No soy nacionalista. Nunca he sido de banderitas y odas a la patria, más allá de la curiosidad de quien se interesa por la Historia. Nunca celebro ni el 12 de Octubre ni el 11 de Septiembre. No me va, qué le vamos a hacer.
Por todo esto, cuando el pasado 12 de Octubre saltaron los típicos lemas como el "nada que celebrar", pasé de ellos igual que paso de los fachillas como el diario ABC, que publicó una lamentable portada en la que la palabra "España" se repetía hasta la saciedad, rodeada de los colores amarillo y rojo del desfile militar. Paso. Ni me va el patrioterismo trasnochado, ni tampoco la autoflagelación de quienes se las quieren dar de modernos y cosmopolitas lamentándose de algo que pasó hace más de 500 años. Aún así, tanto postureo de unos y otros, me llegó a molestar un poco por la falta de visión y de conocimientos históricos que muestran.
La guinda la pusieron, desgraciadamente, mi alcaldesa, Ada Colau, con un desafortunado tuit en el que calificaba de genocidio la llegada a América, o el alcalde de Cádiz, diciendo que nunca la descubrimos. Tócate los cojones.
Aún así, todo entraba dentro de lo previsible, en estos tiempos de postureo que vivimos, y que envenenan incluso a personas loables y respetables. La gota que ha colmado el vaso ha sido un artículo del catedrático Vicenç Navarro, diciendo un montón de tonterías impropias de alguien que ostenta tan alto título en la Universidad, aunque sea en Ciencias Políticas y no en Historia. Este artículo pretende ser una respuesta al suyo.
Pero vamos por partes.
No fue un genocidio
El descubrimiento de América llevó inevitablemente a la conquista. La Humanidad es así, y más en el siglo XVI. Si dos civilizaciones se encuentran, es muy probable que haya guerra, y si una de las dos está más avanzada que la otra, la acabará dominando y sojuzgando. Fue así con los españoles, y hubiera sido así si Colón hubiera llegado al acuerdo previo con los portugueses, o si lo hubiera hecho con franceses o ingleses. También hubiera sido así si por un casual los aztecas hubieran estado más desarrollados militarmente que los europeos: Europa habría sido conquistada y sus habitantes convertidos en esclavos de los aztecas, y quizás hoy en lugar de tantas iglesias tendríamos algunas pirámides escalonadas. De hecho los aztecas ya ejercían su poder sobre otras naciones vecinas, como los Txacaltecas, que se aliaron con Cortés precisamente para librarse de ellos.
El caso es que fueron los europeos quienes se dieron cuenta de su superioridad militar, y la aprovecharon, como la habría aprovechado cualquier otra civilización. Españoles y portugueses, que tenían la ventaja de haber navegado los primeros por aquellas aguas, se lanzaron a la conquista, con pocos efectivos (España era un país algo despoblado, y bastante tenía con sostener las guerras en Europa), pero considerable éxito.
Sin duda esta conquista no fue algo pacífico ni humanitario. Los españoles no tuvieron piedad alguna y masacraron a los indígenas siempre que les pareció necesario. Mataron, quemaron, violaron y destruyeron, pero sobre todo robaron, sin miramientos y sin remordimientos (salvo algunos hombres destacados como Bartolomé de las Casas). Como hacía cualquier ejército entonces, desde los mongoles en Asia hasta los turcos en los Balcanes, pasando por los ejércitos europeos en la propia Europa (¿O no fue entonces también cuando los españoles saquearon Roma? ¿O acaso Alemania no quedó medio despoblada con la Guerra de los 30 años?). Ahora bien, no se realizó un genocidio, básicamente por dos razones.
La primera es que a los españoles y portugueses, lo último que les interesaba era eliminar a la población local. Ambicionaban el oro y la plata, así como los beneficios de la agricultura, y para eso necesitaban miles de indios trabajando tanto en las minas como en las plantaciones (aparte de como sirvientes y como mercenarios de sus escasas fuerzas). Reducir la población local era una estupidez, y en ningún momento se pretendió. Eso sí, mataron a todos aquellos que se resisitían a su poder, pero nunca a la población en su conjunto, como si se tratase de eliminar la raza india para suplantarla con la europea.
La segunda es que no disponían de fuerzas para hacer algo así. Sólo los imperios inca y azteca (sin contar otras naciones) ya sumaban más de 30 millones de personas. Las fuerzas españolas en su totalidad, jamás superaron unos pocos miles durante el siglo XVI. ¿Cómo hubieran podido llevar a cabo tal empresa? Ni queriendo (que no querían) hubieran podido hacerlo.
Aún así, sí hubo un considerable descenso de la población local, sobre todo en Brasil y en las primeras islas del Caribe dominadas por los españoles. Pero la razón no fue la guerra, sino las epidemias. El contacto de las dos civilizaciones trajo algunas enfermedades de América a Europa (como se cree que ocurrió con la sífilis, por ejemplo) y también otras de Europa a América, como la viruela. Los indios, sin defensas ante estas nuevas enfermedades, sufrieron epidemias que diezmaron a la población. Pero esto no fue ninguna alegría para españoles y portugueses. Al contrario: les obligó a traer esclavos de África para sustituir a los indios, aprovechando además que los consideraban más aptos para los trabajos duros. Es por esto precisamente que Brasil, por ejemplo, tiene una buena parte de su población de origen africano.
