jueves, 31 de enero de 2008

Otro endiosado

Hoy a través de meneame he llegado a este artículo del conocido blogger Ricardo Galli (que según tengo entendido es precisamente uno de los impulsores de meneame.net). Resulta triste comprobar cómo algunos, desde la silla de sus despacho, creen que son dioses que dan o quitan méritos a los demás. Todo un ejemplo de autosuficiencia y endiosamiento, que su autor intenta colarnos como ejemplo de crítica "alternativa" y que escapa a lo políticamente correcto. No, Galli, no, lo políticamente correcto es otra cosa, entérate bien. ¿Tan pocas ideas te quedan que sólo te queda hacerte el rebelde? Qué mal estamos, ¿eh?

No he podido evitar escribir una pequeña réplica precisamente en meneame, que copio y pego aquí (no tengo ganas de trabajar más, porque el asunto no lo merece):


Galli está un poco tonto, ¿no? ¿A qué viene ahora ese toque cascarrabias? ¿Es él mucho mejor blogger que los demás? Criticar es muy fácil, eso también lo sabemos hacer los demás. Es curioso cómo apunta al final que tiene "espíritu de conversación democrática", tras una serie de frases chulescas hacia el lector que tranquilamente llega a su blog dispuesto a leer algo interesante (y que sale defraudado, evidentemente).
Mira, Galli, ya que no has abierto los comentarios, te lo pongo aquí [en meneame], que supongo que lo leerás, ya que tienes "espíritu de conversación democrática" (no tengo ganas de enviarte un correo, como sugieres; supongo que por lo mismo que tú, porque no me da la gana):
Con tu artículo demuestras que no tienes ni idea de lo que es la blogosfera (llámala blogocosa si eso te hace sentirte como si fueras un ente superior). El autor de un blog no siempre quiere demostrar que es el más chachi-guay-inteligente-innovador-ingenioso del mundo. Hay gente que abre un blog simplemente para expresarse, para compartir ideas o experiencias, aunque sean cotidianas y "aburran" a los superintelectuales inspirados por la divinidad como tú. ¿Y sabes una cosa? Es más agradable leer los artículos de estas personas que cosas como la que has escrito. Por lo menos ellas no chulean al lector tras haber soltado descalificaciones no argumentadas.
En fin, que si te aburres, ya sabes dónde está la puerta.

miércoles, 30 de enero de 2008

Grandes obras que hoy no podríamos publicar (III)

Hoy me aparto de la música para irme a la literatura. Pero no a cualquiera de esos escritorzuelos de ahora que se dedican a escribir best-sellers que se fabrican como churros y se venden gracias a la promoción de una gran editorial, sino a uno de los más afamados autores de la literatura francesa: Stendhal.

De todos es sabido que sus dos grandes obras son La Cartuja de Parma y Rojo y Negro. Esta última es, sin duda, una de las obras más importantes y conocidas de la literatura francesa. El prestigio de Stendhal es tan grande que pocas voces se atreverían a criticarle como genio y gran representante de la novela romántica. Sus descripciones de las pasiones humanas han asombrado a generaciones enteras, haciéndole ganar un puesto entre los más gandes.

Sin embargo, si examinamos en qué consiste Rojo y Negro, veremos que su argumento se basa en lo que antes se llamaban crímenes pasionales y hoy en día se ha dado en llamar "violencia machista" y cosas así. De hecho, Stendhal se basó en un hecho real para escribirla. Al parecer, un joven seminarista llamado Antoine Berthet cometió un crimen de este tipo al asesinar en 1827 a una mujer casada, de cuyos hijos había sido tutor. Berthet fue condenado a muerte, pero Stendhal le inmortalizó en el personaje de Julián Sorel, tras quedar impresionado por la sincera declaración que hizo el chico en su juicio. A buen seguro que en nuestros días no se hubiera atrevido a hacer lo mismo (o sí, pero le hubieran puesto a caldo). Afortunadamente, tuvo la suerte de nacer en otra época, y su cualidad de clásico ha permitido que podamos seguir disfrutando de su obra, a pesar de algunos.

Imagen: http://www.allocine.fr/personne/galerievignette_gen_cpersonne=123&cmediafichier=18771035.html

domingo, 27 de enero de 2008

Eres lo que haces

Hoy he llegado, prácticamente por casualidad, a una la página que hay dedicada a Bob Black en la Wikiquote. En ella he podido leer algunas frases de este singular pensador (al que no conocía de nada), y me ha llamado la atención este texto:
Eres lo que haces. Si haces trabajo aburrido, estúpido, monótono, lo más probable es que acabes siendo aburrido, estúpido y monótono. El trabajo es una explicación mucho mejor de la creciente cretinización que ocurre alrededor de nosotros que esos mecanismos estupefacientes tan señalados como la televisión y la educación. La gente que pasa su vida regimentada, guiada de la escuela al trabajo y enjaulada por la familia primero y el asilo de ancianos al final, esta habituada a la jerarquía y es psicológicamente esclava. Su aptitud para la autonomía está tan atrofiada que su miedo a la libertad es una de sus pocas fobias con fundamento real. Su entrenamiento en la obediencia en el trabajo se lleva a las familias que ellos forman, reproduciendo de esta manera el sistema en formas diferentes, y se lleva a la política, la cultura y todo lo demás. Una vez que has drenado la vitalidad de la gente en el trabajo, probablemente se someterán a la jerarquía y a la especialización en todo. Están acostumbrados a ello.
Creo que es uno de los análisis más lúcidos de la situación en la que nos encontramos los ciudadanos modernos. Nos hemos vuelto mecánicos, metódicos, obedientes... en una palabra: aburridos. No tenemos empuje, pasión, espontaneidad... nos hemos vuelto tan fríos y aburridos como ese escritorio ante el que pasamos tantas horas, moviendo el ratón y escribiendo e-mails. La obediencia a nuestros jefes y nuestro sentido del orden y la disciplina nos han quitado esa encantadora alegría de la iniciativa individual, que surge como una pasión sin objetivo puramente económico, que es como el amor o el deseo sexual, algo que está ahí... porque sí, porque está ahí y punto.

