Una vez más me veo en la obligación de rescatar del olvido una de las hazañas militares más increíbles de la historia. Se trata de la extraordinaria campaña de Paul von Lettow-Vorbeck en el África Oriental durante la Primera Guerra Mundial. Generalmente se recuerda este conflicto por la guerra de trincheras o por alguna batalla como la de los Dardanelos o la de Tannenberg. Sin embargo, quizás sea la campaña de von Lettow-Vorbeck la más meritoria y digna de recuerdo.
Pongámonos en situación: 1914. Acaba de estallar la Primera Guerra Mundial. Mientras en Europa la batalla se prevé dura y equilibrada, en las colonias todo parece visto para sentencia. Los alemanes, que apenas disponen de unos pocos territorios en África y Oceanía, no tienen, parece, la más mínima posibilidad de resistir ante la inmensidad de las posesiones británicas, francesas, belgas y portuguesas. Como mucho, pueden intentar molestar a los ingleses un tiempo, para retener recursos en África, y evitar así que refuercen sus efectivos en Europa, pero no mucho más.
Al comenzar la guerra, prácticamente todas las posesiones alemanas cayeron bajo el control aliado excepto Tanzania, cuyo jefe militar era el coronel Paul von Lettow-Vorbeck. Éste disponía tan sólo de unos 200 oficiales alemanes, 1700 soldados alemanes y 2500 askari, guerreros nativos que formaban una excelente milicia.
Ante esta perspectiva, los británicos decidieron enviar una expedición desde la India, donde disponían de numerosas tropas, para que desembarcase cerca de la ciudad de Tanga y atacase a los alemanes. La dirigía el general Aitken, al mando de 8000 hombres, la mayoría indios, excepto algunos oficiales británicos. En teoría, una operación sencilla, pero fatalmente dirigida por Aitken, cuyas tropas, continuamente hostigadas por los askari, nunca supieron reaccionar adecuadamente. Se cuenta que, para colmo, los indios fueron atacados por abejas, como si la selva misma estuviera de parte de los alemanes, por lo que a veces a la batalla de Tanga se la conoce como la batalla de las abejas. Finalmente, las tropas del Imperio Británico tuvieron que reembarcar como pudieron, dejando atrás abundante material, que a von Lettow-Vorbeck le vino de maravilla para equipar a su ejército.
Hubo una anécdota caballeresca del final de esta batalla que merece ser recordada. Mientras las tropas británicas reembarcaban a toda prisa, von Lettow-Vorbeck se acercó con una bandera blanca para conversar con el general Aitken, y le ofreció un poco de brandy mientras discutía con él detalles de la batalla. Una manera de ver la guerra que sólo se entiende desde la mentalidad de aquella época.
Justo tras el desastre de Tanga, los británicos intentaron un ataque de caballería sobre el Kilimanjaro, creyendo que estaría desprotegido, pero fueron igualmente rechazados, perdiendo el triple de hombres que los alemanes. De este modo la campaña se calmó momentáneamente.
En 1915, los británicos y los belgas intentaron un ataque naval en el lago Tanganyika, pero fracasaron estrepitosamente. Los alemanes, ante la imposibilidad de imponerse a la flota británica en el Índico, habían desmontado un cañón de su buque de guerra SMS Königsberg, para armar al buque civil Graf von Götzen, que venció a sus rivales y quedó convertido así en el dueño del lago Tanganika. Nuevamente los aliados hacían el ridículo frente a unas tropas alemanas muy inferiores en número.
Ya en 1916, el general Smuts, al frente de 7000 indios y 13000 africanos y británicos, y apoyado también por los belgas, lanzó una operación desde todos los frentes que, en teoría, debía eliminar del mapa al pequeño ejército afro-alemán. También von Lettow-Vorbeck había reforzado sus tropas, pero estaba en demasiada inferioridad, así que practicó la guerra de guerrillas para no ser cazado mientras los británicos recorrían el territorio de Tanzania sufriendo enormemente por culpa de las enfermedades. Los alemanes incluso aprovechaban para refugiarse en Mozambique, débilmente defendido por los portugueses, y así despistar a los aliados.
Por fin, en 1917 se produce un encuentro entre ambos ejércitos: la batalla de Mahiwa, donde los británicos sufrieron enormes pérdidas, si bien las de los alemanes, pese a ser muy inferiores, eran importantes dado el reducido número de su ejército. Aún así, fue una gran victoria que les permitió sobrevivir durante bastante tiempo.
Fuentes:
http://www.elgrancapitan.org/portal/historia-militar/la-leyenda-de-von-lettow-y-los-askaris-16.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Paul_von_Lettow-Vorbeck
Imagen:
http://commons.wikimedia.org/wiki/Image:Askari.jpeg
Pongámonos en situación: 1914. Acaba de estallar la Primera Guerra Mundial. Mientras en Europa la batalla se prevé dura y equilibrada, en las colonias todo parece visto para sentencia. Los alemanes, que apenas disponen de unos pocos territorios en África y Oceanía, no tienen, parece, la más mínima posibilidad de resistir ante la inmensidad de las posesiones británicas, francesas, belgas y portuguesas. Como mucho, pueden intentar molestar a los ingleses un tiempo, para retener recursos en África, y evitar así que refuercen sus efectivos en Europa, pero no mucho más.
