sábado, 5 de enero de 2008

El sexo como algo demoníaco

Uno de los hechos morales más curiosos y dignos de reflexión es la tendencia humana, prácticamente universal, a prohibir o condenar todo aquello que esté más o menos relacionado con el sexo, como si sólo pudiera verse y practicarse bajo unas condiciones muy restrictivas. A lo largo de la Historia, han sido innumerables los intentos de apartar a los jóvenes de esta agradable práctica e incluso envolverla en un halo de maldición y bajeza, como si se tratara de algo que contamina a todo aquel que se acerque.

A menudo me he preguntado la razón de esta actitud tan curiosa y aparentemente antinatural. ¿Preservar la unidad familiar? ¿Eliminar tendencias que a algunos les parecen desagradables? ¿Simplemente envidia hacia quienes puedan disfrutar del sexo más que nosotros? Sigo sin encontrar la respuesta, y sin embargo debería ser algo muy evidente, muy fácil de ver, puesto que prácticamente todas las culturas han sido represivas en este sentido. ¿Cómo es que los filósofos aún no han encontrado la explicación a esta misteriosa tendencia? ¿No es algo que debería hacernos reflexionar? De hecho, el silencio que la rodea es tan misterioso como ella misma: A nadie parece llamarle la atención lo suficiente como para investigar sus causas. A mí sí.

Desde mi punto de vista, la principal causa son los celos. Cuando alguien nos gusta, nos fastidia que se disfrute con otra persona. No es que todos seamos así, a algunos nos da igual e incluso nos puede hacer gracia ver a la chica que nos gusta con otros hombre, etc., pero la tendencia general es la de querer degollar a los "adúlteros". De ahí que las penas impuestas al adulterio hayan sido tan duras, a lo largo de la historia y a lo ancho de toda la geografía mundial. Para impedir que brote la ira como resultado de los celos, se advierte a los pecadores de que lo van a pagar caro, y de esta manera se preserva la sensata norma del "cada uno con la suya". Algo muy positivo para la sociedad en general, probablemente, pero quizás también bastante negativo para la felicidad individual, y desde luego sumamente aburrido.

Ahora bien, los celos sólo explicarían que se ponga tanto empeño en la vida de pareja, pero no el rechazo al sexo en general como algo sucio. Tiene que haber alguna razón más, y bastante buena: no es posible que durante tantos siglos y en tantos lugares se haya querido criminalizar la lujuria porque sí. La necesidad de preservar la estabilidad social explicaría que se condenara el adulterio, pero no el sexo mismo. ¿Qué causa queda entonces aparte de la envidia? Pues la verdad es que no se me ocurren muchas más.

El efecto que yo creo que ocurre es el siguiente: Como los celos y la envidia no son sentimientos que se reconozcan fácilmente (puesto que quien los sufre siempre los negará), era necesario encontrar alguna causa aparente que tapase estas dos causas reales. Por tanto, quienes sufrían estas dolencias, crearon (y crean) todo un círculo de misterio alrededor del sexo para que los demás lo percibamos como algo problemático, peligroso, vergonzoso y del que sólo se debe hablar siguiendo unas pautas muy determinadas. Cada sociedad determina cuáles son exactamente esas pautas (por ejemplo, hoy se puede hablar de homosexualidad y hace 20 años no), pero en general se apartan de la explosión natural de las pasiones, para encauzarse dentro de lo "políticamente correcto" y convertirse así en algo de lo que todavía se puede hablar en sociedad (por ejemplo, el sadomasoquismo sigue siendo tabú, está fuera de las pautas).

Para la persona razonable, todo eso son gilipolleces. Arrastramos los traumas de los envidiosos y celosos de toda la Historia como un lastre, igual que arrastramos el caciquismo de los poderosos o la corrección política de los progres de boquilla. Si nos guiamos por la razón veremos que todo es una gran farsa. Que, por ejemplo, la gente se eche las manos a la cabeza porque cierto joven ha visto pornografía, mientras permanecen inmutables al escuchar que alguien le ha aconsejado comportarse de manera cobarde o ruin sólo por interés, resulta sorprendente. Eso sí es para echarse las manos a la cabeza. En este mundo al revés, se pone el grito en el cielo por cada tontería relacionada con el sexo que se sale de las pautas, pero luego, se les ríen las gracias a los listillos que se saltan la ley en provecho propio o a quienes se enriquecen a costa de los demás; incluso a éstos últimos se les propone como modelo a seguir.

Martin Luther King dijo aquello de I have a dream (tengo un sueño), indicando que tenía fe en que algún día, blancos y negros podrían convivir en la sociedad. Su sueño se ha hecho (creo, hasta un punto razonable) realidad. Yo también tengo uno: Que todos esos pesados que durante tantos siglos han amargado la vida a la gente con sus envidias y celos, nos dejen tranquilos alguna vez, y que el ser humano aprenda a verse a sí mismo y a sus impulsos sin vergüenza, incluso alegrándose de ellos.

Imagen: http://www.mundofree.com/seronoser/tausiet/lilith/lilith.htm

5 comentarios:

Isabel Burriel dijo...

Eso es porque las mentes retrógradas, en cualquier cultura pueden más que las normales.

Con lo estupendo que es, yo creo que se debe a gente que no sabe disfrutar de él, que le tiene miedo, que lo utiliza como arma, que lo vende o lo compra. El sexo son demasiadas cosas y sin embargo... resulta tan sencillo.

Un beso!!!

Sonia dijo...

Yo creo que en la sociedad actual aún pesa mucho la religión y sus prohibiciones, porque no creo que sea un simple tema de celos y/o envidias.

El Cristianismo ha visto siempre el sexo como un "tramite" para la concepción y no como algo con lo que disfrutar, por eso se hace de ello algo tabú.
Y es que, ¿que mejor que ver a un señor levantar un dedo amenazador un domingo por la mañana para no volver a hacer algo con lo que se disfruta??

monsieur le six dijo...

¿Sabes lo peor de todo, Sonia? Que no es sólo el Cristianismo. Para ser sinceros, casi todas las culturas vienen a hacer más o menos igual, e incluso ahora, en una sociedad laica y bastante apartada de la Iglesia, se sigue con las mismas cosas. Ves a padres que no van nunca a la misa y que pasan de la religión escandalizarse de las mismas cosas de siempre. No sé si serán sólo los celos y la envidia, pero algo tiene que haber. La religión por sí misma sólo es una creencia en dioses, no implica este puritanismo.

Johnny Tastavins dijo...

Jamás analicé el tema en profundidad, pero posiblemente des en el clavo apuntando a envidia y celos como los orígenes de ese estúpido mal. Añádele un punto de egoísmo y el cóctel está servido. A nosotros nos toca arrancar ese cuajo y vivir con más libertad y desparpajo algo definitivamente sano, saludable y divertido.

Gran post, le six.

MOIRA dijo...

Porfavor!!!

Yo debo ser absolutamente demoniaca!!!

Miedo me doy..

El sexo es de la vida una de las mejores cosas, no solo nos proporciona placer, energia,alegria!! Nos permite disfrutar de la belleza del amor, del ser humano..nos deja alas y volamosa entre piél y caricias!!
hay algo mejor?

Yo no lo conozco...

Besos desde el infierno