La frase inicial, "eres lo que haces", me parece una interesante puntualización. Realmente, estar ocho horas al día (o más) haciendo lo mismo no ayudan a hacer de ti una persona despierta, polifacética y emprendedora. Más aún cuando en muchos casos se trata de una tarea más bien monótona, y a menudo, además, sedentaria. Cierto que no todos los trabajos son repetitivos, pero la mayoría sí, y no todos tenemos la suerte de ser una excepción a la regla. Me pregunto si habrá una manera de contrarestar ese efecto, pero me temo que es difícil, a menos que uno sea millonario y pueda dejar de estar ocho horas al día cumpliendo con las tareas que le encomienda su jefe o sus clientes.

Interesante este hombre, ya leeré algo más sobre él.

Imagen: http://www.jazztelia.com/eugeni/post/2006/01/12/usar-linux-es-aburrido

martes, 22 de enero de 2008

¡Dios míoooo, es el fin del mundoooooo!

Poco menos que esto es lo que parecen decir los titulares de los medios informativos y los comentarios de numerosas personas estos días, acerca de la crisis bursátil y financiera. "¡Recesión, recesión!", parecen gritarnos alarmados, sin que uno sepa ya si es de verdad o sólo quieren vendernos la noticia, como aquel del chiste de "¡que viene el lobo, que viene el lobooo!"

No sé, a lo mejor es que yo soy muy tranquilo, pero la verdad es que me parece todo bastante intrascendente. No soy un experto en economía, pero sí sé que cuando la bolsa ha ganado miles de puntos yo no he visto ni un duro, así que tampoco temo perderlo si baja. Hasta donde tengo entendido, la bolsa es poco más que un juego de apuestas; es pura especulación, no economía real. Que una empresa duplique el valor de sus acciones no significa nada. Los ciudadanos vamos a seguir estando igual de jodidos. Es más, la propia empresa es posible que no vaya mejor por eso, es simplemente que se vende más, que se cotiza más, pero perfectamente puede ser una empresa mal dirigida y que vaya a peor. Por supuesto, la riqueza del país no tiene nada que ver; seguiremos siendo igual de fuertes económicamente, del mismo modo que nada cambia si una semana se acumula el bote del euromillón o le toca a catorce personas, por mucho que al que no le toque sí que le joda; pues lo siento, chico, el juego consiste en eso. En el mismo sentido podemos leer hoy en El País:

Ante el nuevo descalabro, varios ministros japoneses han declarado que su Gobierno no tomará ninguna medida en relación a este desplome ni tampoco para controlar la apreciación del yen contra el dólar. Estas declaraciones vienen a reiterar la idea expresada hace una semana por el primer ministro, Yasuo Fukuda, de que la economía real goza de buena salud, a pesar del pánico en el mercado de valores.

De la misma opinión es el Banco Central nipón, que ha decidido por unanimidad dejar inalterado los tipos de interés en el 0,5% a pesar de las dificultades bursátiles.

Me resultaría mucho más coherente que los medios se hiciesen eco de la falta de competitividad de nuestras empresas, de las trabas que la administración les pone para que se desarrollen, de la poca diversificación de nuestra economía, apoyada como siempre en el ladrillo y en el turismo, de la falta de incentivos a la investigación y la formación, etcétera. Esa, y no otra es la riqueza real. Pero vende más hablar de Wall Street (y ya no digamos del Nikkei, eso sí que queda de entendido) y mostrar imágenes de los ordenadores de las bolsas, llenos de numeritos, de los que no pierden detalle los inversores, con cara de preocupación. Unos inversores que seguramente no somos ni tú, ni yo ni la vecina de enfrente, y que cuando han ganado miles de euros, el país no ha recibido ni uno.

Eso sí, si la crisis de confianza se hace muy profunda, entonces toda la economía se resentirá, y nos veremos afectados de una manera u otra, pero tendría que ser algo muy muy gordo, mucho más que perder mil o dos mil puntos de bolsa; y en ese caso, daría igual lo que hiciéramos, porque el torbellino nos iba a arrastrar igualmente. En fin, vamos a ver qué pasa durante esta semana. Yo ya me he comprado la bolsa de palomitas.

Lo más triste de todo es que ante estas situaciones nadie se plantea si en el fondo no es todo un error, si la economía global y el liberalismo económico no son tan fantásticos como parece y si no valdría la pena replantearse al menos algunas cosas. No, todo se soluciona diciendo "así es como funciona el sistema" y punto. Y pobre del que se atreva a ponerlo en duda, seguro que es un seguidor del Ché, o un iluminado, o incluso un terrorista.

lunes, 21 de enero de 2008

Terraformando planetas

Uno de los sueños que la Humanidad ha tenido siempre es el de colonizar otros mundos; pero este sueño ha chocado siempre con una dura realidad: las extremas condiciones que se dan en los planetas conocidos, que hacen imposible la supervivencia de seres humanos. Ante esta situación, surge inmediatamente la idea de transformarlos para hacerlos habitables. Es lo que se ha dado en llamar terraformación.