Al comenzar la guerra, prácticamente todas las posesiones alemanas cayeron bajo el control aliado excepto Tanzania, cuyo jefe militar era el coronel Paul von Lettow-Vorbeck. Éste disponía tan sólo de unos 200 oficiales alemanes, 1700 soldados alemanes y 2500 askari, guerreros nativos que formaban una excelente milicia.
Ante esta perspectiva, los británicos decidieron enviar una expedición desde la India, donde disponían de numerosas tropas, para que desembarcase cerca de la ciudad de Tanga y atacase a los alemanes. La dirigía el general Aitken, al mando de 8000 hombres, la mayoría indios, excepto algunos oficiales británicos. En teoría, una operación sencilla, pero fatalmente dirigida por Aitken, cuyas tropas, continuamente hostigadas por los askari, nunca supieron reaccionar adecuadamente. Se cuenta que, para colmo, los indios fueron atacados por abejas, como si la selva misma estuviera de parte de los alemanes, por lo que a veces a la batalla de Tanga se la conoce como la batalla de las abejas. Finalmente, las tropas del Imperio Británico tuvieron que reembarcar como pudieron, dejando atrás abundante material, que a von Lettow-Vorbeck le vino de maravilla para equipar a su ejército.
Hubo una anécdota caballeresca del final de esta batalla que merece ser recordada. Mientras las tropas británicas reembarcaban a toda prisa, von Lettow-Vorbeck se acercó con una bandera blanca para conversar con el general Aitken, y le ofreció un poco de brandy mientras discutía con él detalles de la batalla. Una manera de ver la guerra que sólo se entiende desde la mentalidad de aquella época.
Justo tras el desastre de Tanga, los británicos intentaron un ataque de caballería sobre el Kilimanjaro, creyendo que estaría desprotegido, pero fueron igualmente rechazados, perdiendo el triple de hombres que los alemanes. De este modo la campaña se calmó momentáneamente.
En 1915, los británicos y los belgas intentaron un ataque naval en el lago Tanganyika, pero fracasaron estrepitosamente. Los alemanes, ante la imposibilidad de imponerse a la flota británica en el Índico, habían desmontado un cañón de su buque de guerra SMS Königsberg, para armar al buque civil Graf von Götzen, que venció a sus rivales y quedó convertido así en el dueño del lago Tanganika. Nuevamente los aliados hacían el ridículo frente a unas tropas alemanas muy inferiores en número.
Ya en 1916, el general Smuts, al frente de 7000 indios y 13000 africanos y británicos, y apoyado también por los belgas, lanzó una operación desde todos los frentes que, en teoría, debía eliminar del mapa al pequeño ejército afro-alemán. También von Lettow-Vorbeck había reforzado sus tropas, pero estaba en demasiada inferioridad, así que practicó la guerra de guerrillas para no ser cazado mientras los británicos recorrían el territorio de Tanzania sufriendo enormemente por culpa de las enfermedades. Los alemanes incluso aprovechaban para refugiarse en Mozambique, débilmente defendido por los portugueses, y así despistar a los aliados.
Por fin, en 1917 se produce un encuentro entre ambos ejércitos: la batalla de Mahiwa, donde los británicos sufrieron enormes pérdidas, si bien las de los alemanes, pese a ser muy inferiores, eran importantes dado el reducido número de su ejército. Aún así, fue una gran victoria que les permitió sobrevivir durante bastante tiempo.
Fuentes:
http://www.elgrancapitan.org/portal/historia-militar/la-leyenda-de-von-lettow-y-los-askaris-16.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Paul_von_Lettow-Vorbeck
Imagen:
http://commons.wikimedia.org/wiki/Image:Askari.jpeg
3 comentarios:
Hola LeSix, vuelvo por estos lares, auqnue nunca dejé de leerlos del todo. No conocía la historia de Lettow-Vorbeck, pero me ha recordado a la del legendario Rommel. Se demuestra siempre que la gente espabilada sale adelante, y que quien hace de la necesidad virtud tiene mucho ganado.
Encantado de volver a leerte, Johnny ;)
Evidentemente tiene pararelismos con la gesta de Rommel, pero creo que esta campaña es aún más increíble y meritoria que la del zorro del desierto. Además, ambos generales fueron unos caballeros, admirados y respetados por sus rivales ingleses. Probablemente los dos generales más humanos y mejores de todo el ejército alemán en su historia.
Y no se en el caso de Lettow-Vorbeck, pero Rommel asesinado a sangre fría por Hitler (envenenado). Quizá la memoria me traiciona, pero leí hace muchos años un excelente libro titulado "Los tiburones del tercer Reich" donde también se relataba una buena estampa de Karl Donitz, almirante de la Marina alemana. Seguro que hubo gente humana entre el rebaño de animales que se juntó, lamentablemente su voz no llegó lejos si se escuchó muy alta.
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