torero que practicar profesiones tan útiles y admirables como la de científico. La sociedad, inconscientemente, se decanta por el glamour y por el dinero, y está claro que lo de ser torero tiene mucho más glamour que ser químico, por ejemplo; y desde luego, se gana mucho más dinero si estás en la élite. Aún los ingenieros tienen un poco de prestigio porque durante un tiempo se consideraba que estudiar informática, telecomunicaciones o ingeniería de caminos era una gran opción en la vida. Hoy sabemos que quienes toman esa decisión acabarán muy probablemente de becarios o se acabarán reciclando como comerciales o como mandos intermedios de alguna empresa. Pero por lo menos ganarán un sueldo que no estará mal, mientras que el científico es casi imposible que acabe ejerciendo el oficio que domina, y acabe haciendo a regañadientes otro que sólo conoce a medias, y por el que, por tanto, cobrará poco. En el país del "que inventen ellos", se ve la ciencia más como una pérdida de recursos que como una manera de avanzar. Y así nos va.

Una última puntualización: Se habla en el artículo de la clásica dualidad letras-ciencias. En mi opinión, tal dualidad es un error. La mayoría de las personas a las que suele denominarse "de ciencias" leen libros (quizás de ciencia ficción preferiblemente, pero ¿acaso no es también literatura?), ven películas, escuchan música, y en general se interesan por el arte tanto como muchas personas "de letras", y en algunos casos más. Por contra, no abundan (aunque existen, afortunadamente) las personas con formación de letras capaces de entender textos científicos y de interesarse por una teoría de la física o un problema de matemáticas. En realidad, sería más correcto decir que hay personas aptas para la ciencia y otras no aptas para la ciencia. Estos últimos son los que propiamente denominamos "de letras". Y muchos de ellos son seguramente quienes tienen que llenar los ya de por sí raros y breves artículos científicos que alguna que otra vez aparecen en algún medio. Así vamos.

Imagen: http://www2.uca.es/grup-invest/corrosion/integrado/alquimista.GIF