Lógicamente, la terraformación plantea grandes desafíos, que en unos casos son más asumibles que en otros. Resulta inviable plantearse por ejemplo la terraformación de Júpiter. Igualmente es inútil pensar en los numerosos satélites que pueblan nuestro Sistema Solar, más parecidos a rocas que a planetas, sin atmósfera la mayoría de ellos y sin ninguna posibilidad de adquirirla. Los dos grandes (y prácticamente únicos) candidatos son en realidad Venus y Marte.

Terraformar Venus es uno de los grandes sueños, porque es un planeta muy semejante a la Tierra. Tamaño casi idéntico, distancia al Sol muy similar... Yo de pequeño solía elucubrar mucho sobre esa posibilidad. Pero se plantean dos grandes inconvenientes. El primero son las condiciones extremas provocadas por su densa atmósfera, que es como un gran invernadero de dióxido de carbono y ácido sulfúrico que mantiene el planeta a más de 500ºC. El segundo es que su rotación es tan lenta que los días son larguísimos (116 dias terrestres), y además, esto hace que carezca de un cinturón magnético como el de la Tierra, que nos protege de la radiación solar.

Se sabe, por ejemplo, que lanzando grandes masas de hidrógeno sobre Venus, se podría crear un planeta rico en agua y carbón, aplicando la reacción de Bosch. Este hidrógeno se puede obtener de las atmósferas de Urano o Neptuno, por ejemplo, pero la cantidad a transportar es tan enorme y la distancia tan grande que parece una tarea inviable. También se ha planteado crear un escudo que tape el Sol y mantenga el planeta en la oscuridad, permitiendo así que se enfriase, pero sería necesario construir un disco colosal (con un diámetro varias veces superior al del propio Venus), lo cual casi parece más difícil que trasladar el hidrógeno desde los gigantes gaseosos. Se han llegado aplantear proyectos tan bizarros como modificar la órbita de un asteroide gigante para que lo golpee, y hacer "saltar" literalmente la atmósfera, aunque se ha visto que esto no sería posible debido a la gravedad del planeta, que volvería a atraparla a ella y a los materiales liberados del choque. Finalmente, aunque se consiguiera enfriar Venus y hacer saludable su atmósfera, la intensa radiación solar, al no estar bloqueada por un campo magnético, haría muy difícil sobrevivir en él.

Sobre Marte existen dudas parecidas. Tampoco tiene un campo magnético apreciable, por lo que la radiación solar sigue siendo extremadamente dañina para la vida. En este caso también sería necesario modificar la atmósfera pero al revés: hacerla más densa, incluso favoreciendo el efecto invernadero, para calentar algo este frío planeta.

Pese a ello, la Humanidad no se desanima, y existen colectivos que se plantean seriamente estos proyectos. Quién sabe si algún día alguien lo conseguirá.

Imagen: Representacion artística de un Marte terraformado (wikipedia).

viernes, 18 de enero de 2008

Grandes obras que hoy no podríamos publicar (II)

Seguimos con las canciones inolvidables que ayer nos emocionaban y hoy nos conducirían a la más gris de las autocensuras, con tal de no "buscarnos problemas". Se trata de una de las canciones más emblemáticas de Loquillo: La mataré.
Yo la sentaba en mi regazo,
enloquecía sólo a su contacto.
La he conservado en la memoria.
Tal como estaba.
Siempre a mi lado.
Nunca me juró su amor
lo creía eterno yo.
Y ella me sonreía y
miraba hacia el mar.
Me emborrachaba entre sus brazos
ella nunca bebía, ni la vi llorando,
yo hubiera muerto por su risa.
Hubiera sido su feliz esclavo.
Qué dolor sucio y traidor
me envenena el corazón.
Sé que ella nunca enloqueció.
Jamás perdió el control.
Quiero verla bailar entre los muertos,
la cintura morena que me volvió loco,
llevo un velo de sangre en la mirada,
y un deseo en el alma,
que jamás la encuentre.
Sólo quiero que una vez
algo la haga conmover.
Que no la encuentre jamás
o sé que la mataré.
Por favor sólo quiero matarla.
A punta de navaja
Besándola una vez más.

Comparto completamente algunas opiniones que he leído por ahí lamentándose de que la canción ya no se interprete. Verdaderamente es una lástima. Consideraciones políticamente correctas aparte, lo cierto es que es buenísima, y uno de los grandes símbolos musicales de los 80 en España; se pongan como se pongan algunos. Una pena que un grupo tan valiente en su día como Loquillo y los trogloditas se rebaje ahora a eliminarla de su repertorio por culpa de las presiones feministas que la acusaban de inducir a la violencia de género. Según esta gente, todos los que la escuchamos en su día (y somos legión) debemos ser unos asesinos en potencia o algo así. Gentuza ignorante y miserable que ignora el valor artístico de las cosas, a vosotros os dedico mi más sincero iros a tomar por culo. Ni somos unos asesinos ni la canción induce a nada; es una canción, no un discurso político. Dejadnos en paz.

