sábado, 12 de julio de 2008

La extraordinaria hazaña de Paul von Lettow-Vorbeck y sus hombres (II)

En 1918, los afro-alemanes llevaron a cabo su última acción de guerra: conquistaron la ciudad de Kasama, en Zambia, pero en seguida se les notificó que hacía ya dos días que Alemania se había rendido y la guerra había terminado. Cuando esta noticia fue confirmada, von Lettow-Vorbeck se dirigió con su ejército a la ciudad de Abercorn, donde entregaron las armas a los británicos.

Su contingente fue el último en rendirse de toda la guerra, puesto que sólo se entregaron dos semanas después de que en Europa se hubieron detenido las hostilidades. De hecho, habían estado luchando incluso tras la rendición de Alemania.

La campaña de von Lettow-Vorbeck y sus hombres es una de las hazañas más increíbles de la historia, pues resistieron toda la Primera Guerra Mundial en un territorio aislado, frente a ejércitos muy superiores y sin ser vencidos nunca, sólo entregándose cuando la guerra acabó, no por haber sido derrotados. Por eso de vuelta a Alemania, y ascendido ya a general, von Lettow-Vorbeck fue tratado como un héroe y su unidad fue la única que recibió el homenaje de desfilar por la puerta de Brandemburgo.

Posteriormente pasó unos años grises en Alemania, participando ocasionalmente de la política. Hitler, al llegar al poder, intentó captarle para la causa nazi, pero von Lettow-Vorbeck difícilmente podía simpatizar con la mentalidad racista de los nazis tras haber luchado hombro con hombro junto a sus soldados negros en África. Cuentan que el viejo general mandó a Hitler literalmente "a tomar por culo", y ante el enorme prestigio que le reodeaba, Hitler no se atrevió a hacer nada contra él. Pasó la guerra con total discreción y dos de sus hijos murieron en el frente. Acabada ésta, apenas tenía recursos económicos, pero aquí se puede observar otro detalle propio de la generación que aún vivió el siglo XIX: el general Jan Smuts, que había luchado contra él en África en 1916, consiguió para él una pensión a cargo del estado británico. Smuts incluso le animó a volver a África para visitarle en Ciudad del Cabo, y el viejo general marchó para allá en 1953. Durante su trayecto, fue recibido por sus veteranos askari en Tanzania, que le rindieron honores mientras cantaban para él su vieja canción de marcha en swahili: Haya Safari!

En 1964 murió Paul Emil von Lettow-Vorbeck, pero aún queda una anécdota de sus hazañas que nos vuelve a recordar la mentalidad de aquellos hombres. A su muerte, el estado alemán decidió recompensar a los supervivientes de la milicia africana por sus pasados servicios, así que un funcionario se trasladó a Tanzania para intentar encontrar a los veteranos que aún quedasen, y entregarles el dinero. Unos trescientos ancianos se presentaron y dijeron haber luchado junto a von Lettow-Vorbeck. Pero claro, existía la duda de que todos los que se presentasen fuesen realmente antiguos askari, los guerreros negros del ejército colonial. Entonces, a alguien se le ocurrió una manera de comprobarlo. Cada hombre debía tomar un bastón, mientras el funcionario daba órdenes de firmes, apunten, etc. en alemán. Si eran los auténticos veteranos de von Lettow-Vorbeck, debían saber seguir las instrucciones. Así fue. Ni uno sólo había olvidado la instrucción, ni tampoco nadie se había hecho pasar por quien no era. Las pagas se entregaron, y así acabó la historia de aquella gran aventura.

Fuentes:
http://www.elgrancapitan.org/portal/historia-militar/la-leyenda-de-von-lettow-y-los-askaris-16.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Paul_von_Lettow-Vorbeck

Imagen: wikipedia

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