Por tanto, sí, hubo una gran mortandad de indios, pero sólo una mínima parte se debió a la guerra. El resto, murieron de enfermedad, y muy a pesar de los europeos, para quienes esto fue un contratiempo.
Prueba de que no hubo genocidio es que hoy en día, si uno visita Hispanoamérica, encuentra una grandísima parte de la población con rasgos indígenas. Claro que hay habitantes que parecen "europeos 100%", pero son los menos. Salvo en países de inmigración más reciente, como Argentina, casi todo el mundo tiene algún antepasado indio. Si hubiera habido genocidio, tal cosa no hubiera sido posible.
Otros países como EEUU sí arrinconaron a la población local en "reservas" discriminándolos racialmente, y prueba de la efectividad del genocidio (este sí) norteamericano es que actualmente es relativamente difícil encontrarse a ciudadanos de ese país de origen indio. Sin embargo, no veo que se autoflagelen cuando celebran el 4 de Julio, ni que nadie les eche en cara nada. Y es que los actos de los españoles, aunque terribles, pertenecen a épocas antiguas como el siglo XVI, donde eran relativamente habituales, mientras que los norteamericanos han venido masacrando indios hasta ya casi el siglo XX. Esto por no hablar del exterminio sistemático llevado a cabo en las colonias ya independizadas de España, como ocurrió por ejemplo en Argentina; un tema sobre el que veo a poca gente indignándose. Si tienen curiosidad, busquen datos sobre la Campaña del Desierto, llevada a cabo por Julio Roca.
Gente respetable que pierde el Norte
Respeto y admiro a Ada Colau. Creo que tenemos una enorme suerte en Barcelona de tener una alcaldesa como ella. Estoy de acuerdo con más del 90% de sus propuestas y declaraciones. Desgraciadamente, ésta entra en el 10% restante, y la considero un patinazo que se podía haber ahorrado. No, Ada, no fue un genocidio, no caigas en el postureo. Infórmate sobre el tema, reflexiona, y tú misma verás que no era la palabra adecuada. Puedes afirmar, como Kichi, que se masacró y sometió un contiente en nombre de Dios, y será cierto. Pero lo de "genocidio" sobraba.
Por cierto, Kichi, es cierto que se masacró y sometió, pero no vengas con que no descubrimos América. Una cosa no quita la otra. El encuentro de las civilizaciones de Europa-Asia-África con las de América era algo pendiente, que alguien debía lograr tarde o temprano, y fue España la que llevó a cabo la empresa. Lo que viniera después ya es otra cosa, pero fue Colón, con barcos españoles, quien hizo el viaje, no un francés o un inglés, ni tampoco fue un azteca quien llegase a Lisboa, por ejemplo. Justo es criticar lo que se hizo mal, pero también reconocer los méritos. Al César lo que es del César.
En cuanto al señor Navarro, decirle que busque mejores fuentes que el tal Chris Harman, porque resulta realmente chocante que una isla como La Española, en la que ni mucho menos había civilizaciones tan avanzadas como aztecas o mayas, tuviera un millón de habitantes ya con la llegada de Colón (finales del siglo XV), cuando por aquella misma época, el total de población de España rondaba los 5,5 millones. Por ejemplo, la fuente que cita Wikipedia (US News and World Report) estima 250.000, algo bastante más razonable. E incluso si hubieran sido un millón, es bastante torticero atribuir a los soldados españoles la reducción a unos pocos miles en unos pocos años, cuando es bien sabido que fue la enfermedad quien provocó tal descenso. Las tropas españolas no eran tan numerosas como para hacer algo así ni queriendo; y tampoco querían, porque no les convenía, como he comentado antes.
Pero no contento con eso, ni con usar alegremente la palabra genocidio, el señor Navarro se permite recordarnos que el día de la Hispanidad fue llamado anteriormente el día de la Raza, que se inició en 1918 y afirma que esto se debe a que pretendía celebrar la superioridad de la raza española sobre las indígenas. Basta una sencilla búsqueda en Internet para saber que se trataba de una propuesta anterior, de 1913 (un siglo después de la independencia de casi toda América), cuyo único interés era recordar el descubrimiento y potenciar el hermanamiento entre España y los países surgidos de las antiguas colonias. De hecho, el nombre "día de la raza", no gustó a algunos y por eso se cambió, pero en Hispanoamérica se sigue llamando así, por lo que difícilmente se puede interpretar como una ofensa.
Señor Navarro, que Ada Colau patine, tiene un pase, pero que unos días más tarde, con tiempo suficiente para reflexionar, salga un catedrático como usted diciendo tonterías, ya es menos justificable. Los soldados españoles hicieron cosas terribles durante la conquista; Pizarro y los suyos, por ejemplo, se portaron poco menos que como una banda de forajidos; pero nunca hubo genocidio ni intención de cometerlo. Al contrario, España promulgó leyes para proteger a los indios y prohibir la esclavitud; y si bien es cierto que en la práctica muchas de esas leyes fueron desoídas por los gobernantes locales, al menos se tuvo la iniciativa de publicarlas, cosa que otros imperios coloniales tardaron muchos años en hacer, sin que hoy en día nadie se rasgue las vestiduras por ello. Así que no se las rasgue usted tampoco por algo que nunca sucedió.