Imagen: http://rockporlasvenas.blogspot.com/2007/05/villa-rock-bledo-2007.html

miércoles, 16 de enero de 2008

La redes sociales que no son 2.0

Si hay una portal de Internet (entre los más famosos) que resulte verdaderamente pesado y horrible por su diseño y su difícil manejo, es MySpace. Páginas caóticas, que los usuarios aún empeoran más llenándolas de videos e imágenes, configuración relativamente extraña a través de scripts que, por alguna misteriosa razón, hay que pegar en ciertos campos del perfil personal teóricamente destinados a información del usuario... Es uno de los engendros más horribles de los últimos años. Sin embargo, la masiva participación la ha hecho grande. La multitud llama a la multitud, y ha llegado un momento en que raro es aquel que no tiene su página de MySpace. Existen otras "redes sociales", pero no tienen ni de lejos el alcance de esta.

Personalmente, no me gustan mucho estas redes. Llegué a crear un perfil en Hi5 y otro en MySpace, pero no los uso prácticamente para nada que no sea responder a las ocasionales peticiones que me llegan para agregar a alguien a mi lista de "amigos". Creo que también debo tener creado un perfil en alguna otra red, pero ni me acuerdo. La verdad es que, mirándolo globalmente, sólo veo un cierto interés en aquellas páginas dedicadas a grupos de música, más que nada porque siempre puedes escuchar dos o tres canciones y ver alguna foto para hacerte una idea de cómo son. Pero lo peor no es el diseño, sino la impresión de "mucho ruido y pocas nueces" que nos deja en cuanto caminamos un poco por ella.

Se habla mucho últimamente de la "web 2.0", esa en la que los protagonistas somos nosotros, frente a la web clásica, en la que simplemente se vertían contenidos en forma de páginas HTML. Se defiende la nueva idea argumentando que de este modo la red está más cerca de las personas, y que se interactúa más, sirviendo de este modo de auténtico medio de comunicación, y no de difusión. Sin embargo, creo que hay partes de la "web 2.0" que en realidad no aportan tanta interacción, y siguen siendo poco más que un escaparate, como ya lo era la primera web. Para ser realistas, hay que admitir que la interacción en esas redes suele ser más bien escasa. Sí, hay un sistema de comentarios que permitiría, en teoría, una especie de "diálogo", pero en la práctica no es así, sino que se llena en un 90% de mensajes tipo "gracias por agregarme"
o "que pases un buen fin de semana".

Para mí, la auténtica web 2.0 la forman los foros y blogs; y es que mientras que en un foro se habla de diferentes temas y en un blog los visitantes tienen la oportunidad de comentar un artículo, en una red social no hay tema alguno, y por tanto todo se dedica a saludos, felicitaciones de cumpleaños, o propaganda del tipo "visita mi página y dinos qué te parecen nuestras canciones".

Muy diferentes son los foros, herederos de las antiguas news. En ellos el objetivo no es "promocionarse", sino conversar; pero curiosamente, el hecho de conversar hace que las personas que lo forman se conozcan mejor que en las redes sociales, donde aparte de ver la cara de la persona y algunos datos de sus gustos, no puedes penetrar mucho más en su carácter. En un foro, aunque parezca que el núcleo son los temas de los que se habla, al final en realidad el núcleo acaban siendo las personas mismas. Por eso creo yo que cumplen mucho mejor la función de red social. De hecho, no hay otro contenido excepto las propias conversaciones (o tertulias, más bien) de los participantes, y a través de ellas se puede llegar a conocer bastante bien a la otra persona e incluso intuir si hay alguna afinidad con ella.

Los blogs no son tan interactivos, pero el sistema de comentarios permite un intercambio enriquecedor, y los artículos siempre le dejan a uno la posibilidad de exponer sus ideas, como hago yo ahora, y no sólo unas fotos y unos datos. Esa es la verdadera comunicación que crea contactos entre las personas. Myspace, en cambio, está condenado a ser un saco de grupillos de música mediocres.

martes, 15 de enero de 2008

Ciudadanos en Blanco

Se habla a menudo de que los ciudadanos no nos involucramos en la política del país, acusación que yo considero un tanto exagerada, dada la poca confianza que ofrecen los políticos en general, lo cual acaba desembocando irremediablemente en el descontento y la apatía. Pero como, efectivamente, no puede uno quedarse de brazos cruzados, he decidido unirme a la iniciativa de Ciudadanos en Blanco. Han aceptado encantados mi ayuda y probablemente formaré parte de las listas que se presentarán al Congreso, o sea que ya sabéis, los que queráis me podéis votar (bueno, si residís en Barcelona, claro).

¿En qué consiste esta iniciativa? Pues en promover la modificación de la Ley Electoral para que el voto en blanco sea computable, es decir, que cuente como si fuera un partido más, con sus correspondientes escaños, que quedarían vacíos. Tan simple, y a la vez tan complicado como eso. De hecho, el programa del partido consiste exclusivamente en ese punto, y en ningún otro, descartando incluso cualquier alianza con otras fuerzas políticas que defiendan algo más. Excepto en el momento de presentar y votar esta propuesta, el partido se comporta como un representante en blanco, de manera que todos sus diputados electos renuncian a su sueldo y dejan el escaño vacío, exactamente como si la reforma de la ley ya estuviera aprobada.

¿Por qué es importante? Porque en una democracia devaluada como la nuestra, es necesario promover reformas del sistema que lo hagan más cercano a los ciudadanos, más transparente, menos proclive a la oligarquía, más democrático en definitiva; y si hay algo básico en ese aspecto, es que las cámaras reflejen la voluntad real de los ciudadanos, hayan votado lo que hayan votado, incluyendo el voto en blanco, que es una expresión de la voluntad popular como cualquier otra.

