Si me preguntasen qué tienen que cumplir dos personas para convivir juntas, una de las primeras cosas que diría es: que les hagan reír las mismas cosas.
Pocos aspectos hay tan característicos de la cultura de un pueblo o del carácter de una persona como el sentido del humor. Cosas que a unos les hacen reír, a otros les parecen vergonzosas, insultantes o asquerosas. A menudo, chistes o bromas acaban siendo motivo de disputas o de malentendidos que acaban generando enemistades. Inversamente, un sentido del humor común favorece la convivencia. Estas divergencias se notan mucho cambiando de un país a otro. No todas las naciones nos reímos de lo mismo.
Contaba Heródoto que en cierto pueblo del Norte de África existía la siguiente costumbre cuando una joven buscaba novio: Su familia celebraba una cena a la que estaban invitados todos los pretendientes. Allá, entre conversaciones, se veía hasta qué punto cuadraban los caracteres de las personas. Pues bien, el que se quedaba con la novia era el que conseguía hacerla reír más. Me parece una costumbre encantadora y bastante acertada, aunque reconozco que si se extendiera, yo me quedaba soltero seguro.
Es muy triste que dos personas no puedan compartir los ratos de alegría, por mucho que luego se ayuden en los momentos difíciles. Quienes congenian de esta manera podran ser nobles amigos y de gran utilidad mútua, pero difícilmente podrán amarse, ni como amantes ni como amigos del alma. A veces incluso creo que para poder saber si grupos de personas pueden congeniar, bastaría con clasificarlas por los chistes y acciones que les hacen gracia. Sería un método bastante infalible.
Imagen: http://www.planetacurioso.com
Pocos aspectos hay tan característicos de la cultura de un pueblo o del carácter de una persona como el sentido del humor. Cosas que a unos les hacen reír, a otros les parecen vergonzosas, insultantes o asquerosas. A menudo, chistes o bromas acaban siendo motivo de disputas o de malentendidos que acaban generando enemistades. Inversamente, un sentido del humor común favorece la convivencia. Estas divergencias se notan mucho cambiando de un país a otro. No todas las naciones nos reímos de lo mismo.
Contaba Heródoto que en cierto pueblo del Norte de África existía la siguiente costumbre cuando una joven buscaba novio: Su familia celebraba una cena a la que estaban invitados todos los pretendientes. Allá, entre conversaciones, se veía hasta qué punto cuadraban los caracteres de las personas. Pues bien, el que se quedaba con la novia era el que conseguía hacerla reír más. Me parece una costumbre encantadora y bastante acertada, aunque reconozco que si se extendiera, yo me quedaba soltero seguro.
Es muy triste que dos personas no puedan compartir los ratos de alegría, por mucho que luego se ayuden en los momentos difíciles. Quienes congenian de esta manera podran ser nobles amigos y de gran utilidad mútua, pero difícilmente podrán amarse, ni como amantes ni como amigos del alma. A veces incluso creo que para poder saber si grupos de personas pueden congeniar, bastaría con clasificarlas por los chistes y acciones que les hacen gracia. Sería un método bastante infalible.
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1 comentario:
Cuaaanta razon tienes!! Yo esto lo tengo mas claro que el agua. Siempre que me dicen: Oish, te tengo que presentar a un chico que verás!!, mi respuesta siempre es: ¿Es divertido y simpatico? Porque a mi, el que este bueno o sea guapo es algo que ciertamente me da lo mismo, para mi lo fundamental fundamentalísimo es compartir el sentido del humor, el que se pueda tener una conversación fluida, y la educación. Ese esas son mis condiciones basicas e indispensables para estar con alguien, pero sobre todo, la primera, es la del humor.
Tienes bastante razon en lo que dices de lo de que, sin humor, es dificil que esas dos personas puedan amarse o llegar a ser amigos del alma. Estoy cien por cien de acuerdo con eso.
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