Por cierto, si hay alguien interesado en participar (sobre todo mujeres, ya que, como sabéis, las leyes obligan a que sean al menos el 40% de la lista) que sepa que aún puede ayudar.

sábado, 12 de enero de 2008

Grandes obras que hoy no podríamos publicar (I)

Inauguro hoy una lista de obras culturales cuya calidad y éxito están fuera de toda duda (o eso me parece) por haberse convertido ya en clásicos de la música, la literatura o el cine. La característica común de todas ellas es que hoy en día, si quisiéramos publicarlas, nos encontraríamos con una turba de progres de boquilla, feminazis, mojigatos, ignorantes y necios que pondrían el grito en el cielo y harían todo lo posible para que fuese apartada del público (o sea, para ejercer la censura, eso que parecía cosa del pasado, de la época de Franco). La calidad de la obra o su importancia artística les daría igual, porque esta gente, como los puritanos de la Inglaterra victoriana, o los inquisidores de la España de los austrias, simplemente piensan en imponer sus criterios sobre el resto del mundo, y carecen de la mínima libertad espiritual necesaria para aceptar el arte en general, más allá de principios políticos, morales, religiosos...

Mi intención es mostrar hasta qué punto nuestra sociedad, esa misma que presume de ser taaan abierta, taaan tolerante, taaan cosmopolita, etc., es en realidad una de las más estúpidamente cerradas en sus propios principios que han existido enlas últimas décadas. Se ha perdido el gusto por la franqueza, por el saber decir claramente lo que se piensa; se tolera e incluso se incentiva lo políticamente correcto por encima de la naturalidad y el respeto a la verdad. Consecuencia de ello es que el arte queda sesgado, censurado, reducido a una serie de obras que no nos llegan al corazón y que no hacen más que repetirnos lo que ya sabemos de memoria o lo que se quiere que creamos o sintamos. Aquellos sentimientos que chocan con los principios morales de nuestra sociedad, se esconden y censuran, por lo que el arte no acaba cumpliendo una de sus funciones más importantes, que es la de servir de catársis precisamente a estos sentimientos e impulsos.

Pero vamos ya con la primera de estas obras. Se trata de la conocida canción Delilah, interpretada desde hace ya muuuchos años por el magistral Tom Jones. Excelente y muy popular canción, que la generación de nuestros padres pudo escuchar y cantar tranquilamente sin problemas. De hecho la canción puede seguir escuchándose, pero... ¿qué ocurriría si hoy mismo un grupo español sacase algo así cantado en castellano? Examinemos la letra (la original en inglés la podéis encontrar fácilmente, por ejemplo aquí):
Vi la luz la noche que pasé por su ventana
Vi las sombras oscilates del amor en su persiana
Ella era mi mujer
Al verme engañado miré y me volví loco

Mi, mi, mi, Delilah
Porqué, porqué, porqué, Delilah
Podría haberme dado cuenta de que la muchacha no era buena para mí
pero estaba perdido como un esclavo que nadie podría liberar

Al amanecer, cuando él se fué en su coche,
yo esperaba
Cruzé la calle hasta su casa y ella abrió la puerta
Ella se quedó parada allí, riendo
Sentí el cuchillo en mi mano y ya no rió más

Mi, mi, mi Delilah

Porqué, porqué, porqué Delilah
Antes de que vengan a echar la puerta abajo,
perdonarme, Delilah, no podía aguantar más

Bueno, no creo que haga falta explicar por qué algo así se consideraría hoy políticamente incorrecto. Sería de esperar que algún que otro colectivo pidiese que se prohibiera, que es una incitación a no sé qué, que una sociedad moderna no puede permitir que bla bla bla, bla bla bla, sin pensar en que la canción no pretende hacer jucios morales ni decir qué está bien ni mal, sino expresar una situación, un sentimiento, un arranque de pasión. Pero claro, eso a quién le importa, en esta época en la que no sólo pecamos de obra, sino también, como decían los curas antes, "de pensamiento, palabra y omisión".

Disfrutémosla mientras podamos, que quién sabe si algún día ni siquiera nos la dejarán escuchar... por nuestro bien, claro, claro.

Imagen: http://www.pcc.edu/library/news/

miércoles, 9 de enero de 2008

"Bow shock"

No, no es el título de una película, aunque lo parezca. Se trata del término anglosajón para designar la barrera que forma el sistema solar al deplazarse a través del espacio interestelar. Es un tema curioso de la astronomía, y bastante desconocido: no estamos flotando en medio del vacío, por muy negro que se vea el cielo en las fotografías de las naves espaciales. Aunque no lo parezca, el espacio está lleno de gas, polvo, iones,... y por supuesto está sometido a rayos de todo tipo y campos electromagnéticos. En nuestro sistema solar (y en cualquier otro sistema cuyo núcleo sea una estrella), un componente fundamental del entorno que nos rodea es el viento solar. En efecto, el Sol "escupe" continuamente partículas, a una velocidad muy alta, que a la altura de la Tierra es de unos 450 Km/s. Sin embargo, el viento va perdiendo velocidad a medida que se aleja, entre otras cosas porque el espacio interestelar no está tampoco vacío, sino lleno de más partículas que forman el medio interestelar. Este medio ejerce a su vez una presión en sentido contrario, de manera que al final el efecto que se produce es más o menos el que veríamos sí en una playa nos decidimos a bombear agua mar adentro. Al principio, el agua que bombeamos formaría una corriente en el sentido en que la impulsamos, pero luego, la fuerza de las olas la iría frenando hasta que ambas fuerzas quedasen equilibradas en un frente de choque. Más allá, el sentido de la corriente sería el de las olas, y no el de nuetro bombeo. Arriba he puesto una imagen artística que representa idealmente el "bow shock" que forma el Sol a medida que se desplaza por el medio interestelar de la Vía Láceta. Abajo tenéis un diagrama de los principales conceptos que usan los científicos:
Al "entorno" que forma el Sol y su viento, se le llama la heliosfera, la cual está delimitada por la heliopausa, que es justo donde el viento solar queda totalmente frenado. Por debajo y por encima de ella, los científicos determinan dos fronteras adicionales: el frente de choque de terminación ("termination shock") y el "bow shock" (que podría traducirse quizás como "arco de choque"). El primero determina dónde el viento solar ya se ha hecho tan lento que se va acumulando, incrementando su presión y temperatura; el segundo determina lo mismo para el medio interestelar, que también sufre un efecto parecido (de ahí que se represente en la imagen como una especie de barrera de fuego). Aquí podéis ver una bella foto en la que se aprecia el "bow shock" que forma el medio interestelar alrededor de varias estrellas.

Para llegar al frente de choque de terminación, hace falta alejarse unas 80 unidades astronómicas (la distancia de la Tierra al Sol), por lo que hasta ahora sólo se sabe de dos naves, las Voyager 1 y 2, que hayan sido capaces de traspasar esta frontera, muy recientemente. El "bow shock" está mucho más lejos aún, a unas 250 UA.

Imágenes y fuente: wikipedia

lunes, 7 de enero de 2008

The Rocky Horror Picture Show

Existen dos tipos de película: The Rocky Horror Picture Show y todas las demás. Probablemente sea la obra a la que mejor se puede aplicar aquello de "te gustará o no, pero no te dejará indiferente". No soy nada aficionado a los musicales (me pone de los nervios cuando en medio de una escena va uno de los personajes y se pone a canturrear), pero es que esta película es de otra dimensión. No en vano es una de las películas de la Historia del Cine que más veces se ha proyectado: desde que se comenzó a hacer famosa a finales de los 70 hasta la actualidad, prácticamente se puede afirmar que nunca ha dejado de haber, semana tras semana, en una u otra sala del mundo, alguna sesión de la película.

El argumento trata de una pareja de jóvenes bien educados (y vírgenes aún) que acuden a un castillo a pedir ayuda, porque se les ha pinchado una rueda del coche en medio de la tormenta. A partir de ahí, todo son extraños sucesos en un lugar habitado por un travesti con vocación de Frankenstein y sus atípicos sirvientes e invitados. La obra (originalmente teatral, pero adaptada al cine en 1975) es una extraña combinación de película de terror y musical de Broadway en plan rockero, con un mensaje además muy interesante (es disparatada pero eso no quiere decir que no tenga sentido).

Haría falta escribir mucho para resaltar todos los aciertos y detalles interesantes de la película: desde el mismo comienzo con las escenas de la boda de los amigos de Brad, hasta el narrador con aspecto de detective británico, que incluso baila como los invitados al sonar "Time Warp" (momento estelar de la película, y brutal el detalle de que saque un mural para mostrarnos cómo se baila) pasando por la aparición de Meat Loaf con su Harley interpretando a Eddie, o las infidelidades entre Brad y Janet, con conversaciones calcadas (buenísimo cuando por ejemplo Janet le pregunta a Frank "¿Qué has hecho con Brad?" y éste le responde "Nada. ¿Por qué? ¿Crees que debería?"), o el numerito (tan a lo Olivia Newton John en Grease) que hace Janet cuando seduce a Rocky. Por cierto, que Janet está interpretada magistralmente por Susan Sarandon, en uno de sus primeros éxitos como actriz.

Casi todas las escenas son buenísimas y hay muy pocos momentos flojos. Las actitudes de los personajes (y por tanto también la interpretación de los actores) son muy acertadas y en general los números musicales encajan a la perfección; y eso que no es nada fácil encontrar una música y unas letras que no rompan la acción de una película. En definitiva, una obra maestra. Hoy en día puede resultar asombroso que con tan pocos medios se pueda hacer algo tan genial: Una muestra más de la diferente mentalidad con que se hacían las cosas en 1975, cuando aún no se consideraba imprescindible llenarlo todo de efectos especiales o que el/la protagonista fuese el/la sex-symbol de moda para que la película triunfase. No creo que el presupuesto fuese muy alto, más o menos como la mayoría de las películas de serie B; de hecho hay efectos algo cutres como el rayo de antimateria, o las vestimentas de los personajes en algunos momentos, pero no desentonan, porque en una película tan disparatada como esta, incluso queda bien hacer las cosas así; más aún cuando en realidad se trata de una adaptación de una obra de teatro, en la que evidentemente los escenarios no pretenden un realismo total.

A lo largo de tantos años, se ha generado una cierta "cultura" un tanto friki alrededor de las proyecciones, ya que se acostumbra a realizarlas con actores que interpretan la obra allí mismo, al mismo tiempo que se proyecta, e incluso el público participa de diversas maneras. Gracias a esto, se ha mantenido en cartel durante tantos años, y se realizan proyecciones de la película constantemente en muchos lugares. En España, sin ir más lejos, hay un club de fans y todo, con una página dedicada a la película, etc. Por increíble que parezca, se representa habitualmente: Hace tan sólo un par de días hubo una sesión en Barcelona, por ejemplo, y en Madrid también hay sesión habitual. Y eso que a fin de cuentas este tipo de obras encajan más con la mentalidad anglosajona, pero la naturaleza de esta película hace que traspase fronteras.

Se podrían explicar muchas cosas más sobre la película, pero quien tenga curiosidad puede encontrar abundante información sobre ella. En definitiva, que quienes no la hayan visto tienen que verla. Vale la pena.

Imagen: http://www.bloj.net/towsend/cgi-bin/archives/2006/11/the_rocky_horror_picture_show.html

sábado, 5 de enero de 2008

El sexo como algo demoníaco

Uno de los hechos morales más curiosos y dignos de reflexión es la tendencia humana, prácticamente universal, a prohibir o condenar todo aquello que esté más o menos relacionado con el sexo, como si sólo pudiera verse y practicarse bajo unas condiciones muy restrictivas. A lo largo de la Historia, han sido innumerables los intentos de apartar a los jóvenes de esta agradable práctica e incluso envolverla en un halo de maldición y bajeza, como si se tratara de algo que contamina a todo aquel que se acerque.

A menudo me he preguntado la razón de esta actitud tan curiosa y aparentemente antinatural. ¿Preservar la unidad familiar? ¿Eliminar tendencias que a algunos les parecen desagradables? ¿Simplemente envidia hacia quienes puedan disfrutar del sexo más que nosotros? Sigo sin encontrar la respuesta, y sin embargo debería ser algo muy evidente, muy fácil de ver, puesto que prácticamente todas las culturas han sido represivas en este sentido. ¿Cómo es que los filósofos aún no han encontrado la explicación a esta misteriosa tendencia? ¿No es algo que debería hacernos reflexionar? De hecho, el silencio que la rodea es tan misterioso como ella misma: A nadie parece llamarle la atención lo suficiente como para investigar sus causas. A mí sí.

Desde mi punto de vista, la principal causa son los celos. Cuando alguien nos gusta, nos fastidia que se disfrute con otra persona. No es que todos seamos así, a algunos nos da igual e incluso nos puede hacer gracia ver a la chica que nos gusta con otros hombre, etc., pero la tendencia general es la de querer degollar a los "adúlteros". De ahí que las penas impuestas al adulterio hayan sido tan duras, a lo largo de la historia y a lo ancho de toda la geografía mundial. Para impedir que brote la ira como resultado de los celos, se advierte a los pecadores de que lo van a pagar caro, y de esta manera se preserva la sensata norma del "cada uno con la suya". Algo muy positivo para la sociedad en general, probablemente, pero quizás también bastante negativo para la felicidad individual, y desde luego sumamente aburrido.

Ahora bien, los celos sólo explicarían que se ponga tanto empeño en la vida de pareja, pero no el rechazo al sexo en general como algo sucio. Tiene que haber alguna razón más, y bastante buena: no es posible que durante tantos siglos y en tantos lugares se haya querido criminalizar la lujuria porque sí. La necesidad de preservar la estabilidad social explicaría que se condenara el adulterio, pero no el sexo mismo. ¿Qué causa queda entonces aparte de la envidia? Pues la verdad es que no se me ocurren muchas más.

El efecto que yo creo que ocurre es el siguiente: Como los celos y la envidia no son sentimientos que se reconozcan fácilmente (puesto que quien los sufre siempre los negará), era necesario encontrar alguna causa aparente que tapase estas dos causas reales. Por tanto, quienes sufrían estas dolencias, crearon (y crean) todo un círculo de misterio alrededor del sexo para que los demás lo percibamos como algo problemático, peligroso, vergonzoso y del que sólo se debe hablar siguiendo unas pautas muy determinadas. Cada sociedad determina cuáles son exactamente esas pautas (por ejemplo, hoy se puede hablar de homosexualidad y hace 20 años no), pero en general se apartan de la explosión natural de las pasiones, para encauzarse dentro de lo "políticamente correcto" y convertirse así en algo de lo que todavía se puede hablar en sociedad (por ejemplo, el sadomasoquismo sigue siendo tabú, está fuera de las pautas).

Para la persona razonable, todo eso son gilipolleces. Arrastramos los traumas de los envidiosos y celosos de toda la Historia como un lastre, igual que arrastramos el caciquismo de los poderosos o la corrección política de los progres de boquilla. Si nos guiamos por la razón veremos que todo es una gran farsa. Que, por ejemplo, la gente se eche las manos a la cabeza porque cierto joven ha visto pornografía, mientras permanecen inmutables al escuchar que alguien le ha aconsejado comportarse de manera cobarde o ruin sólo por interés, resulta sorprendente. Eso sí es para echarse las manos a la cabeza. En este mundo al revés, se pone el grito en el cielo por cada tontería relacionada con el sexo que se sale de las pautas, pero luego, se les ríen las gracias a los listillos que se saltan la ley en provecho propio o a quienes se enriquecen a costa de los demás; incluso a éstos últimos se les propone como modelo a seguir.

Martin Luther King dijo aquello de I have a dream (tengo un sueño), indicando que tenía fe en que algún día, blancos y negros podrían convivir en la sociedad. Su sueño se ha hecho (creo, hasta un punto razonable) realidad. Yo también tengo uno: Que todos esos pesados que durante tantos siglos han amargado la vida a la gente con sus envidias y celos, nos dejen tranquilos alguna vez, y que el ser humano aprenda a verse a sí mismo y a sus impulsos sin vergüenza, incluso alegrándose de ellos.

Imagen: http://www.mundofree.com/seronoser/tausiet/lilith/lilith.htm

jueves, 3 de enero de 2008

Cultura sin referencias

A veces me he preguntado por qué los españoles odiamos o despreciamos "lo nuestro". No me refiero al jamón de pata negra o al vino de la Rioja, que eso sí lo apreciamos, sino a nuestra cultura. Leo o escucho continuamente a españoles diciendo que el cine español es un asco, o más interesados en leer a los novelistas de best-sellers americanos que a los de aquí, o grupos de música que al componer sus canciones deciden cantar en inglés pese a ser de Valencia, Madrid o Sevilla. Aunque la actitud es general, se centra sobre todo en la música y el cine. Al margen de que estas personas estén equivocadas o no en sus juicios, la pregunta que me hago es la misma que hacen continuamente los niños cuando empiezan a tener una cierta capacidad de compresión "¿y por qué?".

España es un país algo extraño en el desarrollo de su historia. Debido a ese peculiar "aislamiento cultural" que siempre hemos tenido, y que llevó a los extranjeros a acuñar aquel Spain is different, hemos vivido algo apartados del resto del mundo en muchos aspectos. Esto es algo que por sí mismo, no es bueno ni malo: simplemente se tiene una cultura algo especial. El problema viene cuando ese país encerrado en sí mismo, de pronto se abre (como ocurrió tras la muerte de Franco) y se empeña en incorporarse a las corrientes culturales que están, digamos, "de moda" en el mundo. De pronto se abre una brecha con el pasado, una discontinuidad insalvable, que obliga al español moderno a escoger entre dos Españas que no existen, una porque ya ha desaparecido y la otra porque todavía no se ha creado. Nadamos en un vacío cultural que, al no tener pasado ni futuro, tampoco tiene presente.

Musicalmente, por ejemplo, los jóvenes españoles difícilmente pueden identificarse con el folklore y las tradiciones musicales de nuestro país. Aunque les pueda gustar más o menos, ya no se le puede pedir a una española de, pongamos 20 años, que se vista con la peineta y el mantón de manila y se dedique a escuchar copla. Porque no, porque ya no pega. No es que la música que escuchaban nuestros padres o abuelos fuese mala, pero ya no es su momento. Ahora bien, ¿qué escuchar entonces? Pues quizás pop inglés o rock americano, o incluso música de baile latina... Bien, estas músicas sí están más en su momento, ya no nos parecerán tan desfasadas, pero por contra, no podemos dejar de verlas como algo extraño. El rock, por ejemplo, es una música anglosajona. No es que no haya buenos músicos de otros países que hagan rock, incluso en otros idiomas, pero nos pongamos como nos pongamos, es una música importada. Eso significa que un joven de nuestro país que quiera escucharla apenas contará con referencias (y todas ellas de muy poco calibre en comparación con las extranjeras) con las que identificarse. Consecuencia de ello es que muchas bandas acaban cantando en inglés, porque dicen que lo encuentran más normal, que en castellano "les suena raro". Y no les falta razón: Imaginemos que en Inglaterra se comenzase a poner de moda el flamenco. Los primeros aficionados que se reuniesen para cantar y tocar esta música en locales de Liverpool o Londres, ¿cantarían en inglés? Evidentemente no. Cantarían versiones de los clásicos andaluces, y luego, quizás al cabo de mucho tiempo, ese estilo se iría asimilando lo suficiente como para que unos pocos se atreviesen a cantarlo en inglés. Pero no porque una lengua sea mejor o peor que otra, sino porque al no haber tradición de algo, resulta raro. Quizás al final, tras varias generaciones, el nuevo estilo se llegue a asimilar como propio, pero para eso tiene que pasar mucho, mucho tiempo.

Del cine no puedo hablar tanto, pero por mis escasos concimientos considero que se encuentra también en una encrucijada. Las películas españolas de mediados de siglo eran bodrios censurados por el régimen y anclados en la mojigatería y las tradiciones de una sociedad dominada por los curas. El de la transición, una colección de payasadas y desnudos absurdos, con el objetivo de satisfacer a los españolitos ávidos de ver tetas, después de tanto tiempo soportando el cine del régimen. No tenemos un cine negro como el americano, por ejemplo, no tenemos tampoco una factoría musical "glamourosa" como Hollywood, no tenemos tampoco la tradición inglesa del humor o la francesa del erotismo y el cine filosófico. No tenemos tradición tampoco de cine histórico, como muy bien ha quedado patente en la pobre recreación de la España del XVII en Alatriste, película salvable, pero con muchas y graves deficiencias para tan alto presupuesto como se decía que tenía. Nuestro humor, del que tanto presumimos (quizás es de lo único que presumimos), sigue recurriendo a menudo a los bufones del estilo Santiago Segura. En general, está aún por crearse una tradición cinematográfica española de calidad, y a juzgar por los comentarios de la mayoría de cinéfilos, nos encontramos muy lejos de conseguirlo. Y mientras no lo hagamos, seguiremos sin pasado ni futuro, con unos artistas que no saben de dónde vienen ni a dónde van.

Imagen: http://www.hyparion.com/web/diccionari/dics/cartografia/imatges/brujula.jpg